Quizás te suene este programa: La Isla de las Tentaciones. Se trata de un reality show español que se empezó a emitir en 2020, y en el que sus protagonistas son parejas de hombres y mujeres jóvenes, de entre 18 y 30 años, aproximadamente.
El formato del programa está basado en otro programa estadounidense, llamado Temptation Island. Es un programa recomendado para mayores de 16 años, pero lo cierto es que muchos niños y adolescentes lo ven. De hecho, según datos del 2020 en una de sus emisiones el programa reunió a 3,9 millones espectadores frente al televisor, 54.000 de ellos niños.
Un vistazo más panorámico revela que la temporada de ese año fue seguida por una media de 84.000 menores de entre 4 y 12 años, el 28,6 % de los niños de esta edad. Son casi dos millones, sin embargo, los que habían visto algún momento del programa por esas fechas.
Pero, ¿qué mensajes lanza este tipo de programa y cuál puede ser su impacto en nuestros hijos? Hablamos de cinco actitudes tóxicas (muchas veces, asociadas a una idea distorsionada del amor) que reproducen sus participantes.
¿De qué va el reality 'La Isla de las Tentaciones'?
El formato de este reality show es el siguiente: separan a los concursantes, que son cinco parejas que supuestamente están en crisis o que quieren comprobar hasta qué punto pueden confiar en su pareja, en dos villas diferentes. Un es la villa de hombres y otra de mujeres, y en cada una conviven con diez chicas o diez chicos solteros (los llamados tentadores).
A lo largo del programa, los miembros de cada pareja son "puestos a prueba" de forma continua. Por un lado, deben resistirse a los encantos de los tentadores con los que conviven en el día a día y con quienes además, tienen citas.
Todo esto lo graban y lo emiten a la villa contraria, con el objetivo de que se generen conflictos y confrontaciones. Estos vídeos se emiten en la "hoguera", que es el momento en que cada villa se sienta y comenta lo que ve de sus parejas. También está la "hoguera de la confrontación", donde una pareja puede reencontrarse para hablar sobre lo ocurrido.
Al finalizar el programa, los concursantes deben decidir si quieren volver a casa con sus respectivas parejas, solos o con alguno de los tentadores.
Cinco actitudes de manipulación tóxicas que vemos en el programa
Como vemos, el formato del programa y su filosofía es el escenario "ideal" para que se produzcan conflictos entre los participantes.
Pero es que, además, en las diferentes emisiones del programa aparecen actitudes de manipulación mental que ven niños y adolescentes, y que tienen una influencia innegable en el significado y la construcción que ellos hacen del concepto del amor y las relaciones de pareja. Hemos seleccionado cinco de estas actitudes o conductas para analizarlas.
1. Luz de gas o gaslighting
Se trata de una forma de abuso psicológico y manipulación mental que tiene el objetivo siguiente: que la víctima dude de sí misma, de sus vivencias, de la realidad, de sus propias percepciones. Que piense que está "loca". Es decir, se pretende manipular la percepción de la realidad de otra persona, por ejemplo haciéndole dudar de su memoria, su percepción o su cordura.
Esto tiene como consecuencia la sensación de humillación a los propios sentimientos y emociones que surgen en situaciones conflictivas.
Para reproducir la luz de gas muchas veces los participantes presentan una realidad alternativa, intentando confundir a la víctima y dando por hecho que algo que no ha pasado sí ocurrió, o viceversa.
Una estrategia que pueden utilizar muchos manipuladores es mantenerse calmados en momentos en los que la víctima está con las emociones "a flor de piel", en su momento de debilidad para, en comparación, parecer neutros y razonables.
Así hacen que la otra parte se vea desquiciada y exagerada -ante los demás y ante sí misma-. Esto lo que hace es ayudar al manipulador a legitimar la visión de la víctima como "loca".
2. La ley del hielo
La ley del hielo se materializa cuando dos personas se enfadan, una de ellas entiende que la otra ha hecho mal algo y a través del silencio y de una conducta pasivo-agresiva, castiga a la otra persona. Pasa de ella olímpicamente, como si no existiera, aunque puedan convivir juntos. Esta ley de hielo es muy dañina para la víctima porque se invalidan sus sentimientos, puede sentir culpa y además, permanece confundida.
3. Generar culpa
Hacer sentir mal a la otra persona todo el rato y hacerle sentir que uno no tiene ninguna responsabilidad sobre el mal funcionamiento de la relación y que toda la culpa es de la otra persona, es otra forma de manipulación.
De hecho, el generar culpa al otro se produce muchas veces en el contexto de un gaslighting, aunque puede aparecer también de forma aislada.
4. Cosificación
Cosificar implica convertir en una cosa algo o alguien. Implica reducir a la mujer o al hombre (normalmente, a la mujer) a un cuerpo o un objeto, sin tener en cuenta (ni dar valor a) sus sentimientos, emociones, personalidad...
Un ejemplo de este tipo de manipulación, a través de una frase que dijo un concursante en el programa, es: "me da igual que le coma la oreja porque quien la disfruta soy soy". En esta frase se puede entrever cómo la pareja, más que una persona con quien compartir la vida, es un trofeo que se gana o se pierde, que se disfruta o no. Y eso es cosificar.
5. Reproducir el mito del amor romántico: dependencia, celos y sacrificio
Los concursantes también reproducen constantemente el modelo del (mito) del amor romántico, otra actitud que también podría considerarse de manipulación.
En este mito se esconden muchos ideales asociados a cómo tiene que ser el amor, como por ejemplo, el mito del príncipe azul o de la media naranja, que viene a decir que no podemos ser felices hasta que no encontremos a esa otra persona. O los celos asociados al amor, y la gestión de esos celos (a través del control).
Los concursantes también manifiestan la idea de que el amor implica no poder vivir sin el otro, eso es, el amor como sinónimo de necesidad ("no puedo vivir sin ti"). También se reproduce la visión de que el amor debe implicar grandes sacrificios y un gran gasto de energía, cuando en realidad, el amor sano no es así.
Prevenir estas conductas en nuestros hijos a través de la educación
Si te preocupan todos estos mensajes, los cuales tienen un claro impacto en la educación emocional que reciben los más jóvenes y en cómo construyen su idea del amor y las relaciones de pareja, es importante que puedas intervenir.
Es posible prevenir que tu hijo acabe normalizando o entendiendo como sanas este tipo de actitudes de manipulación o conductas; así, puede ayudarte:
- Supervisar qué tipo de programas y contenidos consume si no tiene la edad apropiada para verlos. Dialogar abiertamente sobre el tema con él o ella.
- Hablar abiertamente sobre las relaciones saludables: qué considera que son y qué no.
- Animarle a cuestionarse todo lo que ve (fomentando una visión crítica) y a seleccionar el tipo de contenido que realmente le aporta.
- Desgranar (y cuestionar) los ideales asociados al amor romántico.
- Identificar las creencias que tiene asociadas al amor y a las relaciones.
- Fomentar la confianza entre vosotros.