Las cuatro reglas de Jonathan Haidt, psicólogo de la Universidad de Nueva York, para una infancia sin móviles: "La única salida es a través de la acción colectiva"

Las cuatro reglas de Jonathan Haidt, psicólogo de la Universidad de Nueva York, para una infancia sin móviles: "La única salida es a través de la acción colectiva"
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Tener un móvil o smartphone es la norma hoy en día. Tanto, que muchos padres y madres han elegido dar uno a sus hijos o lo ven como algo habitual. Pero aunque es cierto que hay casos puntuales en los que sí puede ser necesario que nuestros hijos tengan uno, para ser utilizado principalmente como medio de comunicación, lo cierto es que su uso en niños y adolescentes ha tenido muchos efectos negativos.

Una de las personas que ha hablado en diversas ocasiones sobre ello es el prestigioso psicólogo Jonathan Haidt, autor del libro 'La generación ansiosa' y profesor de la Universidad de Nueva York.

Haidt ha señalado que, como padres y adultos responsables, debemos hacer lo posible por retrasar el uso de móviles en la infancia y primeros años de la adolescencia, y para ello nos proporciona cuatro reglas esenciales.

Sucede que, de acuerdo con Haidt, el principal problema de combatir esta tendencia por dar móviles a los niños es que solemos hacerlo de manera individual: "Cuando cada uno de nosotros actúa solo y trata de decir: 'No, no vas a tener un teléfono inteligente', nuestro hijo dice: 'Pero soy el único que no tiene uno. Estoy excluido'", explica.

Así, la solución que propone el experto es que todos los padres adoptemos cuatro reglas clave: "Dos de ellas necesitan del gobierno, dos no", dice Haidt. "Cuatro normas sencillas y si la mayoría de nosotros las ponemos en práctica resolveremos el problema".

1) No permitir teléfonos inteligentes antes de los 14 años

La primera regla de Haidt es una que ya ha señalado en ocasiones anteriores, y consiste en retrasar la edad en la que le damos un smartphone o teléfono inteligente a nuestros hijos.

"Déjenles tener un teléfono plegable, pero recuerden que un teléfono inteligente no es realmente un teléfono. Pueden hacer llamadas telefónicas con él, pero es un dispositivo multipropósito con el que el mundo puede llegar a sus hijos", señala.

2) No redes sociales antes de los 16 años

De las diversas cosas a las que pueden tener acceso niños y adolescentes con un teléfono inteligente, encontramos que las redes sociales no son solo una de las opciones más comunes: también son una de las que más consecuencias negativas tiene.

Diversos estudios han encontrado que que el uso de las redes sociales está ligado a diversos problemas relacionados con la salud mental en infancia y adolescencia, desde provocar inseguridad hasta aumentar los síntomas de ansiedad y otros trastornos mentales.

"Las redes sociales son totalmente inapropiadas para menores... así que nada de redes sociales hasta los 16 años", dijo Haidt, quien añade que el gobierno y las empresas de redes sociales pueden ir más allá al implementar controles de verificación de edad.

3) Escuelas sin móviles

La otra regla de Haidt que tiene que ver con el gobierno y otros sistemas, es el prohibir el uso de móviles en las escuelas, pues aunque hay colegios e institutos que restringen su uso, esto no siempre es suficiente.

"Lo que estamos viendo es que todos los maestros odian los teléfonos, los niños no pueden aprender cuando están en TikTok, con videojuegos y pornografía durante la clase", comparte el psicólogo.

4) Más juego libre

Finalmente, la cuarta regla que propone Haidt para una infancia libre de móviles es que como padres promovamos y facilitemos que nuestros hijos tengan mayores oportunidades de juego libre: "tenemos que devolverles a los niños una infancia emocionante".

Para ello, podemos optar por lo que ya había propuesto en otra ocasión Zach Rausch, científico investigador en la Stern School of Business de la Universidad de Nueva York y principal investigador del bestseller de Haidt: organizarse con otros padres.

Si promovemos más actividades al aire libre y ayudamos a que nuestros hijos tengan experiencias divertidas y emocionantes lejos de las pantallas, facilitamos que no sientan esa necesidad de tener uno. Pero si nos organizamos con otros padres, ya sea acordando tardes de juegos y salidas en grupo, así como retrasando el uso de móviles, lograrlo será mucho más fácil.

Foto de portada | Tima Miroshnichenko en Pexels

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