Trabajar desde casa tiene un montón de ventajas: te ahorras los desplazamientos, tienes mayor autonomía a la hora de organizar el trabajo, no tienes al jefe “en el cogote” y, según los casos, organizas tus horarios de la manera que mejor te convenga.
Una maravilla, ¿no? Pues ahora vamos a sumarle un detallito: uno o varios niños pequeños correteando por la casa, reclamando atención, peleándose... A algunas madres les resulta misión imposible y, para otras, es la opción ideal. Compartimos los mejores consejos de mamás que trabajan con bebés o niños pequeños en casa y también testimonios de aquellas que lo dejaron por imposible.
¿Es para mí?
Pues la respuesta sería: depende, sobre todo de tres cosas:
- De como sea tu trabajo: Si nos encargan el trabajo y simplemente tenemos que entregarlo en una fecha límite, contamos con la tranquilidad de poder organizar nuestro tiempo. Sin embargo, hay teletrabajos que simplemente consisten en estar delante del ordenador en casa con su horario, disponibilidad inmediata... En ese caso es mucho más difícil, ya que, por experiencia, si tu peque va a enfermar o ponerse imposible seguramente ocurrirá el día que más ocupada estés. Hay que tener en cuenta que hay días en los que solo podremos trabajar cuando los niños estén durmiendo. Aparte del horario, depende del nivel de concentración que requiera la tarea a realizar.
- De como seas tú: A mi eso de la “multitarea femenina” me parece un auténtico bulo. Hay mujeres (igual que hombres) que se apañan muy bien haciendo varias cosas a la vez y otras a las que le provoca un estrés enorme el dejar las tareas a medias, las continuas interrupciones, tardan tiempo en recuperar la concentración, le molestan los ruidos... Para trabajar en casa hace falta mucha capacidad de adaptación, flexibilidad mental y más paciencia que un santo.
- De como sea tu hijo: Hay niños que, desde bien pequeñitos, se entretienen solos con sus juguetillos o solo necesitan estar cerca de ti para estar tranquilos. Tener un hijo de carácter tranquilo, por supuesto, lo facilita todo. Otra cosa es cuando hablamos de niños más intensos: pueden ser muy demandantes, no les gusta jugar solos, les cuesta calmarse cuando se enfadan... Me refiero a ese tipo de peques que si ven que te pones a hablar dos minutos por teléfono se ponen a llorar, a pegar a su hermano o a hacer el pino puente con tal de que dejes de hacer lo que estás haciendo y le prestes atención exclusiva. Compaginar un trabajo con el cuidado de un niño intenso puede ser muy complicado.
Experiencias reales
Elena Gómez trabaja en gestión de proyectos de una ONG media jornada desde su casa y nos cuenta cómo se apaña con un niño pequeño en casa:
“Desde antes de quedarme embarazada tenía claro que quería pasar el máximo tiempo con bebé cuando naciera y es lo que he hecho, pero no ha sido un camino de rosas. Mi truco es la organización y también que he tenido la suerte de poder contar con ayuda: el domingo se plantean las comidas de toda la semana y tengo una persona que viene a hacer la limpieza a fondo un día a la semana, así que del tema limpieza paso. Hago lo mínimo y, siempre al final del día. Mi bebé tiene unos horarios bastante regulares, así que aprovecho para trabajar cuando duerme y, cuando está despierto, le propongo juegos e intento que, poco a poco aguante cada vez más entreteniéndose solo. Si algún día está penoso o se pone difícil, el trabajo se aparca y ya lo terminaré cuando se acueste. Me he dado cuenta que no compensa empecinarme en imponerle mi horario”.
Marcela nos cuenta que, para ella, lo más difícil fue que la gente se convenciera de que realmente estaba trabajando:
“Cuando te quedas en casa a cuidar de tu bebé, mucha gente se piensa que estás jugando a las casitas. Mis amigas me llamaban a cualquier hora y esperaban que tuviera tiempo de hablar, mi madre aparecía por casa a ver a la niña en cualquier momento... Para mí ha sido muy importante poner límites y hacer entender a mi entorno que estoy trabajando y mi trabajo tiene exactamente el mismo valor que el que se hace en una oficina. Las únicas interrupciones que permito son las de mi bebé: el resto tiene que esperar. Con mi madre acordé que viniera dos días a la semana en un horario concreto y así me organizaba el trabajo, con mi pareja que yo no podía dedicarme a las mil y una pequeñas gestiones del día a día en mi tiempo de trabajo, a mis amigas les comenté cuál era mi horario de trabajo y, si me llaman a esa hora no les cojo y les devuelvo la llamada más tarde”.
Nerea montó una empresa de compra-venta por internet cuando tuvo su segundo hijo y ha optado por una solución creativa para el cuidado del pequeño:
“A mi hijo mayor lo tuve que llevar a la guardería con cinco meses con todo el dolor de mi corazón y me prometí que con el segundo no me pasaría lo mismo. Entre un embarazo y otro decidí emprender y montar un negocio en casa de compra venta de productos para bebés. En un curso para emprendedores contacté con dos madres más que estaban en la misma situación que yo y hemos llegado al acuerdo de repartirnos el cuidado de los niños (tienen todos alrededor del año) tres mañanas a la semana. En épocas de mucho trabajo hemos recurrido a una cuidadora que se ha quedado con los tres niños y así nos sale más barato".
Tal vez por la crisis o tal vez porque la filosofía empresarial está cambiando, son muchos los que aprovechan estos tiempos de incertidumbre económica para emprender su propio negocio. Algunos de estos emprendedores son papás de bebés y niños pequeños y, para hacer frente a esta demanda, han surgido iniciativas novedosas como los espacios de coworking con zona de bebés (por ejemplo Cobaby, en Madrid) o los coworking que establecen acuerdos con guarderías cercanas a precios ventajosos como Valkiria, en Barcelona.
Tatiana es mamá de un niño de dos años y nos cuenta cómo tuvo que renunciar su deseo de a trabajar desde casa cuando se convirtió en madre:
“Soy diseñadora gráfica y llevo trabajando desde casa desde hace 15 años. Estuve currando hasta literalmente dos horas antes de dar a luz y mi idea (inocente de mí) era volver a trabajar en cuanto hubieran pasado las primeras semanas. Después, me encontré una realidad bien distinta. La demanda era continua, tenía que estar prácticamente todo el día con el bebé en brazos (o en la teta). Estaba agotada y con el cerebro hecho papilla. Al cabo de unos meses, volví a intentarlo. Mi hijo no consentía verme delante del ordenador (ni dibujos ni juguetes ni nada). He llegado a esconderme en el cuarto de baño a terminar una cosa urgente con él llorando y aporreando la puerta. Al final decidí que eso no era justo para ninguno de los dos y no he vuelto a trabajar hasta que ha empezado a ir a la guardería”.
Tips para trabajar en casa y no morir en el intento
- La casa es la casa y tu trabajo es tu trabajo: Con esa montaña de ropa mirándonos, esa desafiante pila de platos y esos juguetes por todas partes, es fácil que gran parte de nuestro tiempo de trabajo se nos vaya “quitando dos o tres cositas de enmedio”. Con los niños y el trabajo es suficiente, la casa tiene que pasar a segundo plano.
- Conócete: ¿A qué hora rindes más?, ¿qué tareas te cuestan más trabajo?, ¿qué te provoca estrés? Es necesario hacer autoanálisis para sacar el mayor partido al tiempo que tenemos para trabajar. Por ejemplo, reserva las tareas que requieran más concentración para cuando los niños estén durmiendo. Otras más ligeras como responder mails u organizar tareas seguramente sí podamos hacerlas mientras vigilamos a los niños.
- Planifica: ¿Conoces la técnica Pomodoro? Consiste en alternar períodos de concentración intensa de unos 25 minutos con descansos de cinco minutos. Por supuesto, las demandas del bebé no se van a adaptar a ese rígido esquema, pero la idea es aplicar** técnicas para mejorar el rendimiento** aprovechando al máximo el tiempo disponible.
- Sé flexible: Hacerse unas espectativas estrictas sobre lo que tienes que hacer solo llevará a la frustración porque, simplemente, muchos días no vas a llegar. Hay que tener la capacidad de dejar las cosas a medias y retomarlas después sin dramas, sin sentimientos de culpa ni hacia ti misma ni hacia los niños. Ellos no te molestan por gusto, es simplemente que no tienen los mismos intereses que tú.
- Pon límites: El problema que tienen todas las personas que trabajan desde casa, tengan hijos o no, es que la flexibilidad de los horarios hace que al final estés trabajando todo el día (aunque sea a ratitos) e incluso los fines de semana. Es importante para no colapsar reservar tiempo de descanso y desconexión.
- Prioriza: Ahora, más que nunca, hay que pensar: "¿me compensa o no?" antes de emprender cualquier actividad. Clientes a los que hay que perseguir para que nos paguen, proyectos que no nos aportan mucho... si tenemos la opción de elegir, también hay que tener la valentía de decir "No" a poyectos que no nos aportan mucho y nos restan tiempo para dedicar a los peques.
Antes de embarcarnos en la aventura de trabajar desde casa, hay que pensar si la cosa va con nosotras y planificarnos muy bien. Si la repuesta es "Sí", ¡adelante! Con estos consejos de mamás que trabajan en casa con bebés y niños pequeños lo tenemos un poco más fácil.
En Bebés y más La inspiradora foto de una artista que muestra que la maternidad no tiene por qué estar reñida con alcanzar tus sueños, 11 cosas que una mamá que se queda en casa necesita que sepas