Muchos de nuestros lectores mañana celebrarán con sus hijos la fiesta de Halloween, importada de Estados Unidos. Otros, el día uno, acudirán a los cementerios a rendir homenaje y recuerdo a sus difuntos. Nosotros estamos preparando otra fiesta, más antigua, que celebramos en mi casa cada año. Estamos preparando Samhain.
Los niños, como los mayores, la disfrutan mucho, les hace sentir emociones mágicas e imaginar tiempos antiquísimos. Fomenta el amor por la Naturaleza y la comprensión de lo unidos que estamos a nuestros antepasados y a las fuerzas misteriosas que nos rodean.
Samhain es una antiquísima celebración celta, que posiblemente unde sus raíces en el Neolítico y que han recuperado los cultos neopaganos. Se celebraba en el término medio entre el equinocio de otoño y el solsticio de invierno, siendo la fecha en la que todas las cosechas debían estar recogidas y comenzaba el invierno.
Los celtas consideraban dos estaciones en el año y este terminaba en Samhain, cuando todo moría y se ocultaba para pasar un letargo invernal.
En esta fecha se abrían las puertas que comunican el reino de los vivos con el de los muertos, y todos podían reencontrarse y recordar los sentimientos de cariño o unión familiar que compartieron. De hecho, todos los antepasados eran convocados y compartían, simbólicamente, una cena y una fiesta es ese fin de año.
En realidad, Halloween, es la derivación de lo que permanecía vivo de esta fiesta en los irlandeses que emigraros a Estados Unidos y ha ido cambiando. Incluso la fiesta de Todos los Santos cristiana se colocó en esta fecha para hacerla superponerse a las celebraciones del paganismo en retroceso.
En México se celebra de manera diferente, con verdaderos altares en los que se recuerda a los difuntos y una imaginería popular muy llamativa. Tengo una amiga de alli, lectora nuestra, que suele mandarme fotos y comentarios sobre su fiesta familiar y popular preciosos.
Se que hay familias a las que no les agrada Halloween, así que para ellos cuento la forma en la que celebramos nosotros Samhain, esta fecha de paso entre las estaciones y de contacto con el más allá.
Usamos calabazas, eso no hemos podido evitarlo, velas blancas por toda la casa, trapos negros en una especie de altar donde dejamos nueces y manzanas como regalo, adornamos las ventanas con candelas para guiar a los espíritus de los antepasados hasta nuestro hogar. Ponemos hojas secas como decoración en la casa y castañas.
Esa tarde solemos ir al campo, donde podamos encontrar grandes árboles que recuerden tiempos pasados, y nos acercamos a ellos con respeto, pensando en lo hermosa y sabia que es la Naturaleza que nos cuida.
Cocinamos una cena con productos de otoño: sopa de calabaza, nueces, carne de vaca, manzanas. Y por la noche cenamos con la luz de las velas con gran recogimiento y pensando en los que nos precedieron, tratando de sentirlos cerca de nosotros, cuidándonos.
Solemos decorar la casa con símbolos de la Triple Diosa y de Cerunnos, los dioses de los celtas y escribimos una sencilla oración de agradecimiento por estar vivos y de amor por los que ya no están entre nosotros. En un papel ponemos en palabras nuestros mejores deseos para el nuevo año y quemamos el papel con una vela, enterrando las cenizas en el jardín. A los niños ese momento les emociona.
Ponemos música, gaitas y sones celtas, pero también música clásica que nos hace sentir la fiesta más intensamente: la primera de Mahler, la Cabalgata de las Valquirias, la obertura de Tanhaüser, o la Noche en el Monte Pelado.
Mañana, mientras otros celebraréis Halloween y habrá quien se prepare para el Día de Todos los Santos, nosotros haremos Samhain, una fiesta antigua llena de simbolismo que también emociona a los niños. Me encantaría que nos contéis como celebráis vosotros la fiesta de mañana, pues se que en algunos lugares se hace con tradiciones que no conocemos y que seguro hacen disfrutar también a vuestros hijos.