A todos los padres nos emociona ver crecer a nuestros hijos. Es un orgullo comprobar cómo se van convirtiendo en personitas maduras e independientes, y cómo van cumpliendo poco a poco importantes hitos en su desarrollo.
Pero también es inevitable sentir nostalgia ante el paso del tiempo, y tener la sensación de que las hojas del calendario pasan demasiado deprisa. ¿Has deseado alguna vez tener el poder de detener el tiempo? ¿Has querido poder guardar en un frasco el aroma de tu peque para olerlo por siempre? ¿Cuando miras a tu niño, sientes que la etapa de bebé está llegando a su fin?
Cada etapa que van atravesando nuestros hijos es, sin duda, maravillosa. Pero personalmente me encuentro en un momento de nostalgia, pues con los tres años recién cumplidos de mi pequeño, empiezo a ser consciente de que ya no habrá más bebés en casa... y al pensarlo, el corazón se me hace un nudo.
Carta a mi "bebé"
"Te sostengo en mi regazo mientras soplas tus velas de cumpleaños. Tres años ya, y parece que fue ayer cuando llegaste a nuestras vidas.
Hundo mi cabeza en tus rizos alborotados y aspiro tu aroma a bebé. Sí, a bebé, porque aunque el calendario me diga que han pasado ya tres años desde tu llegada al mundo, te miro y sigo percibiendo ciertas reminiscencias del bebé que fuiste y que aún parece que se resisten a marchar.
Esas siestas sobre mi pecho con la respiración pausada y tu manita agarrando fuertemente la mía, como hacías cuando eras bebé y me atrapabas para que no me fuera... ¡Como si alejarme de tu lado hubiera estado alguna vez en mis pensamientos!
Esas carreras aún inestables por el jardín, en las que parece que vas a tropezar de un momento a otro... Pronto correrás y saltarás con la misma agilidad que tus hermanos, pero mientras tanto, déjame que saboree estas "últimas carreras con movimientos de bebé" con las que aún me deleitas.
Esa 'lengua de trapo' que no calla nunca y que aún emite alguna palabras ininteligible para mí... No pares de "chapurrear", pequeño, que aunque en ocasiones me sienta sobrepasada con tus innumerables "¿por qués?", se que algún día echaré de menos nuestras divertidísimas conversaciones.
Esas carcajadas de bebé que tanto me recuerdan a las que soltabas en tus inicios cuando alguno de tus hermanos te lanzaba la pelota para jugar... ¡No dejes nunca de reír con esa espontaneidad que te caracteriza, por muchos años que cumplas!
Esos abrazos que me pides cada vez que te enfadas, que tienes sueño, que te encuentras mal... Esos abrazos que me hacen sentir "poderosa", al ver que puedo calmar tu malestar en un instante, al igual que lo calmaban mis pechos cuando eras bebé.
Esos rizos dorados, esos ojos chispeantes y traviesos, esos mofletes redondos, esos pies y manos aún regordetas... son tantas, tantas cosas las que sigues conservando y aún me recuerdan a tu etapa de bebé, que me parece hasta mentira lo rápido que ha pasado el tiempo.
Soplas las velas de tu tarta tremendamente orgulloso, y a todos les dices que pronto empezarás el "cole de mayores". Quieres crecer, correr imparable, ver el mundo, descubrir... y yo me muero de ganas de que lo hagas, pero siento que vas demasiado deprisa y no hago más que preguntarme aquello de: "¿en qué momento creciste tanto, bebé?"
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