El pescado y el marisco aportan nutrientes importantes durante el embarazo, principalmente yodo y ácidos grasos omega-3, que contribuye al desarrollo del cerebro del bebé. No obstante, si estás embarazada debes evitar el consumo de ciertos pescados grandes por su alto contenido en mercurio, y nunca comer pescado crudo o poco cocinado.
En el caso del marisco, la recomendación es la misma. No tienes por qué privarte de unas buenas gambas o unos mejillones, pero si vas a comer marisco en algún momento de la gestación, es fundamental que la cocción sea cuidadosa.
Qué es el marisco
Primero, vamos a definir qué animales incluye. El marisco es cualquier animal marino invertebrado y, especialmente, el molusco o crustáceo comestible.
Este grupo incluye se incluyen normalmente los crustáceos (camarones, gamba, langostinos, coquinas, bogavante, cangrejos, percebes, etc.); moluscos (mejillones, ostras, berberechos, almejas, chipirones, pulpo, etc) y otros animales marinos tales como el erizo de mar.
El mercurio en pescados y mariscos
El mercurio es un contaminante medioambiental presente en el suelo, el aire y el agua, que se transforma naturalmente en metilmercurio (MeHg) y se acumula en los tejidos de pescados y mariscos. La principal fuente de exposición a la toxicidad del metilmercurio es a través del consumo de pescado y el marisco.
El metilmercurio puede atravesar fácilmente la placenta y la barrera hematoencefálica del bebé, afectando a su sistema nervioso central en desarrollo y pudiendo ocasionar daños cerebrales y dificultades de aprendizaje.
En cuanto al marisco, se pueden clasificar en aquellas especies de moluscos, mariscos y crustáceos con bajo contenido en mercurio: los berberechos, pulpo, calamar, pota, chipirones, choco/sepia/jibia, gambas, camarones, langosta, cigala, langostinos, navajas, mejillones, coquina, quisquilla, chirla/almeja, cangrejo y cañadilla.
Y en el resto de las especies no mencionadas, se considera que tienen un contenido medio. El consumo de pescados y mariscos con bajo contenido en metilmercurio no supone un riesgo, y el de contenido medio, puede consumirse, pero con moderación.
No comas marisco crudo
Las embarazadas pueden consumir marisco, pero nunca deben consumirlo crudo y/o ahumado, o que no esté bien cocinado, ya que puede contener sustancias tóxicas o bacterias como la listeria, perjudiciales para el desarrollo del bebé.
En el caso de moluscos cefalópodos como el pulpo, la sepia o el calamar, es muy importante que estén bien cocinados por el riesgo de anisakis, un parásito con forma de gusano que vive en el tubo digestivo de peces, cefalópodos y mamíferos marinos.
Recomendaciones para el consumo de marisco:
- Asegúrate de que el marisco que vas a consumir esté bien cocinado a altas temperaturas (más de 70º) y evita comerlos en sitios que no te garanticen confianza.
- Come marisco con moderación, de forma ocasional.
- Antes de consumirlos en casa, congélalos al menos tres días.
- No chupes las cabezas de las gambas y los langostinos debido a que concentran un alto contenido en cadmio, un metal capaz de provocar disfunción renal.
- La mejor manera de comer marisco es a la plancha o cocido.
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