Estamos de nuevo ante una semana de celebraciones, puesto que si os acabamos de anunciar el próximo comienzo de la Semana Mundial de la Inmunización, hoy celebramos el Día Internacional de la Tierra, y mañana haremos lo propio con el Día del Libro.
Este tipo de eventos sirven como recordatorio de acciones que deberíamos fomentar habitualmente, o como concienciación ante problemas sociales o sanitarios importantes (independientemente de las tasas de población que se vea afectada). Pero claro, de nada sirve si después del Día de la Tierra, salimos en familia de excursión y ensuciamos con los restos de comida; o si pudiendo ir un domingo en bici para que nuestros hijos mantengan contacto con la Naturaleza, preferimos la comodidad de nuestra casa; o si en clase les han hablado de ahorrar agua y en casa los padres nos dejamos el grifo abierto continuamente.
Porque una de las vías de aprendizaje más importantes para los niños es el modelado, es decir: estamos educando a los niños continuamente incluso cuando decimos nada, por eso nuestro ejemplo es tan importante. Pero ¿qué sienten los niños cuando nuestras buenas intenciones topan con impedimentos más poderosos?
¿Conocéis algún Planeta más hermoso que el nuestro? ¿sabéis de algún otro lugar en el Universo que albergue nuestra biodiversidad? ¿os explicáis por qué maltratamos de esa forma a la madre que nos cobija y nos alimenta?
Estas son las preguntas que todos (adultos y niños, ciudadanos de a pie y personalidades importantes, individuos y Gobiernos) nos tenemos que hacer en un día como hoy. Que muchas veces topamos con meras declaraciones de intención sin fondo, eso ya lo sé; que los intereses económicos se superponen a los de conservación, también; pero soy consciente, sobre todo, de que el camino que hemos escogido en relación con nuestro Planeta, quizás no sea el más adecuado.
Que sí, que hoy se hablará sobre inculcar el amor por las especies vegetales dejando que los niños cuiden el jardín de casa, y que resaltaremos la importancia de las ciudades verdes. Pero también hoy el Ártico se sigue descongelando, y las selvas se siguen deforestando, dejando sin casa a los animales salvajes que allí viven.
Y bueno, acercar a los niños a la Naturaleza (y por extensión a la diversidad de la Tierra aunque no nos sea alcanzable en toda su dimensión) es necesario, pero no sé que pensarán ellos de las generaciones que les preceden, cuando sepan en qué estado les dejamos la Tierra para cuando ellos crezcan.
Quien me conoce sabe que soy una persona optimista, pero no pierdo de vista que sin acción no hay cambios, ¿es que vamos a esperar a que nuestros hijos sean mayores para que ellos los asuman?
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