El servicio de reposición de piezas extraviadas de Educa es único en el mundo y asegura que ningún puzzle se quede incompleto. El Archivo de las piezas perdidas envía de forma gratuita unas 1.500 piezas cada mes a aficionados de todo el mundo. Y es que cualquier accidente doméstico causado por un bebé curioso, la manga traicionera de un jersey, una mascota hambrienta, una caja guardada incompleta, etc. asegura que conseguir el puzzle finalizado no sólo es tarea de paciencia y dedicación.
Por eso este servicio de Educa del Archivo de las Piezas Perdidas me parece de lo más atractivo, sencillo y funcional para todos los aficionados. La página en Internet de Educa ofrece este servicio para los puzzles a partir de 500 piezas de forma completamente gratuita. Cada puzzle se identifica con un número de registro, compuesto por la referencia del producto y el número de edición. Este dato se introduce en el formulario de solicitud juntamente con las coordenadas de las piezas que faltan, hasta un máximo de 16 piezas por puzzle.
Los responsables del Archivo de las Piezas Perdidas se ocupan de recibir las solicitudes, tramitar cada petición, buscar las piezas y enviarlas por correo sin coste alguno para el usuario en el mínimo plazo de tiempo. Es un servicio único en el mundo que se encuentra disponible para usuarios de todo el planeta.
Cada mes, se envían alrededor de 1.500 piezas perdidas a países de todo el mundo, desde Turquía a Argentina, pasando por Estados Unidos, Francia, Arabia Saudí o España. Desde la puesta en marcha del servicio, en 1996, se han tramitado casi 200.000 peticiones. Actualmente, el Archivo de las Piezas Perdidas cuenta con 1.122 referencias de puzzles, de los que se han impreso 7.846 ediciones distintas en total. En sus estanterías, un paraíso para el más apasionados por los puzzles, se acumulan más de 10 millones de piezas esperando a ser reclamadas para cumplir el sueño de todo buen aficionado: alcanzar la satisfacción de colocar la última pieza del rompecabezas.
Completar puzzles es una actividad que, en edades tempranas, ayuda al desarrollo del hemisferio derecho del cerebro, lo que complementa el uso de la mitad izquierda, la más usada por las personas diestras. Ejercitando el hemisferio derecho se aumentan, desde la niñez, capacidades como la motricidad, la lateralidad, la destreza, la creatividad, la socialización, el lenguaje, la afectividad y la autoestima.
En la infancia, montar un puzzle exige fijarse bien en la pieza escogida y ser capaz de analizarla para buscar otras similares o complementarias. Este es un trabajo que mejora la capacidad de observación, análisis, concentración y atención. Además, se entrena la memoria visual y la motricidad fina de los dedos a través de la manipulación de las piezas y de los movimientos de pinzado.
Los adultos también se benefician del hecho de armar puzzles. Es una de las mejores y más accesibles actividades para mantener la agilidad mental y ayuda a prevenir la pérdida de memoria, el Alzheimer y la demencia senil.
Más información | Educa, Puzzle Pasión