¿Pensáis que el destino de vuestro hijo sería el mismo si se llama Jonathan que Borja? ¿Qué tienen de diferente esos nombres? Pues que en nuestro entorno, un nombre se asocia a clases sociales bajas y otro a clases sociales altas, aunque esto no haya sido siempre así y por supuesto haya personas que se llamen con esos nombres en uno y otro estrato.
Cada país y cada época tiene sus propios nombres con sentidos connotativos, subjetivos, que los hacen adscribirse a uno u otro ámbito. O, lo que es lo mismo, nombres que suenan a ricos y nombres que suenan a pobres, entre otros prejuicios positivos o negativos.
Un estudio publicado en 2009 por Julia Kube, en la Universidad de Oldenburg (Alemania), que ofrecía una lista de nombres propios asociados a prejuicios negativos y otra relacionada con prejuicios positivos, sugiere que el nombre propio de un alumno influye en sus calificaciones escolares.
Eso sí, sólo si éste es un varón. Lógicamente, esta influencia sólo se percibe en la calificaciones basadas en el criterio del profesor, no en calificaciones objetivas.
Se entregó a 200 profesores distintos los mismo exámenes, excepto por una diferencia: o estaba firmado por un nombre de carga connotativa positiva o por un nombre de carga connotativa negativa. En Alemania, nombres como Kevin, Mandy o Cedric están ligados a estratos sociales inferiores; por el contrario, nombres como Maximilian, Jakob o Simon están ligados a estratos sociales superiores.
En los resultados se vio cómo los trabajos firmados por nombres como Maximiliam o Simon fueron mejor calificados que los firmados por Kevin o Mandy, a pesar de que el contenido del texto era idéntico.
Lo que sucede es que el profesorado no podía evitar que una parte automática, inconsciente de sí mismos aplicara cierto sesgo al examen.
Curiosamente, las diferencias de calificación sólo se observaron en los nombres masculinos, entre Kevin y Maximilian, por ejemplo, y no entre Celine y Charlotte, lo cual, según los investigadores, indica que los varones sufren más prejuicios porque se cree que tienen tendencia a ser más inquietos y romper más fácilmente las reglas.
Evidentemente, estudios como éstos no nos deben hacer revisar el listado de nombres que teníamos pensados para el bebé para que éste saque mejores notas en el futuro.
Estoy segura de que cualquier Jonathan, Kevin o cualquier Borja Mari que tenga detrás el respaldo de su familia y de su entorno, que sea animado a desarrollar su potencial y acompañado en sus necesidades para ello, no será peor estudiante que otro.
Vía | Genciencia Foto | sergis blog en Flickr-CC En Bebés y más | Todo lo que les puede dar papá, Nombres únicos para bebés, una tendencia en alza, Los bebés amamantados tienen más posibilidades de ir a la Universidad