Además del color de ojos, otra de las primeras cosas que miran los padres nada más nacer su hijo es el color de pelo del bebé. Es un aspecto físico del niño muy relacionado con el color de sus ojos y al igual que éste, es posible que cambie con el tiempo.
El color de pelo del bebé está únicamente determinado por los genes heredados del padre y de la madre. Es la herencia genética la que define, al momento de ser concebido, si el niño será rubio, moreno, castaño o pelirrojo.
Como decía antes, tanto el color como la cantidad y densidad de pelo pueden cambiar radicalmente durante los primeros meses de vida. Será recién alrededor del año y medio o los dos años cuando la cabellera del bebé adquiera su aspecto definitivo.
¿Por qué cambia el color de pelo del bebé?
Lo que sucede en el bebé es que se produce una muda fisiológica de pelo. El pelo prenatal con el que nace se cae en los primeros meses de vida y crece uno nuevo. En ocasiones el color con el que ha nacido es igual al del pelo nuevo, pero en otras el pelo nuevo es de otro color y por eso se dice que al bebé le ha cambiado el color de pelo. Lo que le ha cambiado es el pelo, que es de otro color.
Las células responsables de dar color al pelo son los melanocitos, productoras de melanina, las cuales también dan color a la piel y al iris de los ojos. Estas células son aún inmaduras en el bebé y a medida que el niño va creciendo las células van madurando y dando color al pelo. Es por eso que el pelo de los niños se oscurece con la edad.
El color del cabello vendrá definido por la herencia genética y depende de la presencia de dos tipos de melanina: las eumelaninas, responsables del pelo oscuro, negro, marrón, y las feomelaninas, del pelo rubio y del rojizo. La combinación de ambas da como resultado el color natural del cabello. Una mayor concentración de eumelanina dará al pelo un color más oscuro mientras que una menor concentración dará un color más claro.
Cuándo cambia el color de pelo del bebé
Como decíamos más arriba, el pelo con el que el bebé nace no es el definitivo. Éste se cae durante los primeros meses de vida. Se va cayendo a veces de forma imperceptible y en ocasiones a mechones, por zonas, siendo la parte que está expuesta a más fricción donde primero se cae. Alrededor de los seis meses empieza a crecer el pelo definitivo, aunque la densidad y el color pueden todavía variar. La velocidad de la muda es variable, puede durar meses o en ocasiones superar el año.
Es aproximadamente al año y medio cuando el color del pelo será lo más parecido al que tendrá hasta la pubertad, cuando se produce una nueva muda fisiológica, aunque seguramente se irá oscureciendo poco a poco durante la infancia
El bebé puede nacer con pelo oscuro, éste se cae y luego es reemplazado por el pelo definitivo, de color rubio. De hecho, es lo que le ha pasado a mi bebé. Ha nacido con muy poco pelo de color castaño que se ha ido cayendo y ahora, a punto de cumplir los seis meses, asoma un pelo fino y rubio, que será el definitivo pero seguramente se irá oscureciendo con la edad.
Las leyes de la genética y el color de pelo
Como en el caso del color de ojos, las leyes de la genética son las que mandan. Las leyes de Mendel, un conjunto de reglas basadas en la transmisión genética de padres a hijos, determinan a partir de la herencia genética el color de pelo que tendrá el bebé.
El pelo de color oscuro es dominante sobre el pelo claro. Es decir, el color de pelo es el resultado de una combinación de dos pares de genes (uno de cada padre). Por ejemplo: si papá tiene el pelo marrón (AA dominante) y mamá rubio (aa recesivo) lo más probable es que el bebé tenga el pelo marrón. Ésto suponiendo que ambos tienen una herencia pura de ambos padres, pues si hay un alelo rubio en el padre, es posible que el bebé lo herede y tenga el pelo rubio.
Se cree que también otro par de genes no-rojo/rojo determinado por la feomelanina influye en el color de pelo del bebé. En este caso, el color no-rojo es dominante y el rojo recesivo. Si el bebé tiene dos copias del alelo rojo será pelirrojo, una combinación muy rara.
La combinación de estos dos pares de genes da como resultado el color de pelo del ser humano en todas sus variantes. Eso explica que haya por ejemplo colores rubios y marrones de tan diversas tonalidades.
Como decíamos también en el caso del color de ojos, la genética es impredecible, así que aunque hagamos cálculos sobre el color de pelo que tendrá el bebé no será hasta después de los seis meses y más probablemente hacia el primer año de vida cuando podamos conocer su color definitivo, aunque probablemente luego se irá oscureciendo con los años.
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