En el momento de nacer, la cabeza del bebé es la parte más ancha del cuerpo (proporcionalmente), con un diámetro igual al del tórax. Conforme crece el niño, como es lógico, la cabeza lo hace a un menor ritmo (imaginadnos con unos cuantos años con la cabeza tan ancha como el tórax) y el resto del cuerpo avanza más rápidamente.
Por eso no es tarea fácil que la cabeza del bebé atraviese el canal del parto, aunque la naturaleza hace que sí sea posible. Con frecuencia la cabeza del bebé se deforma durante el nacimiento para poder pasar por la pelvis materna, y la vemos con una "forma extraña".
La forma de la cabeza
Normalmente esta forma es tirando a cónica, ligeramente puntiaguda. Si el cuello uterino no está lo suficientemente dilatado, el expulsivo se hace más difícil y la deformación puede ser más evidente. El cabello del recién nacido podría, no obstante, disimular esta forma alargada. Pero, ¿cómo es posible que la cabeza del bebé no tenga la misma forma redondita que en las ecografías?
De nuevo la sabia naturaleza nos ha dotado de un cráneo dividido en varias placas óseas. Al nacer, estos huesos no están soldados sino que están unidos entre sí por tejidos elásticos, fibrosos y fuertes, que dejan algunos "huecos" más o menos evidentes desde fuera, conocidos como las fontanelas.
El cráneo aún tiene que crecer (y en su interior el cerebro), de modo que esa "flexibilidad" que cambia la forma de la cabeza del bebé al nacimiento tiene su función más allá de que, efectivamente, pueda atravesar el canal del parto.
Dentro de la cabeza, el cerebro crecerá físicamente pero también se producirán múltiples transformaciones internas que aumentan la complejidad de las conexiones neuronales.
Evidentemente, la forma "extraña" de la cabeza del bebé solo la tendremos si este ha nacido vía vaginal, ya que en el caso de cesárea la cabeza no sufre ninguna presión.
Total, que entre la forma extraña de la cabeza, lo arrugaditos que nacen, su color no definido, los restos de vernix, de sangre, etc., el recién nacido se aleja bastante de la imagen idílica del bebé rechoncho de las películas. Pero pronto se parecerá mucho...
En definitiva, la forma de la cabeza del bebé en el nacimiento depende del modo en el que este haya llegado al mundo: si es a través de un parto vaginal, es habitual que no sea una cabeza redondeada. No obstante, en pocos días la cabeza del bebé va asumiendo su forma habitual, y ahí cada uno ya tendrá sus particularidades.
En Bebés y más | ¿Cómo puede esa cabeza pasar por el canal del parto?