Las 16 cosas que debes hacer para prevenir la muerte súbita del bebé
El Síndrome de la Muerte Súbita del Lactante (SMSL), también conocido como Muerte en la Cuna, es una de las incógnitas de la medicina que aún no ha sido del todo resuelta por una razón muy simple: no se tiene evidencia clara de cuál es la causa que la provoca.
Sin embargo, que no se sepa por qué hay bebés que mueren mientras duermen no quiere decir que no pueda hacerse nada para prevenirlo, porque a lo largo de los años, en cada una de las muertes, se han tomado todos los datos posibles sobre las costumbres de cada familia y gracias a eso, a día de hoy, conocemos muchos de los factores que ayudan a que suceda: las 16 cosas que debes hacer para prevenir la muerte súbita del bebé.
¿Cuál es el riesgo de muerte súbita de un bebé?
En realidad el riesgo es muy bajo si se tienen en cuenta las medidas adecuadas, cosa que no siempre sucede. En la actualidad se calcula que el SMSL afecta a 1 de cada 2.000 bebés, y sucede sobre todo entre la cuarta y la decimosexta semana (entre que el bebé cumple 1 mes y cumple los 4 meses).
Son bebés que han sido bien cuidados en sus casas, sin signos de enfermedad, cuyas autopsias no revelan la causa de la muerte (si son bebés con enfermedad que fallecen por ella, ya no hablamos de SMSL).
Es más frecuente en los meses que hace más frío, en bebés varones y en aquellos que pesaron poco al nacer, y se ha visto que los que tienen más riesgo son los bebés prematuros, los bebés de familias con antecedentes de muerte súbita, los hijos de madres fumadoras y los que son puestos a dormir boca abajo.
¿SMSL o asfixia?
No todos los bebés que mueren por la noche lo hacen por el SMSL. Algunos fallecen por asfixia, por quedar envueltos entre mantas, bajo un cojín o de alguna manera que no son capaces de respirar correctamente. La diferencia de la causa es obvia: uno muere porque no puede respirar y el otro por no se sabe bien por qué, aunque el resultado es el mismo y por eso las recomendaciones van dirigidas siempre a evitar ambos tipos de muerte.
¿De verdad no se sabe cuál puede ser la causa?
A ciencia cierta, no. Aunque ya hay algunos avances: en 2014 se encontró en una investigación con bebés fallecidos por muerte súbita que el 40% tenía una anomalía en su cerebro. Esta anomalía afectaba a su hipocampo, un área del cerebro que influye en funciones tales como la respiración, la frecuencia cardíaca y la temperatura corporal, a través de sus conexiones neurológicas con el tronco cerebral. La teoría dice que en situaciones en que el bebé pudiera tener alguna dificultad para respirar, el mecanismo que le ayudaría a hacerlo no funciona adecuadamente, llevándole a la muerte.
Esto, claro, podría explicar algunos de los casos, pero no todos. Así que luego están las hipótesis que aún están por demostrar, como problemas del corazón (algún tipo de malformación difícil de detectar) o algún gen mutado que participaría en el control de la frecuencia cardíaca y la respiración.
Las 16 cosas que debes hacer para prevenir la muerte súbita del bebé
Como no sabemos la causa, pero sí las situaciones que pueden dificultar la respiración a los bebés en las que se pone a prueba su "alarma", la que debe hacer que puedan seguir respirando, os contamos qué hay que hacer para evitar esas situaciones:
1. Llevar un control adecuado del embarazo
Se ha visto que en aquellos embarazos en que hay un menor control el riesgo de SMSL es mayor. El riesgo disminuye cuando el bebé no nace prematuro ni con bajo peso, y un buen control en el embarazo podría ayudar a evitarlo en algunos casos.
2. No fumar, beber alcohol ni consumir drogas durante el embarazo
Se ha visto que existe relación entre el consumo de estas sustancias durante el embarazo y el riesgo de muerte súbita del bebé que nace. Además, si una mujer fuma, bebe alcohol y consume drogas ya en el embarazo, el riesgo de que lo siga haciendo una vez el bebé nace es más que evidente, y aún multiplica más las probabilidades de SMSL.
3. Al nacer, tener al bebé piel con piel, pero con un adulto vigilando al bebé y a la madre
El método piel con piel, que en realidad no es más que poner al bebé, cuando nace, allí donde debe estar, en el pecho de su madre, es el mejor modo de evitar estrés en el bebé, de mantener un vínculo que no se rompe con la separación, de mantener la temperatura del bebé y de lograr una lactancia exitosa.
Sin embargo, desde que este método se lleva a cabo se han descrito algunos (pocos) casos de muerte del bebé en las primeras horas, estando en el pecho de su madre. Suele suceder cuando la madre está cansada del parto y se duerme, no pudiendo estar atenta a las señales de su bebé.
Por eso se recomienda que los bebés sigan estando en el pecho de sus madres al nacer, pero con un adulto que esté con ellos y no les deje solos.
4. Amamantar al bebé
Dar el pecho al bebé le protege de la muerte súbita. Se calcula que el riesgo disminuye entre un 50 y un 70%, aunque los motivos no están muy claros: puede ser la leche, puede ser que los bebés que toman pecho suelen comer menos y más a menudo, teniendo un patrón de sueño algo más superficial, puede ser que la madre está más cerca, puede ser "el envase", pues los bebés de pecho aprenden mejor a coordinar el proceso de succión, respiración y deglución (desarrollando mejor sus estructuras de deglución y respiración), y puede ser todo a la vez.
5. Poner al bebé a dormir boca arriba
Según los estudios actuales poner al bebé a dormir de lado es cinco o más veces más seguro que ponerlo a dormir boca abajo, y por eso en muchos hospitales lo recomiendan así. Sin embargo, dormir boca arriba es el doble de seguro que dormir de lado (y en consecuencia, diez veces más seguro que dormir boca abajo).
La cabeza debe quedar mirando hacia un lado para evitar peligros en caso de regurgitación y debe alternarse la posición para que no se produzcan deformidades (plagiocefalia).
Esto recomienda hacerse tanto por la noche como durante la siesta, ya que en ocasiones se recomienda que duerman boca abajo de día para alternar la posición en que la cabeza se apoya sobre el colchón. Sin embargo, es mejor no arriesgarse y evitar dicha presión en otros momentos del día: no abusar de la hamaca, del cochecito, ni de todas las superficies en las que se apoya por el día cuando está despierto.
Muchos padres ponen a sus hijos a dormir boca abajo porque así duermen mejor. Esto suele suceder en los casos en que al dormir boca arriba se asustan fácilmente con algún movimiento involuntario propio y se despiertan a menudo. En estos casos se aconseja envolver al bebé con un chal o mantita liviana, pero solo las extremidades superiores, como si fuera un gusanito en su capullo. Si esto le diera demasiado calor, entonces es mejor no hacerlo.
6. Que el colchón sea firme
Los colchones blandos posibilitan que el bebé quede más "envuelto" y haya más riesgo de sofocación. La sabanita bajera debe quedar tirante, sin arrugas.
7. No dejar que duerma demasiado tiempo en la sillita del coche
En los bebés pequeños que duermen en el coche, la cabeza tiende a caer hacia adelante, tocando el mentón con el tórax, y no tienen fuerza suficiente para respirar adecuadamente. En esta situación hay riesgo de que suceda lo que conocemos como asfixia postural.
8. No dar cereales antes de la siesta ni antes de dormir
Cuando los bebés comen cereales el alimento es más espeso y, si se lo comen bien, en muchos casos produce en los niños un sueño más profundo del que es normal para un bebé promedio. No sucede siempre, y hay bebés que incluso duermen peor por ser una digestión más pesada, pero si el bebé es de esos a los que los cereales les hace dormir de manera más profunda, el riesgo de SMSL aumenta, precisamente por eso, porque un bebé tiene que tener un sueño más ligero que no ponga en riesgo su salud (cuanto más profundo duerme una persona, mayor el riesgo de problemas respiratorios porque más difícil es recobrar la respiración en caso de problemas... por eso las personas mayores duermen de manera natural menos horas y tienen un sueño menos profundo que cuando eran jóvenes).
9. No utilizar los métodos "antivuelco"
Un bebé que duerme boca arriba no puede ponerse boca abajo por sí solo, así que los métodos antivuelco son innecesarios. Además, se han relacionado con 12 casos de muerte infantil y la FDA emitió un comunicado avisando de ello en 2010.
10. No utilizar protectores, peluches, cojines ni mantas en la cuna
De igual modo, la cuna debe ser lo más espartana posible. Los protectores aumentan el peligro de asfixia del bebé y de atrapamiento. Los peluches son peligrosos por el riesgo de asfixia y los cojines y mantas tienen el mismo problema: son blandos, se pueden mover de sitio y pueden acabar encima de la cabeza del bebé.
Lo ideal es que el bebé duerma solo con el pijama, sin taparse, teniendo una temperatura de la habitación agradable. Si esto no es posible, si solo con el pijama podría tener demasiado frío, se puede usar un saco de dormir que le tape el cuerpo pero nunca la cabeza (y en que el bebé no pueda deslizarse hacia abajo, hacia adentro) o ropa de cama puesta muy abajo, de modo que el bebé duerma a los pies de la cuna, con la cantidad de ropa de cama suficiente para taparle solo el cuerpo (a medida que crece el bebé, ponemos la sábana, manta o edredón más arriba, hacia el cabezal, adaptándonos al tamaño de su cuerpo).
11. Evitar que el bebé pase demasiado calor
Es más habitual que pasen calor que frío, porque el miedo a que pasen frío nos lleva a abrigarles, a veces demasiado. Si les tapamos demasiado pueden llegar a respirar de manera más profunda, agotarse en el esfuerzo y sufrir un golpe de calor.
12. No dormir con el bebé en el sofá
Dormir con el bebé en el sofá aumenta exponencialmente el riesgo de muerte súbita del bebé, tanto como que lo aumenta en cerca de 18 veces (podríamos decir que si en condiciones normales el riesgo de SMSL es de 1 por cada 2000 niños, dormir con el bebé en el sofá hace que el riesgo sea de 1 por cada 111 niños).
13. Darle un chupete para que duerma con él
En el caso de los niños amamantados es menos relevante, porque suelen ir cogiendo el pecho por la noche, pero en los que toman biberón sí. El chupete se ha visto protector del SMSL porque el bebé parece no dormir tan profundamente con él, al ir haciendo succión cada cierto tiempo. Falta saber con certeza en qué casos protege mejor y en qué casos no, porque hay estudios que relacionan este beneficio solo al colecho (si duerme con los padres y tiene chupete).
Cuando el bebé sea amamantado debe evitarse darle chupete en el primer mes de vida, pues podría ocasionar confusión en la manera de succionar y en consecuencia problemas con la lactancia.
14. No fumar cerca del bebé, ni dormir con él si se fuma
El tabaco, cuando una persona fumadora duerme con el bebé, aumenta hasta en 9 veces el riesgo de muerte súbita, que también es muchísimo. Esto sucede hasta los 3 meses de vida, ya que a partir de entonces el riesgo es mucho menor. Fumar cerca de él, o en lugares donde luego estará el bebé (fumar cuando no está en el comedor, por ejemplo), también aumenta el riesgo de SMSL, además del riesgo de infecciones respiratorias.
15. Dormir con el bebé en la misma habitación
Poner a dormir al bebé fuera de la habitación de los padres aumenta el riesgo de muerte súbita hasta los seis meses de vida y por eso se recomienda no hacerlo. El bebé debería dormir en la habitación de los padres, ya sea en una cuna o moisés, ya sea en una cuna colecho, porque beneficia al patrón respiratorio y cardíaco del bebé. Puede ser también en la misma cama de los padres, tal y como sugiere UNICEF, siempre y cuando se lleven a cabo todas las medidas necesarias para llevar a cabo un colecho seguro.
A partir de los 3 meses, de hecho, se recomienda incluso compartir el lecho de los padres (puede seguir en la cuna colecho), porque el riesgo de muerte súbita de los bebés de más de 3 meses que están junto a sus padres es 10 veces menor que los que duermen separados.
16. Evitar los productos e inventos que prometen reducir el riesgo de muerte súbita
Venden colchones, cojines, posicionadores y artefactos varios (como monitores de respiración) para prevenir el riesgo de muerte súbita cuya eficacia no está probada y que pueden ofrecer a los padres una falsa sensación de seguridad, algo así como "ahora que le he comprado esto, el riesgo es mínimo". Ante el riesgo de obviar el resto de medidas, lo recomendable es no hacer experimentos con dichos productos y seguir los consejos previos.
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