La dermatitis atópica es una de las enfermedades más frecuentes de la piel en la infancia, afectando a más de un diez por ciento de los niños, así que es probable que tengáis a alguien cercano con este problema.
Es una enfermedad crónica, con épocas mejores y peores. Y es ahora, en invierno, cuando hace frío, cuando suelen consultar cómo cuidar la piel atópica de los niños. ¿A qué se debe este problema de la piel? ¿Qué podemos hacer para prevenirlo? Empecemos por el principio…
¿Qué es la dermatitis atópica?
La dermatitis atópica es una enfermedad de la piel que afecta con mucha frecuencia a los niños (aunque también la padecen algunos adultos).
La piel tiene una función de barrera y en estos pacientes está alterada; la piel de estos niños es “diferente”, más seca, y a veces tienen placas de enrojecimiento y picor. Es una enfermedad crónica que cursa con brotes (épocas de empeoramiento).
¿Por qué aparecen los brotes?
Ya hemos comentado que la piel de los niños atópicos es “especial” y por ello es más sensible ante determinadas agresiones. Así la temperatura, la humedad o la contaminación ambiental pueden influir en la evolución de la enfermedad. También pueden aparecer brotes con las infecciones o en épocas de estrés.
¿Por qué los atópicos están peor en invierno?
Quien tenga niños atópicos sabrá que en verano mejoran notablemente, especialmente si van a la playa y se bañan, y en cambio en invierno tienen brotes con mayor frecuencia. Este empeoramiento se debe fundamentalmente a dos factores: menor humedad y temperaturas más bajas.
Menor humedad en invierno
Aunque el invierno no parezca una estación seca (y probablemente en el exterior no lo sea), pasamos muchas horas en el interior con las calefacciones a altas temperaturas lo que hace que disminuya la humedad ambiental y se favorezca la sudoración; todo esto contribuye a resecar la piel.
Bajas temperaturas
Por otro lado, se sabe que independientemente de la humedad relativa, el frío reseca mucho la piel, ya que se disminuye la producción de grasa protectora. y además, el picor se percibe más cuando bajan las temperaturas
Cambios bruscos de temperatura
Por último, los cambios de temperatura tampoco ayudan. En invierno es habitual pasar del calorcito de casa o el aula al frío de la calle. Estos cambios podrían incrementar el picor y favorecer o empeorar el eccema.
¿Cómo cuidar la piel de los niños atópicos en invierno?
Como hemos comentado que el empeoramiento en invierno se debe fundamentalmente a las bajas temperaturas y la disminución de la humedad, vamos a "atacar" estos dos aspectos.
No podemos controlar la temperatura que hace fuera pero sí podemos modificar la de dentro de casa. Evitar las calefacciones a altas temperaturas, una temperatura agradable en torno a 18-20º es preferible.
Si el ambiente está muy seco puede ser útil colocar un humidificador.
Evitar la sudoración, pues como hemos comentado previamente reseca la piel. Para ello debemos evitar el sobre abrigamiento; deben ir calentitos pero no en exceso.
Muchas veces en invierno usamos diferentes tejidos "más calentitos" (lana, tejidos sintéticos) que pueden empeorar las lesiones de dermatitis. Lo ideal es que la ropa en contacto con la piel sea de un tejido natural como el algodón.
Y, por supuesto, mantener las recomendaciones generales para el cuidado de la piel atópica:
Hidratar la piel con crema específica para pieles atópicas (emoliente) dos veces al día e inmediatamente tras el baño.
El baño puede ser diario, preferiblemente corto, con agua templada y jabón sin detergente (syndet).
Evitar suavizantes o productos con demasiado perfume.
Y, si aparecen lesiones de eccema (áreas enrojecidas, con descamación y picor), consultar al pediatra o dermatólogo para su tratamiento.