¿Cómo evitar que el bebé acabe con anemia?
Muchos bebés de hoy en día tienen anemia. De hecho, puede decirse que muchos bebés a lo largo de la historia han tenido anemia, pero ahora lo sabemos porque es una condición que preocupa más a los padres y a los profesionales, y por eso se tiene especial atención a la hora de detectarlo y tratarlo.
La anemia más frecuente en los bebés es la ferropénica, que es la que aparece como consecuencia de una carencia: el bebé consume pocos alimentos ricos en hierro. Y es importante detectarla porque puede afectar tanto a nivel de apetito, como de crecimiento, comportamiento e incluso desarrollo. Por eso puede ser importante ser conscientes de lo que hoy os comentamos: cómo evitar que el bebé acabe con anemia.
¿Por qué es importante el hierro?
A partir de los seis meses, cuando se inicia la alimentación complementaria se hace especial hincapié en esta recomendación: que en cada comida haya algún alimento rico en hierro.
La razón de dar este consejo es triple:
- Un bebé que solo toma leche materna o artificial podrá crecer y engordar adecuadamente, aunque podrá tener carencias de hierro y zinc si a partir de los 6 meses no empieza a consumir alimentos ricos en hierro (el zinc preocupa menos).
- El hierro es importante para el organismo porque es necesario para la creación de la hemoglobina, encargada de transportar oxígeno a los tejidos.
- Los bebés tienen reservas de hierro desde el nacimiento, pero dependiendo de lo rápido que se corta el cordón al nacer, de las semanas de gestación y del peso al nacer, pueden durar apenas seis meses, o ser suficientes incluso por varios meses más.
Síntomas de anemia
Uno de los mayores problemas con la anemia es que a menudo es difícil detectarla porque no partes de una base para comparar. La anemia no llega de un día para otro, y por eso los padres no pueden decir que "ayer estaba estupendo y hoy lo veo mal", pues es algo progresivo que coincide además con muchos otros cambios del bebé. Si por ejemplo el bebé empieza a tener anemia a los 7-8 meses y va en aumento, será un bebé con poco apetito, relativamente irritable, y con menos energía de la que tendría en caso de no tener anemia. ¿Pero no son todos los bebés diferentes, y muchos relativamente irritables y de poco comer?
Dicho de otro modo, los síntomas de anemia se suelen ver después de solucionar la anemia, cuando el niño de repente tiene más energía, más apetito y está en general más "vivo". Es ahí cuando los padres dicen "ostras, pues sí que le afectaba la anemia" (os lo digo yo, que lo sufrí en mis propias carnes).
Y es que una anemia afecta al crecimiento, afecta al apetito, a la palidez de la piel, y puede llegar a afectar al desarrollo intelectual y psicomotor.
¿Qué alimentos debemos incluir cuanto antes?
Así, para prevenir que el bebé acabe sufriendo anemia ferropénica, lo que tenemos que hacer es ofrecer desde el principio aquellos alimentos que contengan más hierro. De este modo, aunque coma poco en cada sentada, varios pocos ayudarán a obtener una cantidad adecuada de hierro en el día a día.
Y esto considerando, claro, que en las primeras semanas los bebés apenas comen. Es decir, ya se da por sentado que un bebé amamantado no se va a comer el primer día que empieza con la alimentación complementaria medio filete de pollo, pero si come un cachito en algún momento, y poco a poco, día a día, va cogiendo confianza y destreza con los alimentos, será más fácil que a los 8-9 meses esté comiendo ya diversos de esos alimentos ricos en hierro.
El hierro está en muchos alimentos de origen animal (hierro hemo) y en muchos de origen vegetal (hierro no hemo). El hierro que mejor se absorbe es el hierro hemo, que es el que podemos encontrar en la carne, el pescado y la yema del huevo.
El no hemo, que es el que contienen las legumbres, las hortalizas de hoja oscura y los cereales, se absorbe peor, y por eso se aconseja acompañar su ingesta de alimentos ricos en vitamina C, como naranjas o brócoli (y suplementar si el bebé no va a consumir alimentos animales).
Tratando la anemia con un suplemento
El mejor modo de saber si un bebé tiene anemia es mediante una analítica de sangre, aunque solo suele hacerse cuando se tiene una sospecha evidente de que el bebé pueda estar anémico.
En algunos casos, cuando se puede creer que no tiene anemia, pero que de seguir así la tendrá (un bebé de unos 8-9 meses que prácticamente no coma nada que no sea leche), muchos pediatras recetan un suplemento de hierro en dosis preventivas; algo así como dar en gotas el hierro que ese día debería entrar a través de los alimentos, hasta el día en que el bebé ya coma más y mejor.
Dicho suplemento es también el que se utiliza cuando la anemia está constatada, solo que la dosis es mayor porque no solo tiene que aportarse el hierro de cada día, sino recuperar los niveles de hierro del bebé, que están por debajo de lo considerado adecuado.
¿Hasta cuándo con el suplemento?
No hay una respuesta clara, porque todo depende del grado de anemia del bebé, y de cómo evolucione en lo que a alimentación se refiere.
Si con el suplemento se observa que los niveles de hierro son adecuados, pero el bebé sigue sin comer bien, la anemia volverá. Si en cambio, además de solventar el déficit, el bebé come cada vez mejor y más variado, es menos probable que tenga que volver a tomar un suplemento de hierro.
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