Ya hemos comprobado que existen una serie de factores de riesgo prenatales y perinatales que pueden comprometer el correcto desarrollo de nuestro hijo.
Hoy veremos que también puede haber situaciones que tras el parto puedan influir en dicho desarrollo; son los llamados factores de riesgo postnatales. Éstos pueden ser de tipo ambiental o biológicos.
Pasemos a ver detenidamente cada uno de estos factores que se dan tras el nacimiento del bebé.
Factores de tipo ambiental
Entre los factores de riesgo ambiental nos encontramos aquellos casos donde la calidad del apego entre padres e hijos. Éste es un factor muy importante ya que la relacíón más importante en la vida de un niño es aquella que tiene con sus padres (en especial con la madre).
El estatus socioeconómico de la familia también es algo que puede repercutir en la evolución del niño, ya que tienen más posibilidades de generar algún tipo de enfermedad cardíaca o alguna enfermedad mental y/o física. Se cree que es debido al estrés y a las carencias que puden provenir de este tipo de situación.
También nos encontramos dentro de los factores de riesgo ambiental la adecuación de la red de apoyo familiar, especialmente en aquellos casos de embarazos adolescentes ya que, a pesar de llegar a ser madres maravillosas, necesitan un gran apoyo familiar y social para cuidar de sus pequeños, tanto a nivel económico como a nivel emocional.
Factores de tipo biológicos
Podemos encontrarnos con factores de tipo biológico que afectan a su crecimiento. Bien sea por su prematuridad al nacer o por tener algún tipo de discapacidad, pueden existir problemas a la hora de tener una nutrición adecuada.
Podemos observar falta de crecimiento en niños que, por distintos motivos, no llegan a alcanzar el peso o la talla esperada para su edad cronológica. Podemos diferenciar dos tipos de interrupción: la orgánica (es decir, aquella que se puede identificar por una razón de tipo médico, como pueden ser la poca coordinación de los órganos encargados de llevar a cabo la deglución, es decir: labios, lengua..., o el reflujo gastroesofágico) o no orgánica (donde nos podemos encontrar con la deprivación materna y/o el abandono ambiental).
Las crisis convulsivas son otro tipo de factores de tipo biológico que pueden afectar al correcto desarrollo del niño. Dichas crisis son contracciones musculares que se suceden como consecuencia de descargas eléctricas anormales en las neuronas cerebrales. El origen de las convulsiones es muy variada, siendo la epilepsia la más frecuente.
Dentro de las convulsiones que se pueden dar en el niño, podemos diferenciar:
- Crisis de ausencia: también llamada petit mal, ya que no se acompaña de ningún tipo de convulsión. Ocurre de forma repentina y origina una pérdida de conciencia en el niño de entre unos 5 y 15 segundos. Puede acompañarse de movimientos de los párpados o músculos de la cara, dilatación de pupilas y cambio del color de la cara.
- Crisis tónico-clónicas: las crisis generalizadas se producen en un 4%-10% de todos los casos de epilepsia, llegando a durar esta crisis varios minutos. En primer lugar se da una pérdida de conciencia y rigidez de todo el cuerpo (fase tónica); seguidamente se da una fase donde existen movimientos del cuerpo en forma de sacudidas rítmicas (fase clónica) para terminar en un profundo sueño.
- Convulsiones febriles: este tipo de convulsiones suelen estar asociadas con enfermedades respiratorias de fiebre alta, infecciones del oído, gripe y la vacuna contra tétano-difteria-tos ferina.
- Crisis neonatales: en los recién nacidos, estas crisis suelen ser espasmos que se limitan a un único brazo o pierna, sacudida rápida en un grupo de músculos o una desviación tónica del tronco o de los ojos, de modo que no resultan fáciles de diagnosticar.
- Espasmos infantiles: a este tipo de convulsiones también se les conoce como Síndrome de West. En él se dan una serie de movimientos rápidos de extensión y flexión en los que el cuerpo repetidamente se desplaza hacia delante y pueden producirse en intervalos de 10 minutos.
Otras enfermedades graves como la meningitis, las lesiones por accidentes y daño (por ejemplo, la afasia infantil ) o lesiones no accidentales (como el abuso o maltrato infantil) son también factores de riesgo que se pueden dar después del embarazo.
Conclusión
Hemos visto durante estos días algunos de los principales factores riesgos prenatales, perinatales y postnatales a los que están expuestos los niños para llevar a cabo un correcto desarrollo. Principalmente estas dificultades se centran en los problemas que se derivan de la condición de riesgo biológico más conocida: la prematuridad.
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