El cuidado de la piel de los niños en verano es una rutina que no debemos olvidar. Las actividades al aire libre hace que pasen muchas horas expuestos a los rayos del sol, tanto si vamos al sol como a la montaña o nos quedamos en la ciudad, y es necesario evitar daños solares en la delicada piel de nuestros pequeños.
Recordemos que la piel tiene memoria, así que protegerlos durante la infancia es imprescindible si queremos evitar problemas a largo plazo como enfermedades o incluso un cáncer de piel a futuro. Te contamos todo lo que debes saber sobre los fotoprotectores en niños para protegerlos del sol con total seguridad.
Tipos de fotoprotección
Filtros químicos u orgánicos
Lo primero que debemos saber es que hay diferentes tipos de fotoprotectores. Hay cremas con filtros químicos u orgánicos. Son sustancias que aplicadas en la piel absorben los fotones de la luz solar, a través de reacciones fotoquímicas, y los modifica para que no perjudique la piel.
Es importante conocer que necesitan unos 30 minutos para hacer efecto, por lo que hay que aplicarlo con la suficiente antelación antes de exponerse al sol. Dado que son absorbidos por la piel, tienen más riesgo de alergia, por lo que su uso está restringido en los niños. Las sustancias más utilizadas son el PABA y sus derivados.
Filtros físicos o minerales
Por otro lado, están las cremas con filtros físicos o minerales, inorgánicos que son las recomendadas para los niños. Son sustancias inertes que aplicadas en la piel reflejan la luz solar como un espejo y que, a diferencia de los anteriores, no absorben la radiación.
Son mucho más efectivas en cuanto a la protección porque protegen todo el espectro solar y tienen menos riesgo de alergia, pero son menos cosméticas, al dejar una fina capa blanquecina sobre la piel, aún así, cada vez tienen una textura más similar y fácil de extender.
Esto también puede suponer una ventaja, ya que al dejar marca sabemos exactamente dónde hemos aplicado el protector, sin que queden zonas desprotegidas. Por estas razones están especialmente indicados en niños. Son sustancias impermeables a la radiación solar y en raras ocasiones producen reacciones alérgicas.
¿A partir de qué edad utilizarlos?
Una de las dudas más habituales es si los niños menores de seis meses pueden usar crema solar. Lo lógico es evitar exponer al bebé directamente a los rayos del sol pues su delicada piel corre mayor riesgo de quemaduras. Hay otras maneras de protegerlo del sol, con gorras, ropa, manteniéndolo a la sombra y evitando las horas centrales del día. Aún así, si va a estar expuesto al sol en algún momento del día, debes tener en cuenta que:
Si la crema es de filtro químico, no es recomendable, porque hablamos de elementos químicos que la piel del bebé absorberá pudiendo producir alergias e irritaciones.
En cambio, si la crema es de filtro físico, estamos hablando de unos componentes diferentes, que no se absorben y que, por lo tanto, producen muchas menos reacciones en la piel. Estas sí pueden ponerse a los bebés menores de seis meses sólo si lo consideramos necesario.
¿Qué factor de protección usar?
Para elegir un tipo de fotoprotector hay que tener en cuenta una serie de factores como a quién va dirigido y el fototipo, que viene determinado por las características de la pigmentación de la piel, los ojos, el cabello, y la capacidad para adquirir un bronceado.
De él depende la sensibilidad de las personas a la radiación ultravioleta y formación de eritema solar (enrojecimiento). En la población existen diferentes fototipos individuales de cada persona, lo que hace que no seamos iguales frente al sol.
En el caso de los niños debe utilizarse una protección muy alta SPF 50+ para niños de 0 a 5 años, y de filtro físico. Entre los 6 y 10 años de edad siempre alta (SPF30) o muy alta (SPF 50+).
¿Cómo aplicar la crema solar?
Antes de aplicar la crema en todo el cuerpo, hay que probarla en una zona pequeña de la piel del niño por si algún componente pudiera causarle alguna irritación o reacción alérgica.
Una vez que comprobamos que es segura, aplicar una buena cantidad de crema 30 minutos antes de la exposición al sol de forma homogénea y bien repartida, y reforzar cada dos o tres horas, ya que aunque hay cremas resistentes al agua, es preferible repetir la aplicación.
Aplicar en todo el cuerpo, especialmente en zonas que solemos olvidar como la nariz, los pabellones auriculares, los hombros, los empeines, el cuero cabelludo y en la parte posterior de rodillas y piernas.
¿Cuál elegir?
No ser sensibilizantes y ser estables a la luz, aire, humedad y calor. Deben ser resistentes a la arena, al sudor y al agua (especialmente importante en el caso de los niños). Deben ser productos hipoalérgicos que garanticen una máxima tolerancia, incluso en las pieles más sensibles, y contener filtros que cubran la mayor parte del espectro solar, fundamentalmente UVB y UVA, además de indicar los índices o la capacidad del producto para proteger la piel frente a ambas radiaciones.
En cualquier caso, tengamos en cuenta la recomendación de que estos productos no contengan PABA (ácido paraaminobenzoico), una sustancia que puede provocar reacciones alérgicas de la piel. La sobredosis de esta sustancia (que está presente en dosis muy bajas en determinados alimentos, especialmente carnes y cereales) podría causar hipoglucemia, urticaria, problemas intestinales e incluso toxicidad hepática, especialmente en lactantes.
En cuanto a formato, las hay en crema, loción, leche, aceite y hasta en formato spray, este último muy práctico para la playa, para que puedas elegir la que más te conviene.
¿Se pueden utilizar cremas solares del año anterior?
No es conveniente, ya que pasado un año no está garantizada la capacidad de protección y estabilidad del producto. El factor de protección real de la crema, meses después podría no corresponder al indicado en el envase, con un mayor riesgo para la piel.
Fotos | iStockphoto y Pixabay (Mojca JJ)
En Bebés y más | Verano con niños: protegerles del sol, Vídeo: ¿Realmente protegemos a los niños del sol?