Según la RAE "el temperamento es el carácter, manera de ser o de reaccionar de las personas". Cada uno de nosotros tenemos uno que es bastante estable a lo largo de nuestra vida. De hecho, nuestro carácter durante la infancia puede servir de base de nuestra personalidad 20 años más tarde.
Así lo asegura un reciente estudio del Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos, que resalta la naturaleza duradera del carácter en la infancia y aporta formas de identificar quienes corren mayor riesgo de desarrollar ansiedad y depresión en la edad adulta.
Un niño inhibido será un adulto introvertido
Hablan los expertos de que existe un tipo de temperamento, llamado inhibición de la conducta, que se caracteriza por un comportamiento cauteloso y temeroso hacia personas, objetos y situaciones desconocidas.
Hay más: la inhibición de la conducta es relativamente estable a lo largo de la infancia y la niñez, lo que implica que los niños con inhibición de la conducta corren un riesgo elevado de desarrollar las denominadas condiciones de interiorización, como el aislamiento social y los trastornos de ansiedad.
Para descubrir si la inhibición del comportamiento en la infancia puede predecir los rasgos de la personalidad en la edad adulta, un equipo de investigadores estadounidenses estudió a 165 bebés a los cuatro meses de edad, a los 14 meses y a los 15 años. Volvieron a los 26 años, para evaluaciones de psicopatología, personalidad, funcionamiento social, y su funcionalidad en educación y empleo.
Daniel Pine, autor del estudio y jefe de la Sección de Desarrollo y Neurociencia Afectiva del Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos (NIMH) señala la importancia de esta investigación tan extensa en el tiempo:
"Nuestro estudio evaluó el temperamento a una edad muy temprana, vinculándolo con resultados que ocurrieron más de 20 años después a través de diferencias individuales en los procesos neuronales".
Los resultados, publicados en 'Proceedings of the National Academy of Sciences', desvelaron que la inhibición del comportamiento a los 14 meses de edad predecía, a los 26 años, una personalidad más reservada, menos relaciones románticas y un menor funcionamiento social con amigos y familiares.
También predijeron niveles más altos de conductas de interiorización en la edad adulta, particularmente entre aquellos que también mostraron señales de introversión más grandes a los 15 años.
Mediciones neurofisiológicas
Esta evaluación a lo largo de 15 años incluyó una medida neurofisiológica para tratar de identificar las diferencias individuales en la infancia y evaluar la negatividad relacionada con el error (ERN), que es una caída negativa en la señal eléctrica registrada desde el cerebro que ocurre después de respuestas incorrectas en tareas computarizadas. La negatividad relacionada con el error refleja el grado en que las personas son sensibles a los errores.
Nathan Fox, del Departamento de Desarrollo Humano y Metodología Cuantitativa de la Universidad de Maryland y otro de los autores del estudio afirma que los resultados no dejan lugar a dudas:
"Hemos estudiado la biología de la inhibición del comportamiento a lo largo del tiempo, y está claro que tiene un profundo efecto que influye en el resultado del desarrollo".
A pesar de la importancia de esta investigación, los investigadores señalan que se necesita ampliar la muestra para aplicar estos resultados en beneficio de las personas.
Vía | Departamemnto de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos
Fotos | iStock
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