Estamos en vísperas de la llegada de los Reyes Magos, y como cada año, millones de padres en el mundo tenemos todo preparado para que nuestros hijos despierten a la mañana siguiente con una bella sorpresa, ayudando a mantener la ilusión y magia de este día.
Pero a veces, hacerlo no es tan sencillo como parece, especialmente cuando los niños se van haciendo mayores. Prueba de ello, es el hilarante hilo en Twitter que ha compartido un padre, en el que cuenta la faena en la que a veces nos metemos para cumplir con nuestro papel de Reyes Magos y en la cual, estuvo a punto de ser descubierto por uno de sus hijos.
El autor del hilo es Eugenio d'Ors, mismo que hace tiempo nos hacía reír con su divertido hilo acerca del "inolvidable" fin de semana que tuvo cuando le tocó a su hija llevarse a la mascota de la clase a casa y con el que muchos padres pudieron identificarse.
Ahora, vuelve una vez más para contarnos una anécdota que ocurrió hace dos años en la noche de la llegada de los Reyes Magos y en la que estuvieron él y su esposa a punto de arruinarlo todo por un pequeño descuido y ser descubiertos por el mayor de sus hijos, quien entonces tenía siete años.
Los Reyes Magos, tela marinera
Eugenio comienza compartiendo que ese hilo, en el que se dirige especialmente a quienes no tiene hijos, para que conozcan que esto de personificar a los Reyes Magos en casa es "tela marinera". Y aclara que, a pesar de que hay varias opciones para dejar los regalos por la noche, él y su esposa eligieron una que quizás no es la más sencilla: la habitación de los niños mientras éstos duermen.
Esto de los Reyes, para los que no tenéis hijos, que sepáis que tela marinera. Nadie nos explica nada. Vamos sin rumbo.
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) 4 de enero de 2019
Y os digo una cosa: que tu hijo se despierte mientras le estás dejando los juguetes por la noche te hace conocer el miedo. EL TERROR.
Ocurrió hace dos años.
Sé que hay varias opciones para "dejar" los regalos que traen los Reyes: en el salón, en el pasillo, en la puerta de casa... pues nosotros escogimos la más arriesgada, en un alarde de gallardía sin sentido: dejarlos en su habitación mientras duermen. Ya oigo las risitas.
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) 4 de enero de 2019
Pues bien. Mi hija sin problemas. Ella cuando se está poniendo el pijama ya está roncando, es de sueño fácil y profundo. Pero el mayor... un saco de nervios. Vueltas y más vuetas. Y patada. Y otra vuelta. Las once. Las doce. La una. LAS DOS.
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) 4 de enero de 2019
Mi mujer y yo en el salón. Después de abrir todas las cajas de amazon y prepararlo todo, esperando en el salón. Tele apagada. En silencio. Sin luces. Y el niño que no para de dar vueltas. Siento que las piernas me empiezan a fallar, pero hay que aguantar.
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) 4 de enero de 2019
Mejor un susto que romper la ilusión
Por fin parece que se ha dormido. Pero para no arriesgar, me echo una manta por encima, como si fuera un fantasma. ES PREFERIBLE ACOJONAR A MI HIJO SI ESO EVITA QUE ME PILLE. Mi mujer me ve y se troncha. "Esto va a salir mal. Como se despierte le da un infarto". "Me da igual".
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) 4 de enero de 2019
Total, vamos con los regalos. Ella desde la puerta me los va pasando, y yo dentro los coloco como si fuera un escaparate. Tengo que pisar con sumo cuidado porque el suelo es de madera y cruje (un abrazo a todos los que tenéis suelo de madera que cruje, no estáis solos).
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) 4 de enero de 2019
Me pasa uno. Lo coloco. Otro. Lo coloco. Yo le voy diciendo con señas los que quiero. No me entiende. Me altero. ¿Habéis discutido alguna vez tan solo con señas, sin emitir sonidos? Conviene no olvidar que llevo una manta en forma de túnica.
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) 4 de enero de 2019
Mi mujer no puede aguantar la risa.
Pero entonces, un descuido... ¡y hay que actuar rápido!
Me da el juguete que le indico. Pero lo cojo mal. Y se cae al suelo. PÁNICO. HORROR. El niño se mueve. Mi mujer, cobarde, se va corriendo. ME HA DEJADO SOLO. Estoy paralizado. Sudor frío. De repente la vocecilla de mi hijo: "¿Quién eres?".
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) 4 de enero de 2019
Mi vida en diapositivas.
Se me podrían haber ocurrido muchas opciones. A toro pasado es muy fácil. Pero en ese momento obedezco a mi instinto. Pongo voz de fantasma y suelto: "NO MIRES O ME LLEVO TODOS LOS JUGUETES. CIERRA LOS OJOS". Y me fui poco a poco como si fuera levitando.
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) 4 de enero de 2019
Mi hijo se quedó en silencio, yo creo que con la sangre helada. Ya no metimos más regalos, se quedaron en la puerta. Mi mujer en el salón casi temblando: "Qué". Y yo: "Qué de qué". "Qué ha pasado". "Nada". De nuevo el instinto.
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) 4 de enero de 2019
Por la mañana se levantaron, abrieron los regalos, jugaron, chillaron, saltaron, y mi hijo no comentó nada. Estoy seguro de que cree que fue un sueño. Conseguí salvar la situación, creo 😅
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) 4 de enero de 2019
Tened, tened hijos. Tenedlos y sabréis lo que es el miedo.
¡Felices Reyes!
Al final, todo ha salido bien, su hijo no tuvo un infarto y al parecer debió pensar que todo fue un sueño (por fortuna). El hilo se ha hecho viral porque habla a la perfección de algo con lo que muchos padres nos identificamos: el terror a ser descubiertos por nuestros hijos mientras dejamos los regalos.
Así que si sus hijos tienen el sueño ligero o sus manos son un poco resbaladizas, ya conocen una opción más (aunque bastante arriesgada) para actuar en caso de correr el riesgo de ser descubiertos y salir de ese embrollo para continuar manteniendo la ilusión de los Reyes Magos. ¡Buena suerte esta noche!
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