Cuando un niño nace la madre coge la baja maternal y, pese a que puede compartirse con la pareja, la mayoría optan por hacerla completa por una cuestión de cuidados y comodidad (ya que el bebé se ha vinculado con la madre más que con el padre, lo más lógico es que sea ella la que continúe con el bebé).
Esto hace, a veces, que algunos padres asuman que el cuidado del bebé es cosa de la madre y que por la noche tenga que ser ella la que se levante para atenderle. Si lo que el niño reclama es pecho, está claro que es mamá la que tiene que ir, pero a veces sólo necesita un poco de atención, que alguien le mezca un poco para tranquilizarlo y dormirlo y, en este caso, papá también puede acudir.
Muchas variables a tener en cuenta
Para tomar la decisión tienen que tenerse en cuenta muchos factores. Hay bebés muy tranquilos por el día que permiten que mamá esté más o menos descansada, hay papás con trabajos que requieren una atención y concentración exquisita y necesitan dormir bien y papás que se levantan prontísimo, hay niños que son muy demandantes por el día y tienen a mamá casi agotada, sin tiempo de hacer nada y hay papás con trabajos más calmados y menos peligrosos y, además, hay mamás que, cuando sus hijos crece, trabajan.
Con todo esto quiero decir que los padres muchas veces no pensamos en cómo están viviendo la maternidad nuestras mujeres. Si tenemos la suerte de que nuestro hijo es lo suficientemente tranquilo como para que la madre no aparezca con el pelo revuelto, resoplando y regalándote el niño cuando llegas seguramente podrá ocuparse del niño por las noches.
Si en cambio nuestro hijo la deja agotada por el día, es posible que también la deje agotada por la noche si, como es normal, se va despertando varias veces. En ese momento seguro que agradecerá que tomes parte del cuidado del bebé. Es cierto que nosotros tenemos que trabajar y necesitamos dormir, pero también es cierto que cuidar de un niño no es como coger vacaciones, y si no piensa un momento qué cara pondrías si ella viniera y te dijera que “hoy me voy, te quedas todo el día con el niño”.
Pero si toma el pecho…
Claro, si el bebé toma el pecho y está al lado de mamá, colechando, o lo suficientemente cerca como para que ella lo atienda, lo más lógico es que la mayor parte de la noche sea ella la que se haga cargo. Sin embargo puede haber momentos en que el niño esté inquieto por calor o frío, por algún sueño desagradable, porque se ha hecho caca, y necesita un cambio de pañal, un paseo en brazos o similar.
Si ella nos dice “anda, cariño… atiéndele tú, que comer ya ha comido”, echa una mano, haz de padre nocturno y atiéndele. Seguro que ella también necesita dormir un rato.
El roce hace el cariño
Los bebés suelen ser, como digo, más de las madres que de los padres, porque se acostumbran a ellas. Entonces vas tú por la noche, le coges, y el niño dice que no, que contigo no. Suele ser algo normal en muchos momentos porque habrá veces que si no es mamá no quiere a nadie más. Pero eso no quiere decir que tengamos que desentendernos.
Si por la noche nunca consiente que le cojamos quizás nos estamos relacionando poco con él durante el día. Cogerlo al llegar a casa, bañarle nosotros, vestirle y abrazarlo un rato en nuestro pecho dormido son cositas que podemos hacer para que nos huela y le olamos, para que nos sienta y le sintamos, para que pasemos tiempo juntos y nos conozcamos más. Así, cuando acudamos de noche, conocerá perfectamente los brazos que le cogen y el olor que le envuelve.
Una decisión de cada familia
No quiero decir con esta entrada que todo padre tiene que despertarse sí o sí por la noche para atender a su bebé, sino dejar constancia de que a veces el cuidado es demasiado desigual. Por poner un ejemplo o hablar de la realidad que llegará: los meses pasan, la madre vuelve al trabajo y, en igualdad de condiciones, suele ser la madre la que atiende siempre al niño porque el padre está como desplazado de la relación nocturna con el niño o porque simplemente está acostumbrado a que sea así.
Cada pareja conoce en qué momento está cada uno y sabe cuál es el cansancio que acumulan. Cada pareja debe decidir cómo actuar de día y de noche y los padres debemos tratar de ser algo más que “el que trae el dinero a casa” (muchos de nuestros padres eran así), porque nuestros hijos cuentan con nosotros y, sobretodo, porque nuestras parejas también cuentan con nosotros, o querrían contar con nosotros.
Foto | c r z en Flickr
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