La crianza de los hijos es una labor tan compleja como gratificante, y en la adolescencia pueden aparecer muchos retos. Se trata de una época llena de cambios acelerados que son difíciles de asimilar, tanto para nuestros hijos como para nosotros.
Pero a pesar de todas las vicisitudes que se puedan presentar durante la adolescencia, es importante poner de nuestra parte para seguir fortaleciendo el vínculo que tenemos con ellos, y esto implica pasar tiempo de calidad con cada uno de nuestros hijos.
Un tiempo a solas para conectar
Si bien es importante pasar tiempo en familia y compartir con todos, es necesario tener un espacio propio para cada uno de nuestros hijos, sobre todo durante la etapa de la adolescencia. Y es que es justo allí cuando nuestros "niños" (ya no tan niños), que hasta hace nada estaban tan apegados a nosotros, atraviesan muchos cambios e intentan buscar su identidad.
Por esta razón nuestros hijos suelen dejar de estar tan apegados a nosotros, física y emocionalmente. Puede incluso que rehúyan del contacto físico y no quieran los besos y abrazos que les dábamos antes.
Y no es que nos hayan dejado de querer, sino que se encuentran en una búsqueda interna de quienes son, cuáles son sus gustos e intereses como individuos ajenos a mamá y papá. En definitiva, buscan su independencia.
Pero, aunque sea un poco más difícil, es importante buscar el tiempo y la manera de compartir con ellos a solas. Esto nos permite poder conocerlos y reconocerlos dentro de esos cambios que a veces nos parecen tan opuestos a lo que eran. Además es una bonita manera de recordarles que siempre estarás allí para ellos.
Autoestima y apego
Dentro de esta vorágine de cambios que muchas veces resulta ser altamente abrumadora, es importante poder tener un espacio seguro y un vínculo fuerte con las personas que amamos, ya que esto puede marcar la diferencia entre tener o no una autoestima sana en nuestros hijos. Recuerda que el apego se sigue formando también en la adolescencia (aunque ya haya adquirido sus bases más sólidas en la primera infancia); pero para formarse, se necesitan espacios y momentos de conexión con nuestro hijo.
Por otro lado, es normal y esperado que los adolescentes tiendan a retraerse y comiencen a pasar menos tiempo con la familia. Esto no se debe a un mero capricho, sino que debido a tantos cambios que experimentan muchas veces no saben cómo actuar, y es justo allí donde, como padres, debemos ofrecerles una opción.
Y qué mejor que pasar tiempo a solas con ellos, un tiempo exclusivo y valioso para poder compartir una actividad que ambos disfrutáis mientras aprendes a conocer esta nueva versión de tu hijo. Además esto puede ofrecerle a él la posibilidad de hablar abiertamente contigo y aclarar algunas dudas.
Un tiempo exclusivo para él: nutritivo para conocerse
Así, este tiempo que le dedicamos a nuestro hijo adolescente, sin sus otros hermanos en caso de tenerlos, o sin su padre, otros familiares, etc., es importante, porque permite estrechar vuestro vínculo.
Además, pasando tiempo con él a solas, os dáis la oportunidad de conocer vuestra propia versión en relación con el otro, es decir, "cómo soy yo a solas con mi hijo" y "cómo es mi hijo a solas conmigo".
Aunque todos seamos como seamos (y tengamos una personalidad más o menos marcada), cada persona significativa en nuestra vida saca una versión de nosotros distinta, y eso es gratificante y beneficioso para nuestro autoconocimiento (y el de nuestro hijo).
Y en esa dinámica a solas, nos damos la oportunidad de que no interfieran otras dinámicas o relaciones familiares (por ejemplo, entre él y su hermano, él y su padre...).
Cada hijo es diferente y tiene sus propias inquietudes, necesidades y gustos. Si somos capaces de detectarlas y adaptarnos a ellas, estaremos más cerca de cultivar una relación profunda con cada uno de nuestros hijos.
Beneficios de pasar tiempo a solas con tu hijo adolescente
Pasar tiempo a solas con tu hijo adolescente no solamente puede llegar a ser algo muy divertido de hacer, sino que además cuenta con muchas otras ventajas, como por ejemplo:
- Mejora la relación entre ambos.
- Fortalece vuestro vínculo afectivo.
- Favorece la confianza en sí mismo.
- Ayuda a mejorar su autoestima.
- Potencia la confianza que tus hijos tienen contigo.
Sabemos que la adolescencia es una etapa complicada, no solo para nuestros hijos, sino también para nosotros como padres, que a veces no sabemos qué hacer ante tantos cambios. Pero confía en ti, lo estás haciendo bien. ¡Recuérdatelo siempre que lo necesites escuchar!
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