El ejercicio físico es bueno en todas las etapas de la vida. Y también lo es durante el embarazo, aunque practicado con moderación, sin la intención de batir récords olímpicos.
Practicar ejercicio durante el embarazo contribuye a aliviar ciertas molestias como mala circulación, dolor de espalda, pesadez, además de favorecer la circulación de sangre hacia el feto y ayudar a controlar el aumento de peso.
Por otra parte, ayuda a afrontar mejor el parto, ya que el cuerpo tiene más flexibilidad y mejor estado físico. Sin olvidar los beneficios psicológicos, ayudando a disminuir la ansiedad, el insmonio y el estrés. Hay deportes muy beneficiosos para el embarazo. Por supuesto no es momento de practicar deportes de contacto, equitación o salto, pero hay otros muy recomendables como natación, yoga, tai chi, marcha, ciclismo (con tranquilidad) o simplemente dar paseos de 20 o 30 minutos diarios.
Si te lo tomas con moderación el ejercicio es excelente para el equilibrio tanto emocional como físico. La clave está en conocer tus propias limitaciones y descansar cuando te sientas fatigada o tengas las pulsaciones por las nubes.
Si eres deportista es mejor que consultes con tu médico hasta cuando puedes practicar deporte. A veces, los primeros tres meses de embarazo no influye en el rendimiento, pero luego sí. Además, es posible que sea demasiado exigente y tengas que dejarlo hasta después del parto.
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