China es un superpoblado país que al igual que en muchos países del mundo, sus habitantes presentan problemas de infertilidad hasta tal punto que también recurren a las llamadas madres de alquiler.
El país asiático cuenta con una dura legislación que intenta evitar que la infertilidad o el deseo de tener más hijos sea motivo de negocio a través de distintas prácticas, como puede ser el comercio de óvulos o espermatozoides entre otros.
Tan sólo se encuentran presentes unos cien centros especializados destinados a la reproducción asistida, teniendo en cuenta la superpoblación es un número demasiado reducido, aunque algo tiene que ver la política de natalidad efectuada para que no hayan más centros destinados a la reproducción asistida, ya que todos los existentes son de carácter médico y no lucrativo. Los “de pago” no existen. Este hecho ha propiciado que se extienda una especie de mercado negro de madres de alquiler, especialmente son las personas pudientes las que solicitan estos servicios, la precariedad económica y la escasez de trabajo son uno de los principales motivos para que las jóvenes chinas se presten a alquilar su vientre obteniendo un beneficio de unos 20.000 euros, claro, que este precio varía en función de la educación o la buena apariencia que pueda presentar la madre de alquiler.
Quizás debería el gobierno chino plantearse una política de natalidad distinta, permitiendo tener un hijo más, y además, permitir la creación de centros privados de fertilidad, esta sería en parte una manera de combatir la proliferación de las madres de alquiler ¿o no?.
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