Ya sé que todos los niños han sentido celos ante la llegada de un nuevo hermanito, pero cuando la situación toca en nuestra propia familia se convierte en un drama existencial.
En casa, la mayor no puede controlar sus celos.
Imagino que la situación es más llevadera cuando el hermano mayor tiene la edad suficiente como para comprender mejor que mamá y papá no han dejado de quererle sino que ahora su amor es para dos.
Pero cuando la diferencia de edad es muy pequeña, como en el caso de mis niñas que es de dos años, es complicado hacerle entender a la mayor que mamá y papá deben multiplicar ahora su atención por dos, cuando antes la exclusividad era de ella.
Ella ha sido el centro de nuestro mundo y de la casa por dos años, y ahora le cuesta horrores aceptar que eso ha cambiado, que ahora hay otra personita en casa que merece también toda la atención y el cariño de la familia.
Tiene momentos en los que le encanta sentirse mayor, saber hacer cosas que la pequeña no sabe y otros momentos en los que se mete el dedo en la boca, pide el chupete y se pone a hablar como un bebé. Está pidiendo que se la trate como a un bebé otra vez, cuando era ella el centro del universo familiar.
Ha sido imposible aún con dos años y medio que deje los pañales, típico efecto de los celos. Pero me han recomendado que no la presione para nada, que ya los dejará cuando se sienta más segura.
Los celos son una reacción natural, son inevitables. Los psicólogos infantiles aconsejan hacerles entender que mamá y papá tienen un lugar en el corazón reservado para cada uno de sus hijos.
Recomiendan también mucha paciencia pues es una etapa que deben pasar, que les sirve para crecer.
En ello estoy, espero que pase pronto y que estos celos no vayan a más.
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