Tras las últimas noticias relacionadas con los secuestros de menores que hemos podido conocer en los medios de comunicación, ha tomado relevancia la posibilidad de incorporar un microchip para poder conocer la exacta localización de los niños y disuadir así a los posibles secuestradores. Este tema ha generado un debate entre quienes creen que los microchips son una herramienta eficaz para vigilar y controlar a los niños y los que creen que este tipo de medidas atentan contra la moral, la privacidad, etc.
La realidad es que se ha disparado la demanda de productos relacionados con la detección remota y se emplean en todo tipo de objetos pertenecientes al niño, la gorra, una pulsera e incluso en el babero. El temor de los padres crece y de él se aprovechan las empresas que comercializan esta tecnología. La empresa Connect Software por ejemplo, utiliza un lema eficaz, “No deje que esto le ocurra a usted”, y con él comercializa una gran variedad de prendas para bebés a las que se les ha añadido un chip de rastreo. Funciona con una batería capaz de mantener activo el aparato durante 5 años. Su precio varía dependiendo de las prestaciones.
Son muchas las empresas que podemos encontrar en la red ofreciendo numerosos sistemas y tecnologías que permiten velar por nuestros hijos, esta se adapta al estatus del niño, es decir, cada periodo comprende un aparato distinto. No es la mismo la actividad y el control sobre un niño que va al colegio, que la de un bebé que suele estar en casa. Se va incluso más allá, aparatos con los que se pueden conocer en directo las conversaciones personales entre niños, los lugares a los que acuden, las travesuras que realizan, etc.
Es comprensible que ante el temor de un secuestro, los padres soliciten todo tipo de ingenios para prevenir esta desagradable situación. Pero esto quizás pueda acrecentar el peligro que pueda sufrir un niño, ¿qué pasaría si un secuestrador no encuentra el dispositivo de rastreo?, ¿podría tener una reacción más violenta y dramática?, podría ser. La seguridad en estas situaciones puede ser más peligrosa que la propia situación, pero nunca se sabe y es difícil ponerse en la situación.
Son muchos los especialistas que cuestionan la efectividad de aplicar la tecnología a la vigilancia de nuestros hijos, muestran la posibilidad de que estos aparatos afecten al desarrollo del sentido de la independencia que deben adquirir los niños, además de mermar su actuación frente a distintas situaciones, ya que los padres se preocuparían incluso por los detalles más insignificantes no dejando al pequeño resolverlos por sí mismo.
Se trata sin duda de una situación de carácter paranoico que puede beneficiar a las empresas que ofrecen la tecnología de vigilancia, pero puede perjudicar seriamente a nuestros hijos. ¿Tú que crees?
Vía | Intra Med Más información | Connect Software En Bebés y más | ¿Deberían ser obligatorias las cámaras en las guarderías?