Existe una relación entre la diabetes que se padece durante el embarazo, llamada diabetes gestacional y las posibilidades de que el bebé padezca obesidad en el futuro.
La única forma de evitar ese riesgo es que la diabetes se tratada adecuadamente durante el embarazo para romper el nexo genético que produce está relación. Si no es tratada, se duplica el riesgo de que el niño sufra obesidad infantil.
Un estudio realizado por investigadores del centro Kaiser en Portland y en Hawai que han cruzado la información de más de nueve mil historias médicas de madres e hijos, han conseguido demostrar que a medida que aumentan los niveles de azúcar en sangre en las mujeres durante la gestación también se incrementan las posibilidades de que el niño sea obeso ente los 5 y los 7 años.
La diabetes gestacional se produce cuando el cuerpo de la mujer es incapaz de producir la insulina necesaria para controlar los elevados niveles de glucosa en sangre, y como su nombre indica, es pasajera. Otros motivos que también predisponen a padecerla son la avanzada edad de la madre, antecedentes familiares de diabetes y el sobrepeso, entre otros.
Desaparece después del parto, pero es necesario hacer todo lo que esté al alcance de la madre para mantenerla a raya, llevando una dieta equilibrada y siguiendo estrictamente los consejos médicos, pues si no es tratada correctamente puede propiciar enfermedades graves en el bebé.
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