Los niños disfrutan mucho con los experimentos científicos y, si no son complicados, podemos hacerlos nosotros mismos en casa y hacer de la preparación, la realización y la recogida de hipótesis y conclusiones un momento inolvidable. Cuando hago talleres científicos con los niños lo pasan maravillosamente y seguro que podéis adaptarlos a vuestra familia también.
Además, los experimentos son una forma lúdica de acercar a los niños a la Naturaleza y sus leyes de forma divertida y creativa, dejándoles tocar las cosas con sus manos y a la vez, haciéndoles participar del método científico poniendo las bases para una relación sana con el aprendizaje.
Hoy os propongo un taller de ciencias en el que vamos a experimentar con el agua. Los niños pueden ayudarnos a partir de los dos o tres años, pero será con cuatro o cinco cuando más podrán sacarles provecho y entender algunos conceptos sencillos.
Agua dulce y agua salada
Vamos a necesitar un litro de agua, una ensaladera transparente, una bandeja de cubitos, colorante alimentario, sal y una nevera. Vamos a descubrir que el agua salada es más densa que la dulce por las párticulas que tiene disueltas.
Primero mezclamos un poco de agua del grifo con colorante y la ponemos en la bandeja de cubitos, metiéndola en el congelador.
Cuando ya estén duros los cubitos, hechos hielo, tomaremos el litro de agua tibia y le disolveremos sal hasta que ya no se disuelva. Entonces sacaremos los cubitos coloreados y los pondremos en el agua salada.
Los cubitos irán haciéndose líquidos pero el agua, derritiéndose, y el agua coloreada resultante quedará flotando sobre el agua transparente salada.
La conclusión será lógica, el agua sin sal tiene menos densidad que la salada y por ese motivo se queda flotando, es más liviano, y podemos, además, explicar fenómenos como que el agua dulce es la que permanece en la superficie de la tierra en forma de rios y lagos.
El agua a la que atrae un globo
Este experimento asombrará a los niños aunque para los más pequeños algunos conceptos resulten más complicados, podemos traducirlos a un lenguaje que entiendan y os sorprenderá lo facilmente que los niños aceptan que la materia es mucho más compleja que lo que podemos observar a simple vista. Vamos a hacer que un globo sea capaz de atraer un chorro de agua del grifo.
Vamos a necesitar un globo, además de trocitos de papel chiquitines. Frotaremos el globo contra nuestra ropa y luego le acercaremos el pelo de los niños y los trocitos de papel. El globo los atrae y hasta se quedan pegados.
Luego, volvemos a frotar vigorosamente el globo y lo acercamos a un chorrito de agua del grifo.
El pequeño chorrito de agua, al acercarle el globo, dejará de caer verticalmente y se desviará suavemente hacia el globo, como si fuera atraido por él con una fuerza misteriosa e invisible. Incluso, si lo acercamos más, alguna gota de agua se le quedará pegada en la superficie. Parece magia pero es pura ciencia.
Los objetos, todo cuanto nos rodea, está hecho de átomos invisibles y los átomos, a su vez, por pequeñas partículas. Unas de ellas son los minúsculos electrones, que, flotan girando en torno al núcleo. Cuando frotamos el globo algunos electrones se quedan adheridos al globo, atrayendo con su fuerza a los objetos de carga opuesta, como si fueran pequeños imanes. Para los más pequeños es suficiente esta explicación y es mucho más clara si la complementamos con algún juego de imanes. Más adelante podremos ampliar las explicaciones.
Arco iris en un vaso
Ver el Arco iris en el cielo es una experiencia maravillosa. Los antiguos imaginaron preciosas leyendas sobre ese puente de colores que parece venir del reino de la magia o de los dioses. Pero es un fenómeno natural y como tal, podremos tratar de acercar su naturaleza real a los niños consiguiendo que un vaso nos ayude a ver un pequeño arco iris.
Vamos a necesitar un vaso lleno de agua y una lámpara de mesa que deje la bombilla al aire para que su luz sea más intensa.
Una vez lleno el vaso de agua vamos a animar a los niños a que miren a través de él la luz de la bombilla. Al principio, la acercaremos paralela a su vista pero luego podemos inclinar el vaso hasta que podamos ver un suave arco iris en ella.
La razón es que el agua no es una materia uniforme y al pasar el agua a través de ella desvía los rayos de diferentes colores que la forman, separándolos y haciéndolos visibles. La luz blanca visible es la mezcla de los rayos de diferente longitud de onda combinados y el agua nos ayuda a separarlos hasta poder distinguirlos, exactamente igual que hacen las gotitas del agua de la lluvia con los rayos del sol en el Arco iris.
Espero que a los pequeños de la casa les diviertan estos experimentos con agua de nuestro taller de ciencias. Creo que les encantará, pero no aseguro que no terminen empapados.
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