Cuando comenzamos con la alimentación complementaria suele suceder que, el bebé, si se lo permitimos, toque, se embadurne, aplaste, escupa y hasta tire al suelo lo que le damos. Pero, ¿es malo que el bebé juegue con la comida?
Posiblemente a nosotros nos daban de comer papillas, bien sentaditos en la trona, cubiertos con un babero y haciéndonos el avioncito... pero de tocar las cosas de comer con las manos, nada de nada. Y nos cuesta ver que el niño se empeña en hacerlo.
Pero que un bebé juegue con la comida no tiene nada de malo, todo lo contrario, es lo más saludable para que desarrolle su experiencia alimentaria completamente. Su gran curiosidad y la necesidad de experimentar con todos sus sentidos le anima a hacerlo.
Aprender a comer no es aprender a abrir la boca cuando viene la cuchara. Aprender sobre la comida es una aventura de colores, olores, temperaturas, texturas, peso, consistencia y sabor. Por tanto que el niño quiera jugar con la comida y tocarla va a ayudarle a desarrollar su experiencia plena. Incluso podemos aplicar el método Baby-led Weaning, que consiste en permitirle al bebé comer en trozos desde que comienza la introducción de sólidos. Irá cogiendo los alimentos con la mano y llevándoselos él mismo a la boca.
Tampoco es necesario que la casa quede hecha una pocilga, basta con ponerle un plato antideslizante, unos plásticos en el suelo y, siempre que sea posible, comer nosotros con ellos y cosa lo más parecidas posibles, para que desee descubrir por él mismo lo que nosotros hacemos, fomentando de este modo buenos hábito alimentarios desde temprana edad. Asi que no, no es malo que el bebé juegue con la comida, jugar es su manera de aprender.
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