En mi casa no somos aficionados a las chucherías pero para muchos padres el deseo de comer caramelos de goma y otros dulces por sus hijos se convierte en una verdadera preocupación. Los dientes se ven acechados por las caries por el exceso de azúcar, pero es que además estos dulces industriales llevan cantidades de colorantes y conservantes que es mejor no introducir en la dieta, y menos en la infantil sin necesidad. La lógica dictaría no ofrecer a los pequeños el consumo de estos productos, pero no siempre es factible lograrlo. Cuando las piden con insistencia al final se sucumbe. Pero hay alternativas más saludables a comprarlas en la tienda: hacer caramelos de goma caseros.
No es tan complicado como nos puede parecer a primera vista, y creo que son una opción mucho más sana para los más golosos. Además prepararlas es un momento especial en el que compartir una actividad con los niños e introducirlos en los misterios de la cocina.
Se ponen dos sobres de gelatina neutra y un sobre de gelatina con sabor, se mezclan con agua (el doble de volumen que de gelatina con sabor) y azúcar (el triple del volumen de gelatina con sabor). Todo se cuece diez minutos a fuego muy suave y removiendo. Luego se pone en un molde de silicona engrasado muy levemente y a la nevera. Tras doce horas están listas para desmoldar y rebozar en azucar.
Y si las queremos más naturales podemos usar zumo de fruta (naranja o mango por ejemplo) o pure (fresas o frambuesas), mezclarlo con agar-agar y azúcar moreno de caña. Quedan un poco menos dulces pero son deliciosas y sanísimas.
Nuestros caramelos de goma caseros seguro que harán furor entre pequeños y mayores. Os van a encantar. A nosotros, que ya os digo que no comemos dulces, nos han parecido deliciosas.
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