Desde que comenzamos con la publicación de las historias de madres que nuestras lectoras nos están enviando hemos compartido hermosas y apasionantes aventuras de maternidad, algunas superando muchas dificultades, como ser madre muy joven, o sola, o tras la pérdida de un embarazo, pero la historia de hoy es una historia de amor incondicional y completa, no solamente de una madre hacia su hijo, sino también de un hombre hacia su pareja y el deseo de ella de convertirse en madre y dedicarse plenamente a ello.
Desde jovencita siempre he tenido algo muy claro, y era que yo quería ser mamá, cosa que después de mucho tiempo he podido ser. Ahora me siento realizada. La historia de su concepcion es algo compleja, pero la recuerdo con alegria. Mi marido, está divorciado y de su anterior relacion ya tiene dos hijos mayores. Eso era un reto, ya que él, ya tenia hijos y no queria más. Para más colmo, después del nacimiento de su segundo hijo, él se practicó una vasectomía, por lo que se dificultaba más conseguir mi sueño. Después de muchas charlas y alguna que otra lágrima, por no decir que muchas, y con mucho amor, mi marido me dio la más bonita prueba de amor, volverse a operar para crear juntos una nueva familia. El milagro funcionó y a los 3 meses de su operación yo me quedé embarazada. Ese momento en el que vi dibujadas dos rayitas rosas en un "predictor" fue mágico, lleno de miedos y dudas que poco a poco fueron desapareciendo. Mi barriga crecía al mismo tiempo que mi amor por Hugo se hacia más fuerte. Imaginaba su rostro, le hablaba, lloraba al sentirme feliz. El dia de su nacimiento fue el mejor día de mi vida, el parto fue lento, pero mis ganas por tenerlo entre mis brazos hicieron que todos mi males desaparecieran. Desde que pude sentir su cuerpecito junto al mio ya han pasado 20 meses y me sigue estremeciendo el sentirlo junto a mi. Después de doce años de relacion con mi marido, ahora siento que si somos una familia, gracias a él, por darme la oportunidad de ser lo que soy, de dedicarme a lo que mejor sé hacer: ser madre.
En nuestra sociedad casi nos machacan con la idea de la realización de la mujer en el terreno profesional, como si otras facetas de la femineidad apenas tuvieran valor, pero, sin querer restar importancia al desarrollo profesional o la independencia económica, que muy respetablemente son valores que muchas mujeres defienden y aprecian como enormemente importantes en sus vidas, me ha emocionado el testimonio de Lydia, que siempre supo que deseaba sentirse completa siendo madre y ahora considera que se siente realizada al haberlo logrado.
Me indentifico enormemente con Lydia, no por su complicado camino hacia la maternidad, en mi caso es por esta afirmación rotunda y clara de su alegría enorme y su sentimiento de realización personal al ser madre. No somos retrógradas, ni nos limitamos a nosotras mismas, somos mujeres libres que decidimos la forma en la que nos sentimos felices, sin juzgar a quien encuentra otros caminos, pero seguras y conscientes de estar plenamente realizadas al elegir.
Las historias de madres de nuestras lectoras han supuesto para nosotros, los editores de Bebés y más, una manera de acercarnos a los lectores y compartir con ellos esta apasionante aventura de la maternidad que, aunque a veces sea dura, nos colma de felicidad.
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