Los hombres producen millones de espermatozoides cada día, todos preparados para una gran carrera hacia la fecundación. Puede resultarnos sorprendente pensar que se gastan tantos gametos para un solo óvulo que va a recibirlos, pero esta enorme producción es necesaria para garantizar que al menos uno de ellos sobrepase las barreras de la peligrosa carrera que les espera.
Más de 200 millones de espermatozoides son la media en cada eyaculación. Tendrán que sobrevivir al ácido de la vagina, pasar el cuello del útero, engañar a los glóbulos blancos que atacan a cualquier invasor del cuerpo, remontar el sendero peligroso y angosto de las trompas de falopio y al final, llegar al óvulo para que el primero pueda entrar en la barrera hasta introducirse en él para poder dar lugar a un nuevo ser.
Los espermatozoides nacen en los testículos y van avanzando lentamente durante días por los conductos del epidídimo y los conductos deferentes.
Los espermatozoides se expulsan en el líquido seminal. Se trata de un líquido viscoso, blanquecino o levemente amarillento, a veces grumoso, que se produce principalmente en las vesículas seminales (hasta el 80%) y en la próstata (entre el 13 y el 33%) . Contiene proteínas, fructosa, favinas, ácido cítrico y fosfatasas.
El volumen promedio de semen de una eyaculación es de 1,5 a 5 mililitros, con máximo de 15 mililitros y se produce a partir de los 12 o 14 años durante toda la vida aunque su cantidad disminuye con la edad.
En condiciones adecuadas los espermatozoides sobreviven varios días fuera del cuerpo, incluso pueden estar vivos tras la muerte y viven varios días dentro de las trompas tras el coito. También mantienen su capacidad fecundadora en congelación, lo que permite conservarlos para fecundación artificial.
La cantidad de espermatozoides es una garantía para la fecundación exitosa, por lo que cuidar su calidad, menguante en los países industrializados, es importante. Una alimentación equilibrada, la menos exposición a químicos, la abstinencia de alcohol, drogas y tabaco, el uso racional de los ordenadores portátiles, una buena higiene y ropa que no apriete en exceso son consejos básicos para prevenir una mala calidad de los espermatozoides.
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