El ajetreado ritmo de vida que llevamos los adultos (y que en muchas ocasiones obligamos a llevar a los niños) suele acabar generando cierto estado de nerviosismo, inquietud e incluso ansiedad. El querer llegar a todo, el exceso de actividades o el convertirnos en prisioneros de "la inmediatez del momento" hace que olvidemos lo esencial de la vida: conectar con quienes tenemos al lado.
Esa falta de conexión y ese ruido mental que nos acompaña a cada instante puede acabar haciendo que nuestro hogar se aleje de la calma, paz y armonía que todos deseamos.
Ana Asensio, Psicóloga especializada en la infancia, doctora en Neurociencia y fundadora de Vidas en Positivo nos explica por qué es tan importante para los niños vivir en un hogar en calma, y qué podemos hacer para que, a pesar de la vorágine del día a día, la calma no nos abandone.
¿Qué ventajas tiene para los niños vivir en un hogar en calma?
No es la primera vez que hablamos de la importancia de conectar diariamente con nuestros hijos, dejando a un lado nuestras preocupaciones del día y pensamientos negativos que en ocasiones nos acompañan, y que no solo no nos conducen a nada, sino que nos impiden disfrutar del momento presente y nos alejan del estado de calma.
Además, estar calmados ayuda a los niños a:
- Disminuir las conductas impulsivas o reactivas
- Aumenta el grado de atención, observación y concentración
- Propicia un mejor aprendizaje, posibilitando un estado de mayor disfrute de las cosas
- Posibilita un mayor desarrollo de la creatividad y la expresión potenciando las habilidades individuales de cada persona
- Favorece la gestión de las emociones y los pensamientos
- Mejora la comunicación, la empatía y la escucha
- Fomenta la aparición de actitudes de colaboración y de comprensión
Por todo ello, parece más que claro la necesidad de hacer de nuestro hogar un entorno sereno y calmado en el que nuestros hijos vivan y se desarrollen plenamente. Estos son algunos de los ejercicios prácticos que podemos llevar a cabo con los niños para conseguirlo:
1) Atender a nuestras sensaciones
Toda la información del mundo que nos rodea nos llega a través de los sentidos, y una buena forma de lograr esa calma y conexión con el cuerpo es atendiendo a nuestras sensaciones.
Si tenemos bebés o niños muy pequeños podemos ayudarles a conectar con sus sensaciones a través del tacto y las caricias mediante un masaje pleno y consciente. Así, con toda nuestra atención puesta en lo que hacemos, deberemos observar los gestos de nuestro bebé, respirar conjuntamente y asegurarnos de que disfruta con lo que estamos haciendo.
En el caso de niños más mayores podemos realizar otro tipo de ejercicios que les ayuden a centrar la atención en las sensaciones que les llegan a través de todos los sentidos, animándoles a respirar profundamente al tiempo que perciben esos estímulos.
2) Atender al sonido
Otra buena forma de introducir la calma es poniendo toda nuestra atención en los sonido que nos rodean, o bien discriminar algún sonido específico en el que queramos centrarnos. En este sentido, Ana Asensio nos propone jugar con los niños a esconder en algún rincón de la casa una caja musical y agudizar el oído para encontrarla, o escuchar una canción con diferentes instrumentos y pedirles que los identifiquen.
3) Atender a la respiración
Algo que nos ayuda a estar muy presentes y nos lleva a un estado de calma es la respiración. Respirar profunda y conscientemente es un maravilloso ejercicio que podemos enseñar a nuestros hijos desde muy pequeños, primero a través de nuestro ejemplo y después acompañándoles en una actitud de respiración consciente y atención en presencia plena a lo que están realizando.
4) Atender a nuestras emociones
Otra buena forma de alcanzar la calma es conectando plenamente con nuestros hijos a través de la mirada, pues mirarnos profundamente a los ojos favorece la relajación y ayuda a ambas partes a percibir más intensamente sus propias emociones y las de la persona que tenemos en frente.
Ana Asensio también nos aconseja leer a nuestros hijos cuentos en donde las emociones sean las protagonistas. De este modo, la historia nos dará pie a analizar cómo nos sentimos ante determinadas circunstancias, ayudando a los niños a entenderlas y a expresarlas.
5) Atender a nuestros pensamientos
La psicóloga nos propone las “visualizaciones creativas” como otra excelente herramienta para introducir la calma. Por ejemplo, podemos tumbarnos junto a nuestros hijos y con los ojos cerrados, pedirles que sean conscientes de su respiración mientras imaginan una hoja cayendo de un árbol, mecida por el viento, volando, subiendo, bajando, revoloteando...
6) Atender a nuestros pensamientos interiores
"Loros en la cabeza", así define Ana a las voces interiores que todos tenemos, incluidos los niños. Aunque para los más pequeños pueda resultar complejo, la psicóloga nos aconseja enseñarles a ser conscientes de sus pensamientos interiores, y acogerlos con comprensión.
7) Incorporar el silencio consciente y voluntario
Podemos disfrutar en compañía de nuestros hijos de algunas actividades que requieran de concentración y silencio, como hacer un puzzle o leer, por ejemplo. Incluso en los momentos de comida podemos incorporar silencios voluntarios desde una actitud presente y consciente, respirando y compartiendo el momento desde la calma que nos aporta el silencio.
8) Atender a nuestra rutina
¿Cuántas de las actividades rutinarias que hacemos las llevamos a cabo sin ser realmente conscientes? La psicóloga nos propone prestar una especial atención a todas estas actividades, ayudándonos de respiraciones profundas antes de comenzar a hacerlas o de pausas de respiración que podemos llevar a cabo entre actividad y actividad.
Este sencillo ejercicio se puede realizar también con los niños a partir de los dos o tres años.
9) Atender a nuestro cuerpo
Los juegos corporales como por ejemplo bailar, saltar, cambiar de ritmo o paso al caminar, o dejarnos llevar por la música, son una excelente forma de "escuchar" cómo reacciona nuestro cuerpo. De esta forma, podemos enseñar a los niños a prestar especial atención a su corazón, al calor que desprende su cuerpo o a las sensaciones que le transmiten estas actividades.
10) Atender a la curiosidad
Una actividad fabulosa que podemos llevar a cabo con nuestros hijos pequeños es la creación de un "cesto de los tesoros", que llenaremos de objetos que permitan al niño su exploración, estimulando su desarrollo, atención y curiosidad.
11) Dejar espacio para "no hacer nada"
Y ya por último, otro de los consejos que nos ofrece Ana a la hora de introducir la calma y bajar el ritmo de actividad es agendar un momento del día para no hacer nada: solo ser y estar en compañía de nuestros hijos, disfrutar plenamente de ese momento con la mente y el corazón, en sintonía con nosotros y con ellos.
Fotos | iStock
Agradecimientos | Ana Asensio, autora de Vidas en Positivo.
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