Mediante el juego, los niños aprenden a comunicarse, socializar, empatizar, mejorar la seguridad en sí mismos y adquirir diversas habilidades. Sabemos que el juego es un derecho fundamental del niño, y no solo es fuente de diversión y aprendizaje, sino que constituye una actividad fundamental para su desarrollo a lo largo de toda la infancia.
Es importante que juguemos con nuestros hijos siempre, pero el verano sin duda es la época perfecta para hacerlo sin prisas, disfrutando de los muchos beneficios que aporta el aire libre, el contacto con la naturaleza y las largas horas de luz.
A continuación te compartimos algunas ideas de actividades y juegos de verano que podemos hacer con nuestros hijos para estimular su desarrollo según la edad que tengan.
Bebés de hasta 12 meses
El los primeros 12 meses de vida se producen importantes avances en la evolución del bebé y nuestra forma de atenderles, comunicarnos con ellos y jugar serán fundamentales para potenciar su desarrollo. Algunos de los juegos y actividades que podemos hacer con el bebé en esta época del año son:
- Cuando el bebé ya muestre indicios de comenzar a gatear, puedes fomentar esta actividad en entornos seguros, amplios y libres de obstáculos, como por ejemplo en una zona grande de césped o cerca de la orilla del mar. Esta actividad, además de potenciar su motricidad gruesa, estimula su sentido del tacto, al gatear sobre superficies diferentes a las del suelo de casa.
Los juegos de pelota favorecen el desarrollo del bebé de múltiples formas. Por ejemplo, al ofrecerle una pelota pequeña para que la coja, estaremos estimulando su motricidad fina y la coordinación óculo-manual. Si le lanzamos una pelota más grande para que vaya a por ella, favorecemos además la motricidad gruesa. Y si escondemos la pelota para que la encuentre, estaremos potenciando el desarrollo de la permanencia del objeto.
Bañarnos con el bebé y lanzar al agua objetos flotantes y de colores llamativos para que los coja (por supuesto, siempre en nuestros brazos) no solo potenciará las destrezas y habilidades arriba mencionadas, sino que le ayudará a entrenar la agudeza visual, el enfoque, la motilidad ocular y la coordinación óculo-manual, al tiempo que estimulamos sus sentidos al permanecer en un entorno acuático.
Y si tu bebé ha comenzado a dar sus primeros pasos, nada mejor que hacerlo descalzos para favorecer el desarrollo del pie y estimular la sensibilidad táctil. En este sentido, caminar descalzos por la arena de la playa es un excelente ejercicio que le aportará un sinfín de beneficios.
Bebés de uno a tres años
Jugar con la arena tiene beneficios para los niños de todas las edades, pero si nos centramos en los bebés de uno a tres años, manipular arena estimula su desarrollo motriz, su sentido del tacto, fomenta la creatividad y tiene un efecto relajante. Ya sea en la arena del parque, como en la playa o en areneros de construcción casera, permitamos al niño jugar y experimentar con arena, hacer construcciones, enterrar y desenterrar objetos, utilizar moldes...
Del mismo modo que sucede con la arena, jugar con un barreño lleno agua (introduciendo objetos en él, "pescando" otros, salpicándose, haciendo trasvases de un recipiente a otro...) mejora su coordinación, estimula el desarrollo motriz y activa sus sentidos.
Cualquier juego que podamos hacer con el niño dentro de la piscina (por ejemplo, juegos de inmersión, nadar, flotar pesca de objetos...) ayuda a mejorar su desarrollo motriz, siendo especialmente significativos los beneficios en los niveles de propiocepción, equilibrio, coordinación, percepción del esquema corporal, reducción del estrés articular y la adquisición de patrones motores.
Pintar con tiza en el suelo del jardín, dibujar con el dedo sobre la arena mojada o hacer un mural con pintura de dedos o con los pies descalzos es otro excelente ejercicio que podemos hacer durante las vacaciones para estimular sus sentidos y su creatividad.
Niños de tres a seis años
Entre los tres y los seis años, el niño mejora notablemente sus habilidades motrices, lo que le permite desarrollar actividades que requieren de una mayor precisión y complejidad. Estas que a continuación os compartimos son perfectas para realizarlas en esta época del año:
- Los juegos de agua de cualquier tipo siguen siendo la actividad preferida de los niños, y cada una aporta beneficios diferentes.
Por ejemplo, en este intervalo de edad la mayoría de los niños ya sabe nadar, siendo la natación uno de los deportes que más aspectos positivos tiene para su desarrollo motor. Otras actividades lúdicas como realizar experimentos caseros con agua, lanzarse globos de agua o dispararse con pistolas acuáticas estimulan la creatividad y favorecen la socialización de los niños.
Volar una cometa es una maravillosa actividad lúdica y educativa, con grandes beneficios para los niños. La fuerza y dirección del viento se experimentan directamente con ese sencillo juego, introduciendo al niño en conceptos de física e ingeniería. Volando una cometa se estimula también la coordinación óculo-manual y la psicomotricidad fina.
En esta etapa, los juegos con arena se convierten en un imprescindible durante el verano, especialmente si vamos a la playa. Hazte con un set de moldes, cubos y palas y permite que los niños disfruten de esta actividad con enormes beneficios.
Debemos permitir que los niños se sumerjan y exploren la naturaleza desde que son pequeños, pero quizá el verano resulta la época más idónea para ello, pues solemos practicar más turismo de naturaleza, hacemos más excursiones y picnic al aire libre.
Así pues, anima a tu hijo a explorar y experimentar con los elementos naturales que encuentre durante vuestras salidas, como por ejemplo piedras de río, palos, hojas, flores, conchas de mar... Puede coleccionar estos elementos, aprovecharlos para iniciarse en el conteo y la clasificación, hacer manualidades con ellos...
Niños a partir de seis años
A todos los ejercicios y actividades arriba mencionados, podemos añadir otros que requieran de una mayor complejidad motora y sirvan para estimular su coordinación, sentido del equilibrio, resistencia y fuerza física, como los que a continuación os recomendamos:
Si el niño ya nada con soltura, podemos hacer actividades acuáticas como carreras de nado, buceo, saltos, bailes en el agua, deportes acuáticos...
Juegos de raqueta como las palas de playa o el voleibol sobre la arena son dos deportes perfectos para el verano y que aportan grandes beneficios al desarrollo del niño.
Aunque es posible iniciarse en labores de jardinería a edades más tempranas y en cualquier época del año, a partir de los seis años los niños ya han adquirido una mayor conciencia medioambiental y pueden responsabilizarse de las plantas con mayor autonomía. Además, el verano resulta una época perfecta para cultivar hortalizas como pimientos, espinacas, tomates o lechugas. Cultivar y cuidar este tipo de plantas ayuda al niño a fomentar su independencia y responsabilidad, aprender de donde salen ciertos alimentos, a desarrollar su capacidad de razonamiento y su preocupación por la naturaleza.
Además de fomentar las excursiones en la naturaleza y la experimentación con elementos naturales, a partir de los seis años los niños ya están preparados para utilizar aparatos de observación como microscopios, telescopios, prismáticos, lupas... Estos utensilios les permitirán analizar con más detalle su entorno e incluso observar aspectos que de otro modo pasarían desapercibidos.
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