Los bebés son altruistas: un experimento demuestra que son capaces de renunciar a la comida y ayudar a los demás

Los bebés son altruistas: un experimento demuestra que son capaces de renunciar a la comida y ayudar a los demás
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La Real Academia Española de la Lengua (RAE) define el altruismo como "Diligencia en procurar el bien ajeno aun a costa del propio", y aunque nos parezca increíble, los bebés ya lo tienen y puede moldearse en la infancia si los niños tienen relaciones sociales a edad temprana.

Así lo ha demostrado un nuevo estudio del Instituto de Aprendizaje y Ciencias del Cerebro (I-LABS) de la Universidad de Washington, que ha concluido que los niños muy pequeños están dispuestos a ofrecer su comida y ayudar a los demás.

"Nos ayudamos unos a otros"

Rodolfo Cortés Barragán, investigador postdoctoral en I-LABS y autor principal de este nuevo estudio asegura que "los adultos nos ayudamos cuando alguien lo necesita, incluso si tiene un coste para nosotros":

"Por eso, pensamos que era importante estudiar el altruismo, uno de los aspectos más distintivos del ser humano, una parte importante del tejido moral de la sociedad. Así que quisimos investigar este comportamiento en los niños".

Los investigadores de I-LABS querían probar si los bebés eran capaces de actuar más allá de su propio interés, cuando se enfrentaban a una de las necesidades biológicas más fundamentales: la comida.

Así, este nuevo estudio, publicado el 4 de febrero en la revista Scientific Report, comprobó que el altruismo puede comenzar en la infancia.

Tras realizar un estudio con cerca de 100 niños de 19 meses, los autores encontraron que los pequeños, incluso cuando tenían hambre, ofrecieron un sabroso alimento a un extraño que lo necesitaba.

Y esta peculiaridad es exclusiva de los hombres ya que los primates no humanos, como los chimpancés, no entregan la comida que ellos necesitan.

Fruta, el objeto de deseo

Frutas

Los investigadores eligieron frutas aptas para niños (plátanos, arándanos y uvas) y establecieron una interacción con el niño para determinar si el pequeño, sin estímulo, instrucción verbal o refuerzo, sería capaz de dar un alimento apetitoso a un desconocido.

Trabajaron con dos grupos de niños. En el grupo de control el investigador dejó caer suavemente el trozo de fruta en una bandeja en el suelo, fuera del alcance del pequeño y no mostró ninguna expresión ni hizo intento alguno de recuperar la pieza de fruta.

En el grupo de prueba, el adulto fingió dejar caer accidentalmente la fruta en la bandeja, y luego intentar alcanzarla sin éxito.

En este vídeo, facilitado por el I-LABS, se ve a un niño de 19 meses ofreciendo una fresa al autor principal de la investigación, después de que dejase caer la fruta.

Pero no fue el único: el aparente deseo del adulto por la comida parece desencadenar una respuesta de ayuda en los niños.

De hecho, más de la mitad de los niños del grupo de prueba recogieron la fruta y se la dieron al adulto, en comparación con el 4% de los niños del grupo de control.

Son generosos, incluso si tienen hambre

En un segundo experimento con una muestra diferente de niños, se pidió a los padres que trajeran a su hijo justo antes de su merienda, cuando se supone que el niño tiene hambre. Los investigadores razonaron que esto aumentaría el "costo para uno mismo" que define el altruismo.

Se repitieron los escenarios de los grupos de control y de prueba, pero con niños que ahora estaban más motivados para quedarse con la fruta.

Pero los resultados reforzaron los obtenidos en el estudio anterior: el 37% del grupo de prueba ofreció la fruta al investigador, mientras que ninguno de los niños del grupo de control lo hizo.

Andrew Meltzoff, co-director de I-LABS explica que:

"Los niños en este segundo estudio miraron con anhelo la fruta, y luego la regalaron. Es una versión de la ayuda altruista en el mundo de los bebés."

El equipo de investigadores también constató que los niños ayudaron durante todo el experimento, de forma espontánea y repetidamente a una persona ajena a su familia cercana.

Los investigadores también descubrieron que los niños con hermanos y de determinados orígenes culturales tenían una probabilidad especial de ayudar al adulto, lo que indica que la expresión de altruismo infantil es maleable.

El autor principal de la investigación, Rodolfo Cortés Barragán, concluye:

"Creemos que ciertas experiencias familiares y sociales marcan la diferencia, y sería deseable una investigación más amplia para comprender más a fondo lo que maximiza la expresión del altruismo en los niños pequeños".

"Si podemos descubrir cómo promover el altruismo en nuestros hijos, podríamos caminar hacia una sociedad más solidaria".

Vía | Universidad de Washington

Fotos | iStock

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