Llegamos al final de nuestro repaso al desarrollo del lenguaje de los niños con la etapa que va de cinco a seis años.
En este período de tiempo podremos comprobar como, además de los aspectos orales del lenguaje, el niño poco a poco estará más preparado para iniciar una etapa que le introducirá en el mundo del lenguaje escrito: la lectura y la escritura.
El lenguaje expresivo y comprensivo de nuestro hijo se desarrolla a una velocidad muy grande, lo que le permitirá tener unas estrategias de comunicación oral altamente eficientes, de cara a querer contar algo a la gente que le rodea sobre su día a día.
Lenguaje expresivo
Nuestro hijo cuenta, durante esta etapa, con un lenguaje expresivo muy rico y elaborado gracias a la maduración articulatoria lograda durante todo este tiempo. La discriminación de los sonidos es cada vez más fina, y su repertorio de fonemas está casi completo. todos los sonidos que ha ido adquiriendo en etapas anteriores (/b/,/p/,/t/,/g/,/k/,/f/,/j/,/ch/,/m/,/n/,/ñ/,/l/,/d/,/r/,/z/, /s/ y las sílabas formadas por /consonante + l/) están perfectamente generalizados en su lenguaje espontáneo, y no le suponen ningún tipo de problema a la hora de articularlos.
Para finalizar este aprendizaje, el pequeño irá pronuniciando cada vez mejor el sonido /R/ (la "rr") y los grupos consonánticos formados por /consonante + r/ (estos sinfones son los siguientes: pr, br, fr, tr, dr, cr y gr). No obstante, tenemos que tener en cuenta siempre que no todos los niños tienen la misma facilidad para realizar este sonido, ya que su articulación es muy precisa; si vemos en este tiempo que nuestro hijo no es capaz de articularlo, no hace falta que nos preocupemos (en principio), ya que puede adquirirlo un poco más tarde, entre los seis y los siete años. No obstante, ante cualquier duda, siempre es mejor acudir a un especialista que nos oriente.
Como he dicho anteriormente, el niño a esta edad ya tiene una maduración de los órganos que intervienen en la articulación de sonidos (boca, lengua, labios...) bastante avanzada, lo que le ayudará a no realizar ningún tipo de error articulatorio (sustituir unos fonemas por otros, invertir sílabas al hablar, omitir algún sonido...) y a ser capaz de pronunciar correctamente sílabas directas (consonante + vocal, por ejemplo: casa), sílabas inversas (vocal + consonante, por ejemplo árbol), sílabas trabadas (consonante + consonante + vocal, por ejemplo clavo) y sílabas mixtas (consonante + vocal + consonante, por ejemplo cansado).
Los aspectos que se iniciaban en la etapa anterior referentes a las propiedades metalingüísticas (es decir, ser consciente que las frases no son bloques y que se pueden modificar variando las palabras que las componen; del mismo modo, las palabras también se pueden modificar y dividir en sílabas y sonidos aislados), poco a poco se van consolidando.
Podemos comprobar como el pequeño puede identificar y nombrar la sílaba final de una palabras (lo que le dará la noción de rima, pudiendo inventar dos frases que rimen), y posteriormente en cualquier posición. También podrá omitir o añadir sílabas en una palabra, tanto al inicio, en el interior o al final de la palabra. Del mismo modo podrá encadenar palabras, ya que podrá identificar con mayor facilidad los fonemas de una palabra (bien al inicio de la palabra, en el interior o al final de la misma).
Sus enunciados cada vez son más complejos y aportan más información acerca de los hechos que nos quiere contar. Empieza a introducir oraciones subordinadas (éstas son oraciones que por sí sola no tiene sentido porque depende de otra oración principal, por ejemplo: "podremos ir al parque cuando deje de llover"). Además, tiene un amplio manejo de las distintas categorías gramaticales (verbos, adjetivos, adverbios...) que le será de gran ayuda para poder dar mensajes que harán que la persona que está escuchando entienda perfectamente a qué se está refiriendo.
Gracias a las distintas situaciones que nuestro hijo vivirá en su día a día, el número de palabras que irá adquiriendo se incrementará a una velocidad increíble. Y no sólo contará con un vocabulario muy amplio, sino que sabrá cuándo introducir cada palabra, ya que cuenta con una cohesión y una coherencia a la hora de hablar más sofisticada que durante la etapa pasada.
Para terminar este apartado, decir que el uso que hace nuestro hijo del lenguaje se hace cada vez más complejo: puede identificar y conocer los estados internos de la persona con la que estamos hablando más fácilmente, adaptando lo que va a contar a las circunstancias externas. Por otro lado, ya puede respetar perfectamente la toma de turno en la interacción con los demás, manteniendo el tema de conversación propuesto y respetando las reglas conversacionales entre iguales.
Lenguaje comprensivo
El lenguaje comprensivo también aumenta a la par que el expresivo, ya que podemos comprobar como es capaz de identificar un mayor número de acciones complejas en una imagen, o incluso de resolver adivinanzas rimadas sencillas (con o sin imágenes delante). Del mismo modo, puede encontrar varias semejanzas y diferencias entre dos elementosContestar a preguntas relacionadas con acciones de personas cercanas, contestar a preguntas relacionadas con acciones de profesiones conocidas o actividades sociales, o incluso llegar a identificar absurdos en textos cortos y sencillos.
Conclusión
Es importante decir que durante todo este tiempo, el niño poco a poco ha ido mostrando una actitud postural correcta que le facilita la emisión vocal y la instauración de un patrón respiratorio correcto, al igual que uno inspiratorio (hay que tomar siempre el aire por la nariz, para evitar problemas de salud en la garganta o incluso problemas de voz). Esto se traduce en una coordinación fonorrespiratoria correcta que permita hablar el mayor tiempo posible sin esfuerzo alguno, logrando emitir sonidos a diferentes intensidades y tonalidades, al igual que discriminar auditivamente distintas cualidades de la voz: intensidad, duración, tono, timbre…
Además, es a partir de los cinco años cuando la dentición temporal empieza a caerse y se inicia el proceso de dentición permanente. Debemos tener esto en cuenta ya que suele ocurrir que muchos niños cometen algunos errores del habla normales en esta etapa. El más común es el sigmatismo o dificultad para pronunciar la /s/. Por ello, se aconseja no tratar hasta que los nuevos dientes no son bastante grandes, ya que puede tratarse de un simple problema de evolución, que se supera de forma natural (recordad que si tenéis alguna duda acerca del desarrollo del lenguaje en vuestros/as hijos/as, podéis plantearla en nuestra sección Bebés y más Respuestas.)
El proceso de desarrollo del lenguaje es algo que no dura exactamente hasta los seis años, sino que se irá enriqueciendo durante toda la vida del niño; no obstante, si es verdad que es en esta edad cuando el lenguaje se asemeja más al de los adultos en lo que a complejidad y elaboración se refiere.
Y lo más bonito de todo es que nosotros, sus padres, le acompañaremos en este proceso y tomaremos un papel muy importante en él, ya que nosotros seremos sus modelos desde el primer momento y en los que él se fijará para lograr hablar como hablamos nosotros.
Foto | elleinad en Flickr En bebés y más | Rotacismo: problemas para pronunciar la "r", Teorías sobre la adquisición y desarrollo del lenguaje en el bebé: el interaccionismo, Qué pueden hacer los padres para ayudar a estimular el lenguaje