Continuamos repasando los aspectos más importantes del desarrollo del lenguaje en el niño tras ver el enorme avance que se da durante el período de tres a cuatro años.
Ahora llegó el turno de la etapa que va de cuatro a cinco años, donde seguimos apreciando como el repertorio de sonidos de nuestro hijo va asemejándose más al nuestro, al igual que la complejidad de las frases que elabora o el amplio vocabulario con el que va contando.
Esta etapa se caracteriza porque el niño va a comenzar a desarrollar determinadas estrategias que le hará ser consciente de que las frases se pueden dividir en elementos más sencillos, que son las palabras, y que éstas, a su vez, se pueden segmentar en sílabas. Esto es muy importante de cara al posterior aprendizaje de la lectura y de la escritura.
Lenguaje expresivo
El lenguaje expresivo de los pequeños continúa una línea evolutiva que hace que cada vez sus emisiones verbales sean más complejas y elaboradas, lo que les va a permitir ser capaces de contar un mayor número de cosas con mayor facilidad. No será necesario que el adulto tenga que adivinar lo que su hijo le quiere decir, ya que éste cuenta con las herramientas necesarias para dar la información pertinente.
Su repertorio de fonemas poco a poco va completándose, y a los sonidos que era capaz de pronunciar en la etapa anterior (/b/,/p/,/t/,/g/,/k/,/f/,/j/,/ch/,/m/,/n/,/ñ/,/l/, /d/ y /r/), se le suman ahora los sonidos /z/ y /s/. Además, ahora ya es capaz de realizar sin ningún problema los sinfones de /consonante+l/ (clavo, Pablo, iglesia...).
Gracias a su madurez articulatoria, cada vez debería producir menos errores en lo referido a los fonemas. En el caso de que nuestro pequeño tuviera algún problema en el habla, éste sería más evidente y fácil de detectar, siendo necesario acudir a un especialista para confirmar o desmentir nuestra sospecha inicial.
Como decía al inicio, es entre los cuatro y los cinco años cuando nuestro hijo adquiere la conciencia necesaria para reconocer, dentro de una frase, las diferentes palabras que la forman. Así, podemos sorprendernos al observar cómo es capaz de omitir el sujeto, el verbo o el complemento de una frase de hasta tres palabras. O incluso es capaz de comparar frases identificando una de las cuales tenga una palabra que es distina.
Del mismo modo que es capaz de separar las palabras de una frase, según vaya desarrollando esta habilidad metalingüística será capaz de dar un paso más allá e identificar hasta cuatro sílabas dentro de una palabra. Y aún más allá, al final de esta etapa incluso podrá discriminar vocales en posición inicial de sílaba o decir con qué sonido empieza una palabra que le decimos.
Todo esto se complementará con un uso más variado de los adjetivos, pronombres, adverbios y preposiciones dentro de su lenguaje espontáneo. Por ejemplo, nuestro hijo empezará a usar los adverbios de tiempo antes, ahora y después, a usar enunciados que las conjunciones "o/u" (¿comememos carne o pescado?) y negativas "ni" (no quiero helado ni tarta) o enunciados que contengan los pronombres posesivos "el mío" y "el tuyo" con sus variantes de género y número ("los míos", "las tuyas..."). Puede hacer frases que lleven las partículas interrogativas "cuál", "cuánto", "por qué" y "a quién" o usar conectores discursivos (como por ejemplo "y", "además", "pero", "porque...")
Sus frases cada vez son más largas, llegando a estar elaboradar por hasta ocho palabras, usando estructuras compuestas (por ejemplo: "Mamá pone la lavadora y papá hace la cena"). Además, el uso de los tiempos verbales también va siendo cada vez más preciso, ya que usa correctamente los verbos en presente y realiza adecuadamente enunciados que impliquen la idea de futuro y de pasado.
Su vocabulario se desarrolla en contacto con el contexto de su vida diaria lo que, unido a un mejor uso de los elementos lingüísticos, le hace poseer una relación de acontecimientos secuenciada y ordenada, lo que ayudará al interlocutor a entender mejor su discurso. Así mismo, esto le ayudará a tener una mayor cohesión (relacionar varios discursos correctamente) y coherencia (centrarse en un tema que responda a nuestro conocimiento del mundo) discursiva, haciendo que lo que nos cuenta tenga sentido.
Finalmente, el uso del lenguaje se hace cada vez más complejo. Es un aspecto muy importante, ya que el conocer los estados internos de la persona con la que estamos hablando (por ejemplo, si nuestro hijo nos cuenta lo que ha hecho en el colegio, ha de tener en cuenta que nosotros no lo hemos podido ver, por lo que debe tenerlo en cuenta y darnos mayor información; por el contrario, si nos está contando a lo que jugó en el parque el otro día, mientras estábamos con él, no será necesaria tanta información). Además, poco a poco es capaz de respetar la toma de turno en la interacción con los demás, manteniendo el tema de conversación propuesto, respetando las reglas conversacionales entre iguales.
Lenguaje comprensivo
La comprensión sobre todo lo que le rodea también va a experimentar un gran avance. Nuestro pequeño podrá seguir órdenes más complejas, e identificar objetos o acciones complejas en una imagen, incluso puede adivinar una acción mimada o el nombre de un elemento tras escuchar su definición.
Así mismo, podrá definir un elemento y encontrar, al menos, dos semejanzas o dos diferencias entre dos cosas. también podrá decirnos el opuesto correcto en una analogía (por ejemplo: "lo contrario de guapo es...", "un elefante es grande y un ratón es..."). También, gracias a ello, podrá identificar y explicarnos "absurdos" en dibujos (un perro con ruedas en lugar de patas, un señor que se pone las gafas al revés...).
Conclusión
Está claro que el desarrollo del lenguaje en el niño entre los cuatro y los cinco años supone un gran avance lingüísitico y que le resultará de gran utilidad en todos los ámbitos de su vida. Pero esto no acaba aquí, ya que en los próximos años nuestros hijos también irán desarrollando más estrategias que harán que acaben hablando como nosotros.
Foto | lorenkerns en Flickr En Bebés y más | La dislexia como problema de lectoescritura, Trastornos del lenguaje: disfasia, La televisión influye en el lenguaje de los niños.