Preocupante. No se me ocurre otra forma de definir este método conductista que pretende ayudar a los niños a controlar la eneuresis nocturna. Consiste en una especie de cinturón que se le pone al niño para dormir y que suelta una alarma con luz y sonido para despertarlo del sueño, incluso del más profundo, si se le escapa una gotita de pis. Luego viene un juego de “refuerzos positivos” que se supone que ayuda a fijar el buen comportamiento.
El especialista que lo presenta al menos admite abiertamente que es un método de condicionamiento que se usa cuando se han descartado los problemas físicos, pero desde luego no veo que contemple el que, sencillamente, el control de esfínteres es un proceso madurativo y que existen cuestiones psicológicas que pueden incidir en la eneuresis, circunstancias que me temo puedan agravarse por la tensión.
La verdad es que mira que he visto y leido metodos basados en la disciplina de Paulov para condicionar a los niños para que se adapten a las necesidades y tiempos que marca el mundo adulto, pero este me ha dejado helada.
Lo de que esto esté teoricamente seleccionado o por el Ministerio es muy matizable, en realidad, una vez se profundiza en la página, aparece que fue seleccionado para una exposición en ciertos museos, pero no aclara de que trataba la exposición.
Me resulta muy preocupante, tratandose de niños, que “por su bien” se invente un artilugio destinado a despertarlos noche tras noche hasta que aprendan a controlar los esfínteres a determinada edad, que además se propone que sean los cuatro años. Si esto se le hiciera a un anciano o a un enfermo con los mismos problemas seguro que no se vendería como algo inocuo.
Despertar bruscamente a una persona de su sueño, especialmente del profundo, tiene repercusiones seguro, de calidad de descanso, aumento del estrés y dificultades de concentración. Si lo dudaís, pedid a alguien que os despierte un par de veces de golpe en mitad de la noche con luz y ruido, y mañana me contaís que tal.
Educar y criar con el conductismo está muy bien para los perros, pero no me parece respetuoso cuando hablamos de niños, me parece peligroso, y más si jugamos con aparatos que no está en absoluto demostrado que no causen daños, por muy buena intención que tengan sus diseñadores.
Vamos, que me quedo con el pañal en vez de con las alarmas nocturnas. Al menos, si llego a viejita, es lo que espero que mi hijo use conmigo.
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