Los primeros años de vida del bebé se caracterizan por ser un período en el que se suceden con gran rapidez una serie de logros muy importantes como son el control de la cabeza, el poder sentarse, el inicio de la marcha, del lenguaje oral, maduración visual, auditiva o perceptiva o el establecimiento de las primeras relaciones con determinados adultos.
Para ayudar a nuestros hijos a alcanzar estos logros, existen multitud de actividades lúdicas de las que nos vamos a poder beneficiar. Os proponemos hoy algunas ideas al jugar con niños de cero a tres años y evitar así que se aburran, se cansen y no disfruten con las actividades que les proponemos.
No debemos olvidar que el desarrollo del niño es progresivo y fluctuante; esto significa que las conductas se suceden en un orden y que las edades en las que se consiguen varían en función de las características del niño y del entorno que le rodea, por lo que las edades son orientativas.
Nuestra tarea al jugar con nuestro pequeño es ayudarle a crear estructuras mentales que puedan aplicarse a su entorno, adaptando las actividades a las circunstancias y características individuales de cada niño.
Las actividades o ejercicios siempre deben elegirse en función de las características individuales del niño, de quién las va a realizar con él y del lugar donde se lleven a cabo. Esto ayudará a que sean más atractivas y llamativas tanto para el bebé como para quien las hace.
Cuando le expliquemos las actividades al niño, debemos hacerlo en un lenguaje que sea comprensivo para él: adaptaremos nuestro lenguaje, usaremos gestos explicativos para aclarar mejor lo que vamos a hacer... Todo esto tiene como fin que las instrucciones no dificulten el ejercicio.
Es importante saber que si hacemos un ejercicio con nuestro hijo y es la primera vez que lo hace, no podemos esperar que se haga a la perfección; una vez aprendido debemos exigir que poco a poco lo vaya perfeccionando, pero siempre atendiendo a su nivel. Así mismo, primero haremos los ejercicios más fáciles para luego ir pasando a los más complicados.
Estaremos atentos por si necesita ayuda, pero no nos adelantaremos sino que esperaremos a que la solicite; de no ser así, intervendremos no para resolverle el problema sino para iniciárselo y así facilitárselo. Además, debemos tener en cuenta el estado emocional y físico del pequeño cuando nos dispongamos a jugar con él.
Es interesante cambiar los utensilios que empleamos. No usar siempre las mismas cosas ayudará al pequeño a generalizar lo aprendido con otros aspectos. Del mismo modo, no le ofreceremos todo el material a la vez, sino que elegiremos entre dos o tres para dárselo. Sólo cuando el niño juegue libremente le ofreceremos todo el material.
Aunque se podría decir que lo más importante de todo es que no debemos forzar nunca al niño: le propondremos acrividades, oportunidades de aprendizaje y le ayudaremos cuando sea preciso, pero nunca forzarle.
Finalmente, recordar que es fundamental tener paciencia en las primeras edades; el niño no comprende las razones de su comportamiento, debemos evitar que realice actos peligrosos, actividades que no nos gusten, nosotros somos quienes seleccionamos lo que puede y no puede tocar, decir y no decir, hacer y no hacer..., por lo que es conveniente mantener unas normas mínimas constantes para que pueda aprenderlas fácilmente.
Al final, como se suele decir: "cada maestrillo tiene su librillo", y seguramente alguna de nuestras ideas al jugar con niños de cero a tres años ya las estéis aplicando. No obstante, os queremos recordar algo muy importante y es que no hay que establecer comparaciones entre niños, ni querer que todos los niños de la misma edad realicen las mismas actividades. Como digo siempre: "cada niño es un mundo".
Foto | Qole Pejorian en Flickr En Bebés y más | Actividades con música para niños, La importancia del juego en el lenguaje de nuestros hijos, La importancia del juego para el desarrollo de los niños, La importancia de responder a los priemros juegos del bebé