Hace unos días Ivanka Trump compartió en su cuenta de Instagram esta imagen visitando el zoo, con un elefante de fondo, que generó bastante polémica porque los hijos de Donald Trump son aficionados a la caza y se les ha visto en África matando animales.
Pero no solo por eso, sino también porque a pesar de que la mochila portabebé que utiliza está, en teoría, diseñada para ello (se llama Ergobaby 360 en alusión a que el niño puede ir de manera ergonómica mirando hacia dentro y hacia fuera), la realidad es bien distinta: el niño va al revés de como debería ir porque no está en posición ergonómica.
¿Por qué al revés?
Pues porque a día de hoy ningún portabebé permite llevar a un niño de cara al mundo en posición ergonómica. Ni siquiera este de la marca Ergobaby que siempre se había diferenciado por crear mochilas ergonómicas. Quizás para llegar a más público o con la intención de hacer algo novedoso se desmarcó con esta mochila tan extraña en la que los bebés que van mirando hacia fuera van mejor que en las llamadas colgonas, pero peor que si van de cara al porteador.
Las piernas se flexionan hacia adelante, no hacia atrás
Una de las razones por las que lo lógico es que el bebé envuelva el cuerpo de quien lo portea es que sus piernas se flexionan hacia adelante y no hacia atrás. Es como un abrazo, es una relación de tú a tú. Es coger en brazos al bebé, permitir que rodee nuestro cuerpo y fijarlo a nosotros con una tela o mochila. Eso es portear de manera cómoda para él y para nosotros.
Es lo más natural, pero además es lo mejor, porque la posición idónea de las piernas del bebé es en posición de M, tal y como os contamos hace un tiempo. Así, el fémur está en una correcta posición con respecto a la pelvis y no solo se desarrolla mejor, sino que evitamos que esa articulación pueda sufrir algún tipo de luxación o subluxación (por ejemplo, cuando un bebé nace con una subluxación de cadera el tratamiento es, precisamente, que adopte la misma postura que cuando es porteado de manera ergonómica).
En las mochilas colgonas es más fácil que la cadera se desarrolle de manera inadecuada que con la de la foto (porque la pierna cae más hacia abajo todavía), pero en esta no podemos hablar de posición de M porque las rodillas quedan más bajas que la cadera.
La espalda tiene que hacer una C, no lo contrario
Cuando hablamos de que la espalda tiene que tener una curvatura de C normal, como si el bebé estuviera más o menos sentado, nos referimos a la posición natural de la espalda, y no a la contraria. Si porteamos al revés, el bebé puede hacer una C inversa, sobre todo si el porteador tiene barriga o, en el caso de la mujer, mucho pecho o está embarazada.
Vamos, que así el bebé va demasiado recto, o incluso con la espalda invertida, dejando caer aún más peso en su zona genital o inguinal. Se supone que el peso del bebé en el portabebé se tiene que repartir entre su espalda, sus nalgas y sus piernas, y no que todo el peso lo soporten los genitales ni una zona muy pequeña de las piernas (en la foto, el bebé reparte el peso hasta más allá de media pierna, pero no está todo lo sentado que debería).
De espaldas a ti, peor para tu espalda
Además, la espalda del porteador tiene que aguantar más peso delante si va al revés, porque las piernas del bebé se alejan de nuestro cuerpo y eso hace que nos veamos obligados a compensar echándonos un poco hacia atrás, haciéndonos más daño a la larga.
Vamos, que ya son ganas de sufrir porteando si resulta que podemos llevar al niño a la espalda, donde no solo irá mejor él, sino que iremos mejor nosotros. Lo dicen hasta los médicos alemanes: mejor no llevarlos de cara al mundo.
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