La piscina es uno de los elementos más comunes del verano, sobre todo cuando estamos en compañía de niños. Hemos oído en varias ocasiones los peligros que entrañan por el riesgo de ahogo (en el telediario de la semana pasada hablaban de 2000 muertes por esta causa, sumando la playa, la piscina y los lagos, de las que 150 eran de niños) pero hoy vamos a comentar los aspectos positivos.
¿Qué beneficios puede ofrecer su utilización?. Revisaremos algunas características que hacen de la piscina una experiencia rica para el desarrollo del niño.
Entre la piscina en el jardín o una pública yo prefiero la segunda. Por un lado por razones de economía logística (dinero, energía y tiempo) ya que tener una piscina privada en perfectas condiciones requiere un cuidado atento. Por otro lado, como ya hemos comentado en alguna ocasión respecto de los parques o de la playa, cualquier ocasión en la que podamos ofrecer a nuestros hijos vivencias que compartan con otros niños de su edad y en la que supervisemos lo que ocurre, les ayudará a desarrollar sus competencias sociales, es decir, sus recursos para la relación personal con los demás.
En el caso de los niños de uno a tres años se da una circunstancia emocional que es muy interesante tenerla en cuenta. Se trata de una edad en la que no son independientes en el agua y por eso necesitan la ayudan del adulto para mantenerse seguros. Aunque es importante facilitar la idea de autonomía y de que no dependan de nosotros para hacerlo todo, es equilibrado que también vivan la necesidad de confiar en otras personas para hacer cosas especialmente difíciles o peligrosas (trepar, utilizar herramientas, usar el cuchillo...) como sucede en el agua. Esta oportunidad de interacción con nuestros hijos en la que jugamos un papel protector, a la vez que facilitador de experiencias intensas (dejarse llevar por nosotros en el agua, agarrarse a nuestro cuello mientras nos movemos...) crea un clima de confianza muy gratificante para el adulto y, en mi opinión, importante para el niño.
Por último, aunque es la parte mas obvia de la actividad, a nivel motriz permite una capacidad de movimientos y un gasto de energía que repercuten directamente en el desarrollo físico del peque. Por no hablar de lo que facilita, después del baño, los momentos de comida y sueño.
Foto | Flickr (Peasap) En Bebés y más | Precauciones de verano: a la piscina con niños, Disfrutar con el bebé en la piscina