Se habla mucho de la sociabilidad y la socialización de los niños, y eso se enfoca normalmente en la faceta que se ocupa de sus relaciones con sus iguales y se usa como argumento a favor de la escolarización temprana. Sin embargo parece que olvidamos que los seres humanos somos sociables por naturaleza y esta tendencia comienza desde su nacimiento. La sociabilidad de los bebés es algo que les caracteriza desde los primeros días.
Los bebés son seres enormemente sociables y sociales. La relación con los otros humanos, empezando con mamá y ampliándose a otras personas con las que se sientan seguros, es para ellos una necesidad y una fuente de placer. Adoran ser tocados, que les hablen, que los tomen en brazos y que les sonrían. En realidad, todo lo aprenden a través de la sociabilidad innata, y es ésta también su estrategia de supervivencia.
Mirar la cara de mamá o papá es su primera relación con otros rostros. El cuerpo que los abraza y el pecho que los acoge y alimenta son sus placeres físicos iniciales. El vínculo con sus padres es el vehículo por el que entran en contacto con la humanidad y son ellos los que le muestran, desde el nacimiento, el modo en el que las personas nos relacionamos.
Significado de la sociabilidad
Los padres solemos temer que nuestro hijo, rodeado de mimos y amor, sea luego incapaz de enfrentarse a las dificultades del mundo. Pero hacerlo fuerte no pasa por endurecerlo, sino por darle una base emocional fuere en la que la confianza en si mismo se base en todo el amor, apoyo y comprensión que reciba de bebé.
Para el bebé, ser atendido y recibir de sus padres el calor, el amor y la satisfacción de sus necesidades físicas y emocionales, le enseña una lección imborrable: él importa, merece ser atendido, merece ser escuchado. Vale la pena.
Sus padres son sus primeros amores, sus primeros amigos, sus guías. Lo son todo. Le dan sentido a su existencia. Nada nos hace más fuertes que sentirnos amados, entendidos y respetados. Acompañado de sus padres el bebé comenzará a relacionarse con el resto de las personas.
Cuando es muy chiquitito ya podemos acompañarlo en su apertura al mundo. Cuando nos encontremos con una persona que les sea desconocida podemos presentársela, mirándolos, haciéndolos partícipes del encuentro, con sonrisas y amabilidad.
Debemos invitar a la otra persona a hablarles, pero sin invadir su espacio de forma que puedan sentirse violentos o asustados. También podemos, si tenemos algun objeto que les interese, prestárselo (siempre que no sea algo peligroso o demasiado delicado). Con ese gesto le enseñamos a compartir, con el ejemplo.
Lógicamente, el lenguaje es una de las herramientas más importantes en la relación social. A medida que el niño vaya asimilando la comunicación verbal empezará a tratar usarla, mucho antes de las primeras palabras. A partir del tercer mes comienzan a usar la voz para comunicarse y se atreven a los primeros intentos, incialmente con vocales y luego incorporando las consonantes "b", "p" y "m". De ahí pasará a balbucear sílabas y a unirlas.
A medida que pasen los més el tiempo y la intensidad de los ejercicios de balbuceo aumenta, siendo a veces una charla privada y otras veces usándolos para "hablar" con nosotros. Esos gorjeos risueños en voz alta, son los principios de sus primeras palabras, frases, y oraciones. El bebé escucha con mucha atención lo que decimos. Nos habla con gruñidos, llanto y gritos para expresar su descontento. Balbucea y gorjea para expresar su felicidad. Es un ser sociable.
Nuestro papel, en esta etapa, es fundamentalmente el de alentar la comunicación. Por eso hay que hablarles mucho y mirarlos, explicándoles las cosas y presentándoles las personas y objetos que entren en su vida. En este papel de simpático anfitrión que vamos a tomar no hay que desdeñar la importancia de la protección.
No hay que forzar al niño. Si tiene miedo o está cansado o demasiado excitado no hay que obligarle a mantenerse atento a las relaciones sociales con nosotros u otras personas. El respeto también incluye el respeto a la necesidad de descanso y a la necesidad de apartarse del jaleo.
La sociabilidad del bebé irá cambiando durante su primer año de vida, ampliándose en campo de acción, flexibilidad y variedad de situaciones emocionales, como veremos en el siguiente tema.
En Bebés y más | La forma de comunicarse de los bebés, Sus primeras "palabras" antes de las palabras