Los zapatos del bebé no deben sujetar el tobillo

Los zapatos del bebé no deben sujetar el tobillo
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Durante muchos años, cuando una madre preguntaba por cómo debían ser los zapatos para los bebés, o para cuando dieran sus primeros pasos, la respuesta era tan firme como las características de los zapatos: "Deben ser botas, con cordones para poder sujetarlas bien al pie o con tres o cuatro tiras de velcro para que tengan buena fijación. El tobillo debe quedar bien sujeto y la suela debe seguir incluso hacia el talón para mayor refuerzo."

Vamos, que los niños debían llevar prácticamente unas prótesis fijadas a sus pies para impedir movimientos extraños y permitir un caminar rígido y tosco. Lo curioso del asunto es que ahora se recomienda casi todo lo contrario, y una de las normas más claras en la actualidad es la siguiente: los zapatos del bebé no deben sujetar el tobillo.

Si sujeta el tobillo perjudicará el desarrollo

El tobillo es una de tantas articulaciones del cuerpo y, de igual manera que no ponemos férulas ni soportes a ninguna de ellas, tampoco tenemos que hacerlo en el tobillo. No conozco a nadie que ponga muñequeras a sus hijos para gatear, y mira que pueden llegar a gatear metros a lo largo de un día. Ni siquiera rodilleras, y eso que las rodillas no están hechas para ir sobre ellas, si pensamos en que en el futuro caminarán con los pies. Sin embargo, cuando por fin apoyan los pies, resulta que no confiamos en que los pies y los tobillos puedan hacer su función perfectamente y les metemos un soporte tremendamente molesto que, además, perjudica el desarrollo.

El tobillo es muy móvil, muy elástico, y debe ir cogiendo fuerza y musculatura a medida que se va utilizando, pero desde la libertad. Si la función del tobillo, que es la de soporte y articulación del pie, la molestamos con una bota rígida, entonces ni podrá hacerla bien, porque estaremos limitando el movimiento, ni cogerá la fuerza suficiente, al estar la bota robándole al tobillo parte de su función de soporte.

Entonces, ¿no compramos botas?

Gran parte de la oferta en calzado para los niños son botas. Y en invierno aún más, pues resguardan del frío o del agua. Además, las hay bien bonitas y a todos nos recuerda a nuestra infancia, cuando mayormente llevábamos botas. Pues sí, se pueden comprar botas, aunque no con la intención de que sujeten el pie al bebé, sino porque queremos que le abriguen o porque nos gustan.

Si las compramos, deberemos tener la precaución de no anudar fuerte la parte superior para que deje esa libertad al tobillo que necesita, pero no dejarla floja en el empeine para que la bota no baile (o que el pie no baile dentro de la bota). Si son de velcro, lo mismo, el superior debe quedar lo suficientemente holgado como para que el tobillo no quede perjudicado en su movilidad.

Parece mentira, ¿eh? Toda la vida pensando que como mejor se desarrollaban los pies era con una bota bien ajustada que controlara la movilidad del pie y ahora resulta que lo mejor es darle libertad. Lo cierto es que en el fondo tiene lógica: ¿cómo demonios lo harían nuestros antepasados cuando no existían las botas rígidas? ¿Acaso les ataban palos y cañas a los niños a los pies para que tuvieran poca movilidad? Parece poco creíble, ¿verdad?

Foto | Thinkstock
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