Hemos hablado ya del llanto del bebé, sus razones posibles y las consecuencias físicas de dejarlo sin atender. Todo ello se suma en una clara recomendación: hay muchas razones por las que hay que atender siempre el llanto de los bebés. Sin embargo, merece la pena hacer un repaso ordenado para ayudarnos a centrarnos cuando el llanto pueda sobrepasarnos. Tener las cosas claras ayuda mucho, mucho, a saber como actuar. No es cuestión de manuales, sino de saber encontrar nuestro instinto y comprender al bebé.
El bebé no sabe comunicarse con palabras, solo puede recurir al lenguaje no verbal. Pronto aprenderá a sonreir para transmitir que se siente feliz y bien atendido, con todas sus necesidades cubiertas. Pero al pequeño también le pasan cosas desagradables: frio, dolor, hambre, agotamiento, exceso de estímulos y simplemente necesidad de contacto físico. Y cuando estas sensaciones llegan son abrumadoras y para ellos no hay paciencia esperable, necesitan atención para solucionarlo y la necesitan pronto. Para decírnoslo solamente tienen un lenguaje: el llanto.
La lección de la confianza
Cuando el niño es atendido en su pena o su enfado aprende que tiene derecho a expresar esos sentimientos y que va a ser escuchado. Eso supone un incentivo claro para seguir avanzando en la mejora de su repertorio comunicativo. Si le hacemos caso cuando llora, si no lo ignoramos o le regañamos, entenderá que vale la pena explicarnos que no se siente bien, e irá refinando su lenguaje mientras se cimenta la confianza en si mismo como persona que nos importa y la confianza en que nosotros vamos a escucharle.
Llegará a adolescente sabiendo, si hemos puesto las bases adecuadas y las hemos mantenido a lo largo de los años, que sus padres respetan sus sentimientos y que no solo lo aman cuando es feliz, que también están abiertos a escuchar y atender sus problemas. No podemos esperar que un niño al que hemos silenciado, castigado o zarandeado cuando se quejaba de algo, aunque fuera algo que interfería nuestra rutina o nos parecía una tontería, empiece a confiar en nosotros a los 15. Es absolutamente imposible.
Hay que trabajarse la confianza desde el principio y saber mantenerla cuando tenga dos años y empiecen los berrinches, cuando tenga cuatro y ataques de celos, cuando tenga seis y no le guste hacer los deberes…
La importancia de saberse aceptado
Volvamos al principio, pues me parece una idea muy importante que hay que recalcar. El niño que no es atendido en su llanto aprenderá que es aceptado completamente, no solo cuando nos complace. Y aprenderá a expresar sus sentimientos de pena, miedo y dolor, a reconocerlos y a confiar en nosotros para que les ayudemos.
Entonces, cuando tenga un problema con un compañero, con un profesor, con un amigo, con las drogas, con la presión del entorno para tener sexo sin estar preparado, acudirá a las personas que saben que nunca les han fallado, que siempre les han escuchado. Pero si ignoramos su llanto el mensaje será: no importo, más me vale callar y no molestar, porque nadie vendrá a salvarme.
Los bebés tienen los mismos derechos que los adultos
Para un bebé tener miedo en la noche solo en su cuna, tener necesidad de estar abrazado a su madre, sentir su piel, que le acunemos para calmar la impresión de este nuevo mundo tan rápido, exitante y a veces hostil, es tan importante como nuestros problemas de adultos. Y merecen que les hagamos el caso que nosotros, cuando lloramos de pena, miedo o rabia, necesitaríamos que nos diera la persona a la que más amamos en el mundo.
¿Podeís imaginar el desamparo de un bebé que llora y al que nadie atiende? O peor, el bebé que llora y recibe hostilidad, indiferencia y gritos. No podemos seguir pensando que eso no les duele tanto como nos dolería a nosotros en el corazón. Si nos ponemos en su piel, si empatizamos con ellos, entederemos todo el enorme desconsuelo y desesperanza. Ellos ni siquiera pueden marcharse lejos, no pueden hablar, solo pueden esperar que su llanto nos conmueva y los abracemos.
Nunca dejaríamos sin responder a una persona que nos habla pero consideramos normal ignorar a un niño que llora, cuando en realidad está trantando de decirnos algo. Aunque no sepa hablar un niño es un ser humano, no tiene menos derechos que nosotros, es más, nosotros tenemos el deber de protegerlo y cuidarlo lo mejor posible. Ser mayores no nos da derecho a ignorarlos, como no ignorariamos a un anciano que llorase en su cuarto en mitad de la noche ni mucho menos le gritaríamos para que se callase de una vez o zarandearíamos su silla de ruedas mientras despotricamos de lo pesado que es.
La lección más sencilla
Si les enseñamos que en su desaparo tuvimos derecho a ignorar su llanto, en su mente se va a quedar señalado ese mensaje: tienen derecho a ignorar al desaparado. La compasión y la empatía no son palabras vacias, son enseñanzas que solamente podemos tranmitirles con el ejemplo y con la vivencia en propia carne.
En realidad, para los que buscan trucos o manuales de buena crianza, podríamos explicar las cosas de manera muy sencilla ¿me gustaría que me trataran así si yo estuviera en la misma situación que este bebé que llora? Si la respuesta es no mejor no tratar de justificar nada, si no nos gustaría que estando indefensos nos dejaran llorar, no lo hagamos. Es la razón más poderosa y simple por la que hay que atender el llanto de los bebés.
En Bebés y más | Calmar el llanto del bebé, Cuidar a un bebé que llora mucho sin perder los nervios