Si somos empáticos con nuestros hijos, ellos también lo serán con los demás
La forma en la que nos comunicamos con nuestros hijos desde que nacen, e incluso desde que están dentro del vientre materno, va dejando huella en su personalidad, mucho más de lo que creemos.
Mamá y papá son las persona de referencia del bebé, sobretodo mamá (la influencia del lenguaje materno es muy fuerte). Todo su mundo pasa a través de vosotros, absorben como esponjas lo que les enseñamos y decimos, y a medida que crecen transmiten lo que han recibido, por tanto si sois empáticos con vuestros hijos, ellos lo serán con los demás.
El ejemplo enseña
Los niños hacen lo que ven. Si dices palabrotas, las dirán, si tiras papeles en la calle, los tirarán, si tratas mal a los demás, ellos también lo harán. De igual forma, hablas de forma adecuada, eres un buen ciudadano y tratas a los demás con respeto, ellos harán lo mismo.
El respeto hacia los hijos es fundamental, no sólo porque ellos se merecen todo nuestro respeto y atención, como cualquier otra persona, sino por que a través de nuestra relación con ellos, les estamos enseñando también a ser respetuosos con los demás.
Estamos moldeando su cerebro
El cerebro de los niños es completamente moldeable durante los primeros años y se alimenta de las experiencias que recibe de su entorno. Los abrazos y las caricias que damos (y las que no damos), la forma en que nos dirigimos a ellos y hasta las palabras que usamos generan conexiones neuronales que van trazando su mapa cerebral.
Como padres, queremos que ese mapa cerebral se lo más rico posible y las emociones tienen mucho, pero mucho que ver en este punto.
Si somos capaces de comunicarnos con nuestros hijos a través de las emociones, aunque apenas tengan meses de vida, lograremos empatizar mejor con ellos, y a su vez, ellos lo harán con los demás. Es un trabajo de hormiga que debemos hacer cada día con ellos y que repercutirá en una enseñanza para toda la vida.
Las madres ayudan a los hijos a ser empáticos
Según un estudio reciente de la Universidad de York, especialmente el lenguaje de las madres hacia los hijos tiene una gran influencia en sus habilidades sociales futuras.
Se registró la forma en que las madres se dirigían a sus bebés mientras jugaban cuando estos tenían 10, 12, 16 y 20 meses de edad y volvieron a ser observados más tarde, cuando estos tenían 5 o 6 años.
Los resultados mostraron una correlación fuerte y positiva entre los comentarios relacionados con la mente de las madres cuando eran pequeños y la puntuación obtenida por los niños para entender los pensamientos ajenos a los 5 y 6 años de edad. Dicho de otra forma, la empatía de la madre se traslada al hijo.
La comunicación con tus hijos
Investigaciones como esta última demuestran la importancia de comunicarse con los hijos, desde que son bebés, de forma positiva. Las caricias, los besos, estar en brazos, el contacto físico, así como las palabras que usamos y la forma de dirigirnos a ellos marca su personalidad.
Pero a medida que los niños van creciendo, se enfadan, responden y nos demuestran su personalidad, también es importante la forma en que interactuamos con ellos.
Comprender sus rabietas, acompañarles en sus procesos emocionales, evitar expresiones como "eres malo", "eres caprichosa" y en definitiva, comunicarnos con ellos a través de la empatía contribuirá a que nuestros hijos crezcan más felices y que a su vez sean personas empáticas con las demás personas.
Vía | Neuroscience News
Fotos | iStockphoto
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