¿Sospechas que tu hijo tiene algún problema de audición? No lo dejes pasar

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Esta semana se ha celebrado el Día Mundial de la Audición, y la Organización Mundial de la Salud ha aprovechado para recordar que cerca de 32 millones de niños en el mundo sufren algún tipo de pérdida de audición discapacitante, lo cual supone un obstáculo para la educación y la integración social. La inmensa mayoría vive en países de ingresos bajos y medianos, pero estos problemas pueden llegar a cualquier lugar.

La OMS calcula que alrededor del 60% de las pérdidas de audición en la niñez se podrían evitar con medidas de prevención, por ello es vital el diagnóstico temprano. Ya os hemos hablado de las señales de pérdida de capacidad auditiva, signos a los que hemos de estar atentos para que no haya complicaciones.

Pero, ¿por qué es tan importante que los niños oigan bien? En plena etapa de desarrollo, en los bebés y niños la audición es esencial para aprender a hablar: la repercusión más evidente de la pérdida de audición en la niñez tiene que ver con la adquisición del lenguaje.

Este trastorno también afecta al aprendizaje en su conjunto y al desarrollo de aptitudes y actitudes sociales. Es decir, un niño con discapacidad auditiva tendrá dificultades para participar plenamente en la vida social y obtener buen rendimiento escolar, de ahí que la pérdida de audición suponga un obstáculo para su educación y la integración social.

Para el niño, los problemas de comunicación pueden provocar un sentimiento de ira, estrés y soledad, y consecuencias emocionales y psicológicas perdurables, como la falta de autoestima, que pueden afectar profundamente al conjunto de la familia.

Si la pérdida auditiva es inevitable, son necesarias intervenciones que aseguren a los niños el logro pleno de sus potencialidades recurriendo a la rehabilitación, la educación y la potenciación. Las organizaciones médicas internacionales y de defensa de la infancia apelan a los distintos gobiernos para que actúen en estos ámbitos.

La importancia de la detección precoz

La detección precoz es primordial para frenar algunas consecuencias, aunque hay otros factores que determinan los daños de la pérdida de audición en las personas, en especial en los niños

  • Edad de aparición: No es lo mismo perder la audición a una edad avanzada que en los primeros años de vida. La primera infancia es la etapa óptima para la adquisición del habla y el lenguaje. El impacto de la pérdida auditiva es máximo en los niños que nacen con ella o la sufren poco después del nacimiento.

  • Grado de la pérdida de audición: Puede ser desde ligero hasta profundo. Cuanto mayor sea la gravedad, mayor será el impacto.

  • Edad de detección e intervención: Cuando antes se detecte la pérdida de audición, y cuanto antes se proporcionen servicios de apoyo, tanto mayores serán las posibilidades de que el niño adquiera el lenguaje hablado. El Joint Committee on Infant Hearing recomienda que todos los niños con pérdida de audición hayan sido objeto de una intervención a los seis meses de edad. La detección precoz y la intervención propician también una importante disminución del aumento de los costos de enseñanza que entraña la pérdida de audición, y mejoran la capacidad de ganarse la vida en el futuro.

  • Entorno: El entorno general de la vida de un niño con pérdida de audición, incluido el acceso a los servicios, influye significativamente en su desarrollo. Los niños que viven en entornos desfavorecidos o países en vías de desarrollo tendrán dificultades para acceder a tecnologías y otros medios que les ayuden a superar sus dificultades. Los niños con pérdida de audición que tienen acceso los audífonos, los implantes cocleares, la lengua de señas y una educación especial a menudo pueden participar en pie de igualdad con los niños que tienen una capacidad de audición normal. El apoyo de los padres y la familia facilita la integración social de los pequeños con pérdida de audición.

Como vemos en los dos últimos puntos, es primordial un sistema sanitario y social que ayude a detectar y tratar cuanto antes los casos de niños con problemas de audición. De ello depende en buena parte el futuro y la felicidad de los niños. ¿Por dónde podemos empezar nosotros, en nuestro entorno? Por no dejar pasar las sospechas de problemas de audición, tener al día nuestras vacunaciones, no exponer a los niños a ruidos fuertes y no faltar a las revisiones pediátricas habituales.

Foto | Philippe Put en Flickr-CC
Más información | OMS
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