13 tips para inculcar el hábito de lectura en tus hijos
En un mundo donde todo llega a través de una pantalla táctil, en el que los niños cada vez reciben más y más fuertes estímulos, cómo hacemos para que se sientan atraídos por algo en apariencia tan sencillo como puede ser un simple libro. No tiene luces, no hay sonidos (bueno, en la mayoría) y por si fuera poco, ¡los dibujos no cambian!
Sin embargo todos tenemos muy claro que la lectura es básica para el desarrollo de nuestros hijos y el conjunto de infinitos mundos a los que un libro es capaz de transportarnos, por eso, aquí os dejo 13 tips para intentar despertar la curiosidad de vuestros hijos por los libros.
Hay que tener en cuenta que cada edad requiere diferentes estímulos y que no es lo mismo leerle a un bebé o estimular su curiosidad hacia esos extraños objetos que saben a celulosa que a un niño de seis años poco dado a mantenerse quieto o a un pre-adolescente rodeado de consolas y móviles. Por tanto habrá que adaptarse a las necesidades de ellos.
Crea un ambiente adecuado para la lectura
A todos nos gusta leer de una forma determinada, a unos en completo silencio, en soledad, en nuestro sofá preferido, en la cama, en el metro, en el baño (algo que no descubres hasta que eres madre o padre). Empecemos por crear un ambiente donde todos nos sintamos cómodos con la lectura, en la cama con nuestros hijos, antes de acostarles, o en un rincón rodeados de sus muñecos favoritos o dejándoles que ellos mismos escojan su rincón y sus posturas (ya llegará el tiempo en que nuestro cuerpo no nos deje leer boca abajo o sin apenas luz)
Cuanto antes mejor
Conseguiremos que el hábito de la lectura -al igual que otro tipo de hábitos- se convierta en algo cotidiano, cuanto antes empecemos a trabajar en ello. Será mucho más fácil que un niño de 10 años disfrute con la lectura y lo haga habitualmente si desde pequeño ha ido leyendo aquello que caía en sus manos.
No podemos pretender que nuestro hijo se ponga a leer libros si los únicos que ha visto hasta ahora han sido los de clase.
No tengas miedo al teatro
A los bebés les gusta que los personajes cobren vida, si lees un cuento de forma lineal, sin cambios de expresión y simplemente pensando cuando se va a acabar es muy probable que hayan encontrado una forma para que a tu hijo no le guste leer.
Disfruta de la lectura tú primero para que ellos la disfruten contigo. Ponle voces a los personajes, imita sus gestos, incluso los olores, verás como todo cambia y tus hijos estarán deseando que les lean un cuento.
Ayúdate de accesorios
¿Accesorios? ¡Si la mente no necesita nada de eso! Y Hasta cierto punto es cierto, nuestra mente es capaz de crear todo aquello que necesite la historia para hacer que nos metamos dentro de ella. El problema es que los bebés necesitan ciertos vínculos con la realidad para que la historia cobre cuerpo en su cabeza. Así ayudarse de peluches o juguetes va a facilitarnos explicar la historia a los más pequeños. Está claro que con los mayores, esta parafernalia es cada vez menos importante.
Rimas
Las rimas son una forma sencilla de memorizar las cosas y de que vayan aprendiendo palabras y con ellas historias. Recordemos que los primeros libros han sido las historias que se contaban oralmente para aquellos que no sabían leer o escribir y que se hicieron en forma de canciones y versos para facilitar su aprendizaje.
¿Qué pasará luego?
Crea un ambiente de suspense, fomenta su curiosidad. Esto es muy fácil en los niños pequeños, pues el querer saber es algo innato. Podemos realizar pausas en la lectura del tipo: "anda, el niño se ha encontrado una rana...¿qué será lo que hará ahora con ella?" Es una buena forma de mantenerles atentos al hilo de la historia, que no se distraigan y que se vayan creando sus propias historias en la cabeza.
Juega con la curiosidad
Mira, hay un lobo que va hacia una granja...¿de qué irá el libro?¿Quieres que lo leamos para saber qué va a hacer el lobo? De esta forma le das una elección a parte de poner el foco de su curiosidad en algo nuevo. Con los más mayores podemos aprovechar algo que haya pasado en la vida real, algún sitio que hayamos ido a ver o que vayamos a ir, o una festividad o película para que fomentemos en ellos el querer saber más leyendo algún libro en casa o buscando información por internet.
Crea tu propia historia
No es necesario que terminemos las historias tal como indica el libro, es posible que algunas veces prefiramos cambiar el final o algún rasgo de algunos de los personajes para adecuar la historia nuestros hijos, cambiar personajes masculinos por femeninos, algún animal por su animal favorito, eliminar alguna escena que les de miedo, etc.
Para los más mayores también podemos aprovechar los libros que tienen una trama y final abiertos, en los que el propio lector es el que elige cómo quiere que continúe la historia tomando las decisiones por el protagonista.
Entender la moraleja y conocer las emociones
La mayoría de los libros para niños llevan una moraleja final y muchos sirven para que se vayan dando cuenta de las emociones de la vida real o de las consecuencias que pueden acarrear ciertas acciones. "Mira, el bebé está llorando porque ha perdido un juguete. ¿Tú te pones triste cuando pierdes uno de tus juguetes?", "Mira, el niño se siente mal porque los demás se ríen de él" Y así, poco a poco, podemos ir enseñando a nuestros hijos a expresar lo que sienten o a que nuestras acciones tienen consecuencias en los demás.
No importa lo que lea, el caso es leer
Leer a García Márquez, a Cervantes o a cualquiera de los grandes clásicos de la literatura está muy bien y es algo que toda escuela debería fomentar. El problema es que no a todos nos gustan las mismas lecturas y obligar a un niño que ya no le gusta leer demasiado a leer algo que no le gusta es la mejor forma de conseguir que odie la lectura para siempre. Dejar que los niños lean lo que quieran es la mejor forma de fomentar el placer por la lectura, da lo mismo si es Guerra y Paz, el Quijote o un Cómic, lo importante es que lea. Un lector asiduo termina por sentir curiosidad por diferentes historias y tarde o temprano llegará a los grandes de la literatura, solo hay que dejarle madurar.
Se tú su ejemplo
Está claro que la mejor forma para que un niño se sienta atraído por la lectura es que nos vea leyendo, ¡aunque sea la etiqueta del champú! y sobre todo que nos vea leer libros, de los de papel, porque así evitaremos las tentaciones de que lo confundan con juegos de la tablet.
Deja que sean ellos quienes lean los cuentos a los demás
Una vez que nuestros hijos sepan leer, podemos aprovechar para que sean ellos quienes nos lean un cuento a nosotros, esto reforzará su comprensión lectora, su habilidad en la lectura y su autoestima al ser ellos ahora los que leen a quien tanto les leyó de pequeños. También que sean ellos los que les lean a sus hermanos pequeños o incluso a sus mascotas les puede ser de gran ayuda.
Amar los libros
La lectura se fomenta también mediante el respeto hacia los libros, cuidarlos mientras los leemos, tener cuidado de no perderlos, pintarlos o usarlos como munición para la nueva catapulta.
Fotos | iStockphoto
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