Es posible criar sin azotes

Es posible criar sin azotes
8 comentarios

Hemos hablado bastante en los últimos días sobre la importancia de atender el llanto de los bebés y también de las formas de educación que hemos recibido y que reproducimos tratando de corregir a los pequeños con azotes, castigos o gritos. Pese a que este comportamiento lo tengamos casi interiorizado como normal y sin consecuencias muchos padres desearían criar sin azotes y cambiar el proceso logrando una comunicación más empática y respetuosa con sus hijos, tratándolos como lógicamente todos los seres humanos desearíamos ser tratados. Pero ¿cómo lograr esa crianza más empática y esa comunicación respetuosa?

Puede parecernos complicado si no tenemos los recursos necesarios y no hemos interiorizado que a los niños no se les puede tratar de una manera que sería inadmisible hacia un adulto, especialmente si este estuviera en una posición de dependencia o indefensión como sucede con los niños.

Nuestras frustraciones y tensiones a veces nos hacen explotar, pero el hacerlo con los niños debería producirnos más rechazo incluso que si lo hacemos con un adulto. Para los padres que vieron que sus padres lo hacían y asumen que les sucede también, esto puede resultarles un comportamiento que saben incorrecto pero que no consiguen cambiar. Pero es posible aprender a criar sin azotes.

Para todos esos padres que desean aprender a criar sin azotes, controlar su ira o sus nervios y tratar a sus hijos con el mismo respeto con el que tratan a otras personas pero no logran hacerlo hay ideas, estrategias y hasta trucos sencillos que pueden resultarles de mucha ayuda para trabajar el cambio de su comportamiento. Hoy vamos a aprender que los adultos nos equivocamos y veremos un ejemplo: el caso del supermercado.

Los adultos nos equivocamos

Pues si. Parece que nos cuesta aceptarlo, pero es cierto, los adultos nos equivocamos. Los adultos nos portamos mal a veces, tenemos rabietas, berrinches, nos vemos sobrepasados por las circunstancias, estamos cansados y explotamos y eso nos lleva a comportarnos mal, a ser maleducados, violentos, agresivos y vengativos.

De verdad no cuesta nada admitirlo. Resulta liberador y curativo. No hay que temer a la culpabilidad, pues reconocer los fallos es indispensable para lograr subsanarlos. Perdemos los nervios pero con quienes nos permitimos pasar límites que no pasaríamos con nadie es con los niños, como si no pasara nada por hacerlo porque no aceptamos que, si nuestros padres lo hicieron, nos hicieron daño con ello. ¿Nos traumatizó? Pues eso no lo puedo responder, pero sin duda nos dolió que nos pegaran un azote o un tortazo, nos amenazaran con dejar de amarnos y nos llamaran cosas feas.

Y una vez aceptamos que eso duele seas niño o adulto, podremos decidir que no queremos repetir ese error y seguro que encontraremos el modo de educar sin azotes.

El caso del supermercado

Un niño está en el supermercado con su madre. Ella lleva al hermano bebé en el cochecito. El niño tiene tres años, está cansado y aburrido, corretea por los pasillos, se tira al suelo. Está en un sitio y en una situación que no entiende y que no es adecuada para sus necesidades. No puede más. Termina llorando tirado en el suelo porque quiere una chuquería o porque ha tirado jugando unos botes del estante.

Su madre no puede más. El bebé tiene hambre, tiene que ir a casa y darle la teta o preparar el biberón corriendo, y ella no ha dormido apenas. Le duele la espalda, el estómago, pero sobre todo le averguenza el modo en el que la gente mira a su hijo tirado en el suelo, se siente mala madre, quiere parar esto y llegar a casa cuanto antes. Explota.

Agarra al niño del brazo y le obliga a levantarse. Le da un azote. El niño sigue llorando. Le dice que es malo, que la tiene harta, que como siga llorando le va a partir la cara, que va a dejar de quererlo… he escuchado todas las variantes, a gritos o con voz baja, rostros amenazantes y algunas palabrotas realmente irreproducibles aqui.

En algunos casos terminará comprando la chuchería para que el niño se calme, aunque seguirá machacándolo con lo mal que se ha portado y lo desagradable que es. Otras no cederá, y se lo llevará casi arrastrando, hasta que el niño tenga una rabieta monumental o termine llorando muy bajito, sin saber ya ni lo que le pasaba.

En realidad, comprar o no la chuchería no es la respuesta, la solución al caso no pasa por compar o no algo que en realidad no consideramos inadecuado para la salud del niño pues otros días si se lo hemos ofrecido. La solución pasa por tres cosas: evitar la situación, entender lo que le pasa al niño y manejar mejor nuestras emociones como adulto.

¿Hay otro modo de enfocar esta situación?

Yo tengo algunas respuestas para esta situación que es solamente un ejemplo de las realidades cotidianas que desembocan en que se rompa la comunicación y los padres pierdan la paciencia, la contención y el respeto por sus hijos, le peguen o les insulten y amenacen, siempre con un exito muy limitado. Porque la cuestión es que dar cachetes o gritar no sirve de nada pues no cambia las razones del problema y este se reproducirá una y otra vez para agotamiento y pena de todos los implicados.

Sin embargo, antes de seguir os invito a participar en la resolución del caso, contando con vuestras respuestas que cosas se pueden hacer para evitar, reconducir o enfrentar una situación como la del ejemplo.

En el próximo tema seguire analizando el caso y aportando ideas para ayudar a los padres que decidan aprender a criar sin azotes, de manera más empática y respetuosa, sin que por ello sus hijos vayan a amargarles la existencia, sino todo lo contrario, logrando una convivencia más feliz para todos.

En Bebès y más | Educar con respeto, El castigo es un método poco educativo

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Comentarios cerrados
    • brillante

      Yo fuí criada por mi abuela con mucho amor, brazos, colecho, etc. Pero también hubo azotes y gritos. Y, a pesar de que no los recuerdo como algo traumático, sé que no quiero hacerlo igual. Sí recuerdo enfrentarme a mi abuela cuando me daba algún cachete, me recuerdo de bien pequeña (4 o 5 años) llorando y preguntándole "por qué me pegas?". Recuerdo que ella se enfadaba y me llamaba protestona y que no debía replicarle, pero algo dentro de mí me obligaba a rebelarme cada vez y a no aceptar ese castigo físico como merecido. Repito que no recuerdo mi infancia como algo negativo, es más, la recuerdo llena de amor y estoy convencida de que mi abuela fue la mejor madre que pude tener, pero reconozco que en eso fallaba. Mi abuela no tenía recursos en algunas ocasiones y optaba por el cachete a tiempo. Es muy probable que a ella la educaran así de pequeña y lo único que hizo fue repetir los esquemas aprendidos. También era otra época, no la justifico pero tampoco la reprendo. Pero aún así yo no quiero educar así a mi hija. En muchas ocasiones me veo sobrepasada, y como ha dicho Armando, a veces me he visto a mí misma cogiendo a mi hija a la fuerza, o estirándole del brazo en plena calle para que caminara o gritando y perdiendo los papeles. No me gusta verme así, no me gusta comportarme así con mi hija (ni con nadie) y cuando esto ha ocurrido le he pedido perdón y trato cada día de aprender a ser mejor madre. Los niños son el reflejo de lo que somos y deberíamos ser capaces de aprender de ellos. Yo he comprobado que mi hija se altera mucho más, chilla mucho más y llora mucho más cuando yo afronto una rabieta con nervios, gritos e impaciencia. Ella me devuelve mi comportamiento al instante y gracias a ella puedo rectificar casi al segundo. Me equivoco muchas veces y lo admito, no lo escondo. No soy perfecta por ser madre ni adulta y no llevo siempre la razón.

    • interesante

      A mí es que este tema de la palmadita en el culo antes de tiempo me queda tan lejana en cuanto a mi prisma de crianza.

      Nunca he dado una palmadita ni un azote y menos con un objetivo educativo. Sí confieso haber perdido los estribos y haber gritado e incluso haberle cogigo, al mayor, con más fuerza de la necesaria, pero luego le he perdido perdón por ello, por considerar que me he pasado fruto de los nervios.

      A pesar de ello mi niño no está superconsentido, si con ello nos referimos a un niño que quiere mil objetos materiales a toda costa.

      Nos tiene siempre cerca cuando quiere. Quizás por esta razón no llama la atención con cosas superfluas o con necesidades materiales que calmen su sensación de soledad. A saber...

    • interesante

      Cuando un niño se enrabieta no se puede razonar con él. No escucha ni atiende a nada. Si, en cambio, enfocamos la actividad de cara al niño desde el principio, posiblemente nos ahorremos el problema. Hay que conseguir que la actividad en cuestión, en este caso la compra, sea divertida para él. Haciéndole una pequeña lista con cosas que puede coger él mismo, se siente útil y lo pasa bien. Evidentemente, si no sabe leer, pues le ponemos unos dibujos de cereales, macarrones, etc. Con estrategias así, mi madre consiguió que mi hermano visitase el Prado y el Louvre con sólo 4 años sin (casi) llantos. Y así con el resto de situaciones en las que es previsible que el niño coja un berrinche. Dicen que es mejor prevenir que curar y este caso es un buen ejemplo de ello.

    • interesante

      Pues yo solo tuve un caso así, y lo que hice fue cogerla en brazos he irme a casa, nunca le compro chuches ni nada en el super así que no me lo pide y si me lo pide le digo que no y lo asume ya sabe que no es no. A sí que no ha tenido rabietas nunca más, y con el cochecito de la entrada igual, la dejo que se suba un ratito pero sin monedita y al rato de cargar las bolsas la enseño las marcas en lo dedos y la digo, vamos nena que ya me están haciendo pupa y ella solita se baja y nos vamos. No se alguna vez me ha sacado de los nervios, nos apartamos y nos tranquilizamos las dos, y luego hablamos de porque nos enfadamos, y cuando la amenazo con irnos a casa, lo cumplo creo que es una de las cosas más importantes, cumplir tanto las amenazas, como las promesas, eso le hace saber que todo lo que dices es verdad y te hace caso mas fácilmente cuando una cosa no pude ser por algún motivo como las prisas, que ella nunca tiene pero tu si, Pues la dices que hoy no puede ser y parece que su cabecita razona que si mama lo dice por algo será. A y ante un rabieta lo que piense la gente es lo de menos.

    • Yo pienso que azotarlo es pasarse!! Un castigo que no implique palizas estaría bien...yo veo que muchos padres,amenazan al niño con castigarlo,pero no termian haciendolo,por lo que el niño se va acostumbrando a la reprimenda y le da igual la cosecuancia de lo que este haciendo,porque sabe que solo le amenazan pero que no le castigan. Y por cierto.. una palmadita en el culo,no viene mal...que por no darsela a tiempo muchos terminan haciendo lo que les viene en gana. Lo digo por experiencia...mis padres me estaban criando superconsentida y una vez fuimos a un centro comercial,y se me antojo una muñeca y bueno,la armé gorda!!termininé insultando a la dependienta y armando un berrinche de lloriqueo sin razón,y mi padre me pego un tortazo en culo,ni me dolió ni nada,pero sirvió para callarme y luego me dijo que cuando llegara a a casa me castigaría y me castigo sin tele durante 1 semana entera!!Pero a partir de ahí tenía mis berrinches ya más amainados, pero mi padre no me pego nunca más y solo me castigaba sin tele o me ponía en una silla y si me movia de ahí antes de que el me lo dijera (nunca estuve más de 5 min,mi padre era demsiado bueno)me castigaba otra vez jajaja pero se lo agradezco,o si no hoy en día sería una de estas rebelde sin causa,solo por que mi podres me permiten hacer todo!!

    • Estoy 100% en contra de la "palmadita antes de tiempo".

      Creo que lo ideal es evitar el tipo de situaciones que al niño le desbordan de puro aburrimiento o donde no pueden comportarse como lo que son: niños. Pero a veces estas situaciones no se pueden evitar y es entonces cuando veo como mejor opción la que ha dicho Mirel, haciendola divertida para él y para esto sólo es necesaria la imaginación.

      A mi una de las cosas que me funcionan es entender como se siente y decirselo en plan: "vaya, parece que estas aburrida y te quieres marchar ya, mama acaba de comprar enseguida y nos vamos" aquí empiezo a hablar con ella de lo que le gustaría hacer después.

      Tambien he perdido los nervios en alguna ocasión y me he comportado de un modo que no me ha gustado en absoluto pero creo que soy humana y yo también tengo derecho a equivocarme. Creo que lo importante es darse cuenta e intentar rectificarlo.

      www.disfrutandojuntos.blogspot.com

    • Azotes no, pero tampoco las amenazas a las que se refiere Mireia y yo ya he oído. Expresiones como "te voy a partir la cara", "eres tonto", "no sé cómo puedo tener un hijo tan tonto" y similares es como pegarle un azote al niño en medio del alma.

      Por supuesto que a veces se pierden los nervios, estas cansada, con preocupaciones y de repente te encuentras una pelea a muerte entre dos hermanos por sentarse en el lado derecho del sofá. Nunca he recurrido a azotes ni a agarrar a los críos,y tengo cuidado si voy a poner un castigo. Normalmente no decido en el momento el castigo, me paro a pensar en qué consistirá, cuanto durará, de explicar porqué están castigados y asegurarme de que sea justo. Y aún así me equivocaré más de una y de dos veces.

    • Es complicado dar recetas,quizas le diria q entiendo q este cansado y agobiado,q nos vamos ya y q si aguanta un pelin mas en casa le leere despues ese cuento q tanto le gusta.

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