Vivimos en un mundo publicitario, en el cual todo lo que está a nuestro alrededor ha sido creado por alguien y éste le ha puesto su etiqueta, su marca. Vivimos rodeados de ellas, algunas forman parte de nuestra memoria y no recordamos ninguna época de nuestra vida que no esté relacionada con alguna marca de alguna u otra forma. Incluso hay objetos que han perdido su nombre original para adoptar el de la marca que los hizo famosos.
Tenemos que aceptarlo, las marcas han desembarcado en nuestras vidas y se han quedado. Y todo ello lo han hecho sin que nos demos cuenta. ¿Os habéis fijado en el número de veces que usamos el nombre de una marca en alguna de nuestras conversaciones? ¿Cuántas veces hemos usado algún eslogan de marca en otro entorno que nada tiene que ver con el de la marca?
Pero ¿qué pasa con nuestros hijos? ¿Influye la publicidad en nuestros hijos? ¿Están sus recién estrenadas cabecitas libres de la influencia de las marcas?
Los anuncios
Buque insignia de la publicidad y yo creo que ya debería ponerlos como moneda oficial de pago en medios. No se a qué darle más vueltas y no poner el minuto publicitario como moneda, por poner un ejemplo. Nos los ponen a todas horas, incluso a veces entre anuncio y anuncio podemos ver una película o una carrera de fórmula 1, pero sólo a veces, para que no protestemos demasiado.
¿Cuándo nos damos cuenta de que estamos en Octubre? Cuando empezamos a ver anuncios de juguetes a todas horas en la tele, en el buzón, en la carpeta de SPAM (el día que vendan una tele con filtro para publicidad como tienen los gestores de correo electrónico se forran).
¿Cuándo desaparecen nuestros hijos? ¿Cuándo parece que han sido abducidos? Pues cuando hay algún anuncio en la tele, al menos los míos. Es que pongan anuncios en la tele y ya no hay niños. Y me consta que no son los únicos, ¡que conozco a gente que ha grabado un CD entero sólo con anuncios para los viajes!
¿Prefieren una marca sobre las otras?
Y aquí comenzamos con los bandos, aunque al menos nos dejan tranquilos unos cuantos años hasta que empiezan a decantarse, tal como hacemos nosotros, por una u otra marca. Y así encontramos los bandos del cacao, las colas y refrescos varios, etc.
¿Cuántas veces vuestros hijos han protestado porque no les habéis traído la marca que a ellos les gusta? ¿Les vale cualquier pizza o burguer?
¿Por qué funcionan tan bien los anuncios con ellos?
Y yo añadiría que con nosotros también. Con una duración por debajo de los 2 minutos, están bajo el umbral de tiempo de atención que le va a dedicar un niño a algo.
Narran una historia sencilla y directa. No se complican con el guión y por tanto son sencillos de entender y que enganchen.
Lo importante son las imágenes y el eslogan asociado. Si hay algo que cala son las imágenes y cualquiera somos capaces de mantener en nuestra memoria una frase corta. Si juntamos las dos cosas, frase corta o eslogan con imagen impactante tenemos la regla de memorización perfecta.
Incluso los más pequeños reconocen una marca al verla
Antes incluso de poder construir una frase muchos niños son capaces de repetir el nombre de una marca y parte de su anuncio.
¡Mi hijo mayor, con tres años y medio, lleva ya una temporada repitiendo un eslogan tras otro! Que parece que tengo la tele todo el día encendida. Incluso en el supermercado es capaz de irme contando los beneficios de este u otro artículo. Voy a ponerme en contacto con alguna marca para que al menos se lleve la comisión por ventas.
Influyen las marcas en nosotros a través de los más pequeños
Pues teniendo en cuenta que normalmente los que llevamos el dinero somos nosotros, pero al final terminamos comprando ese u otro objeto determinado que ellos quieren, creo que poco más hay que decir.
El uso de "ganchos" para atraer a los más pequeños termina por arrastrar a sus padres y con estos el premio gordo. (Si, definitivamente creo que deberían darles comisión a nuestros hijos.)
¿Debemos controlar la publicidad que ven nuestros hijos?
Se supone que existe cierto control sobre la publicidad que se emite en horario infantil, pero aún así el bombardeo al que están sometidos debería ser controlado, no sólo por las autoridades pertinentes, sino por las primeras autoridades implicadas en la educación de nuestros hijos, nosotros.
Para finalizar os dejo un vídeo que creo representa muy bien lo que os he contado. La pequeña del vídeo casi no sabe hablar pero es capaz de distinguir y nombrar cualquier marca de coche.
Sí, inevitablemente la publicidad influye en nuestros hijos... y somos los padres los primeros responsables de controlarlo. Y vosotros, ¿creéis que influye la publicidad en nuestros hijos?
Foto | quinn.anya en Flickr En Bebés y más | Cuanto más infeliz es un niño, más materialista es (y cuanto más materialista es, más infeliz), Comida basura y publicidad para el público infantil