Ha caído en mis manos un libro fascinante “Cuando la hierba es verde: el niño indio“ que nos introduce, más que como estudio antropológico, como acercamiento directo, a la crianza de los hijos en los pieles rojas americanos, en aquellos tiempos en los que vivían en plena naturaleza.
Los datos, aunque parciales, nos ofrecen, con una recopilación traducida de textos escritos por los mismos indios de la época y acompañadas de fotos de niños indios, un acercamiento a otra forma de criar, en el fondo muy humana y cercana por ello.
Descubrir la forma en la que criaban y educaban a esos niños pieles rojas, sus juegos, su libertad, su forma de crecer en sociedad, me hace pensar que, pese a la lejanía, hay mucho que aprender de ellos.
Os dejo algunos pequeños textos que me han emocionado, como este en el que un jefe nos habla de la infancia en libertad:
Cuando los niños lakotas jugaban solos o en grupo, podían vagar por el campo sin temer a las distancias puesto que crecían sin restricciones de espacio. Estaban acostumbrados a las grandes distancias, sabían ver si el cielo anunciaba tormenta, y conocían el significado profundo de la palabra libertad.
O este otro, sobre la importancia de la narración oral como fórmula de enculturación.
A los Hijos del Sol les encantaba escuchar historias junto al fuego. En su vida simple y natural, la narración de cuentos era una de las principales formas de entretenimiento, sin hablar de que era también el medio de transmitir la historia, la cultura y las creencias de la tribu. Las veladas en que se narraban cuentos eran tan importantes para la vida tradicional al aire libre como las lecciones impartidas en el aula para las escuelas modernas
Y es que los niños, son niños. Necesitan ejemplo, atención, juegos, libertad, modelos, tiempo, cuentos, experiencias y sobre todo, compartir tiempo con sus padres para crecer de manera sana y sentirse integrados en la sociedad como personas, no como proyectos de persona.
A veces pienso que tenemos mucho que aprender de otras culturas desaparecidas, cuando el tiempo no era tan rápido, cuando los niños vivían en una tribu que los educaba y atendía, cuando tenían más libertad para crecer al aire libre y creo que eso les falta, pese a todas las ventajas, a nuestros hijos. Por eso me ha gustado tanto leer sobre la crianza de los pieles rojas.
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