Siempre he creído que un objeto en si mismo no es sexista, sino que somos nosotros los que le caracterizamos de una u otra forma y así una lavadora no es más que un cacharro que ahorra el tener que pasarnos horas quitando las manchas de papilla de fruta de nuestra ropa, pero por mucho que busco no encuentro la etiqueta de "sólo para mujeres" a pesar de que muchos se empeñen en ponérselas.
Lo mismo sucede con los juguetes, una pelota o una muñeca no tienen por qué servir sólo a uno de los dos sexos, ni siquiera tienen por qué ser utilizadas para darle patadas o meriendas en mitad del salón. Los juguetes, solo son eso, juguetes.
He visto muy claro en mis hijos todo esto. Cómo en un principio iban hacia cualquier juguete y simplemente jugaban, sin más complicaciones, sin pensar en de quién era o si estaba bien o mal jugar con ello.
Con el paso del tiempo, veo como mi hijo mayor rechaza jugar con ciertos juguetes porque "son cosa de chicas", así tal cual y es justo la frase la que me hace ver que es algo que ha aprendido y no algo que salga de forma natural. Es decir, lo que hace es imitar el comportamiento de sus iguales. El ve que hay compañeros suyos que reniegan de muñecas por ser cosa de niñas y el hace lo mismo, simplemente se integra en el grupo.
Lo que ya es más grave es ver como nosotros los padres fomentamos esta separación y evitamos comprar a nuestros hijos aquellos juguetes que consideramos del sexo opuesto. Continuamente veo como padres y abuelos les dicen a sus hijos, "eso no, no ves que es de niños/niñas". Quizás lo hagamos a veces porque en ese momento nos viene bien que no se pare a intentar jugar, pero ellos se quedan con la copla y ya sabemos lo buenos que son nuestros hijos generalizando.
También está pasando que hay padres que evitan regalar juguetes con una gran carga sexista, socialmente hablando. Así por ejemplo ni regalan cocinas, ni balones o pistolas, e intentan que sólo haya juguetes neutros. Creo que tampoco debemos forzar algo que en muchos casos va a surgir irremediablemente.
Debemos atajar este comportamiento
Yo diría que depende. Al igual que no creo que haya que poner el grito en el cielo si nuestro hijo nos pide una muñeca, tampoco creo que haya que decir no a un niño cuando pide un balón o decirle a tu hija que le pida una pistola a los Reyes Magos cuando ella lo que quiere es que le traigan el juego de mis vestidos de princesa.
Debemos intentar que nuestro hijo vea con total naturalidad que tareas hasta la fecha asignadas preferentemente a uno de los sexos pueden ser realizadas por el otro. Que los roles pueden cambiar y que incluso puede ser muy divertido el cambio. Transmitamos que el fútbol no es cosa sólo de chicos y ellas también pueden jugar o que cocinar tartas de barro no implica llevar coletas.
Luchando contra nuestra propia educación
No se ustedes, pero para mi hay cosas que me cuestan más que otras en esto del sexismo, y así reconozco que me costaría, aunque lo haría (que remedio), el ir por ahí con mi hijo vestido con falda, a pesar de que creo que en pleno agosto es la prenda más cómoda para llevar.
Nos educaron de forma en que nosotros éramos los fuertes y ellas las cuidadoras y eso es contra lo que tenemos que luchar. Obligar a nuestro hijo a ser el fuerte es generar unas expectativas que pueden pasar una factura muy alta en el futuro, de la misma forma que si no educamos a nuestras hijas a ser sumisas cuidadoras de bebés quizás podamos reducir las futuras estadísticas de violencia sexista en el futuro.
Todo depende de nosotros. Yo por el momento intentaré recordar estas Navidades que un juguete es sólo eso, un juguete.
Foto | Boston Public Library