¿Niños que se provocan la enfermedad para llamar la atención?

¿Niños que se provocan la enfermedad para llamar la atención?
15 comentarios

Hace unos días vimos cómo la falta de relación y tiempo entre padres e hijos puede llegar a hacer que los niños crezcan en la carencia, faltos de un referente y faltos, en cierto modo, de todo el cariño y la atención que merecen en la entrada “Por qué algunos niños de hoy en día acaban siendo adolescentes problemáticos“.

Los niños son personas y ante las adversidades, como todo el mundo, buscan medidas adaptativas, soluciones que les ayuden a vivir con los problemas o ideas que les ayuden a superarlos. Algunos se resignan y se acostumbran a la falta de tiempo con sus padres buscando alternativas que llenen ese tiempo (la televisión, empezar a sobrevalorar los bienes materiales, etc.), otros más insistentes tardan más en adaptarse (o no lo hacen nunca) y ante la falta de atención idean estrategias para conseguirla. Una de ellas es tratar, como sea, de provocar la enfermedad para conseguir que le hagan caso.

Esto no lo hacen porque se les ocurra que puede ser una buena idea, sino como respuesta a un aprendizaje. Los niños, por su sistema inmunitario inmaduro, enferman más que los adultos y, por ser niños, necesitan más cuidados que nosotros (que ya nos sabemos cuidar solitos). Esto hace que en situación de enfermedad los mimemos más, los atendamos, los dejemos dormir con nosotros y estemos, en resumen, más atentos a sus necesidades que cuando están sanos. Dicho de otro modo: los niños (que sienten que sus padres están poco por ellos) aprenden que cuando están malitos papá y mamá les hacen más caso que cuando no lo están.

Provocando la enfermedad

Cuando un niño se encuentra mal mamá y papá le dejan quedarse en casa y, a veces, incluso se quedan con él (¡y eso que tenían sus propias obligaciones!). En esa situación se vuelve en cierta manera especial, pasa de ser un niño sano al que nadie hace demasiado caso y del que todo el mundo espera que sea autónomo, independiente y que no moleste demasiado a ser el centro de atención. Papá juega con él, mamá le abraza y le llena de besos, duerme por las noches con ellos, le preparan su comida favorita y si tiene “suerte” y está muy malito hasta le compran algún regalo. Y si alguien dijera “oye, ¿no creéis que lo estáis mimando demasiado?”, siempre habrá alguien que le defienda porque “pobrecito, que está malito”.

Entonces el niño se da cuenta de que su vida de niño sano no tiene nada que ver con su vida de niño enfermo y lucha por somatizar, por hacer que sus problemas de cada día se transformen en dolores de cabeza, de barriga e incluso en fiebres y diarreas. ¿O quizás simplemente somatizan sin saberlo?

No hacerle caso

“Mi hijo llora, casi berrea, me dice que le duele la barriga y que está malo para llamar la atención, porque no tiene nada”, dicen las madres cuando la técnica de “ponerse enfermo” empieza a volverse crónica y cuando los pediatras han descartado una enfermedad que produzca esos malestares.

nino-enfermo.jpg

En este punto se observa que un niño está realizando conductas inadecuadas (hacerse el enfermo, llorar, quejarse de dolores que no tiene, o quizás sí, pero que él mismo se provoca, a través de su malestar psicológico) sólo para llamar la atención de sus padres, que ya no saben qué hacer con él.

Entonces llega un pediatra, o un psicólogo, o una enfermera, o la abuela, o la suegra, o la vecina del quinto y, llenos de sabiduría te dicen: “cuando esté enfermo, ocúpate de él, pero no le des demasiada atención”, porque claro, si la madre le da atención, si le hace caso, está reforzando las conductas del niño y el niño siempre hará lo mismo. Entonces, si la madre deja de hacerle caso, al no obtener respuesta, el niño dejará de ponerse enfermo con ese fin y todo solucionado.

La punta del iceberg

Y tienen razón, ante la ausencia de respuesta, el niño dejará de actuar de ese modo. El problema es que así eliminas la punta del iceberg y eso sólo sirve como solución temporal, porque el iceberg sigue ahí. Lo interesante es meter la cabeza bajo el agua, aun cuando te mojes entero, para observar cuán grande es dicho iceberg y qué puede hacerse para deshacerlo.

El iceberg es una necesidad del niño que no se satisface, es el tiempo, el cariño, el diálogo, la comprensión y los juegos de sus padres que no llegan. Son los valores y las normas que el niño espera recibir y no recibe, es el no sentirse del todo querido y es la insatisfacción que produce que el amor de unos padres se transmita a través de los regalos (“mira cuánto te quiere papá, que te compra…”).

Esa es la raíz, el problema que origina comportamientos extraños cuyo objetivo es llamar la atención que no recibe. La solución, por lo tanto, no es “no hacer caso para que no haga esos comportamientos”, sino darle a los niños la atención que merecen para que no tengan que necesitar llamarla (la atención).

Fotos | Tempophage, Leonid Mamchenkov en Flickr
En Bebés y más | ¿Qué significa “portarse bien”?, Responder ante conductas inadecuadas de forma equilibrada, Los celos entre hermanos, ¿Tiempo de calidad o cantidad de tiempo?

Temas
Comentarios cerrados
    • Madre mía, no puedo estar más de acuerdo con el artículo, Armando. Enhorabuena, has destapado la caja de Pandora, pero creo que al que le duela el artículo, a lo mejor se lo tiene que hacer mirar ;)

    • Cerrar respuestas
    • Avatar de la_meriyou Respondiendo a la_meriyou

      Si es que últimamente parece que estoy en "Allá tú", todo el día abriendo cajitas ;P.

      No sé, de verdad creéis que habrá a quién le moleste? Creo que sólo describo un problema para que quien se vea reflejado trate de poner una solución, por el bien de los niños.

    • Cerrar respuestas
    • interesante

      Si una persona es honesta consigo misma, lo leerá y le dolerá si se ve reflejada, porque hablamos de algo serio y muy triste. Pero probablemente le sirva materializarlo e intente poner solución. Al menos yo eso haría, y de hecho al leer esto he hecho un resumen mental de cuando ha estado malito mi hijo, de cuando le he visto más feliz y sano y si había factores que pudieran influir, aunque él sea aún muy pequeño para fingir enfermedad, simplemente situando momentos personales más alegres o menos, que hubiesen sido causantes indirectos de su malestar o factores influyentes.

      Si tienes inteligencia emocional este post no te puede molestar, Armando. Si no la tienes s posible que ni siquiera estés leyendo cosas acerca de crianza de niños, porque te de igual.

    • Cerrar respuestas
    • Avatar de ciberia Respondiendo a ciberia
      interesante

      Ole, ese último párrafo es la madre del cordero. Sobran palabras.

    • Cerrar respuestas
    • Avatar de annajuanroch Respondiendo a Anna JR
      interesante

      Lo digo por quien tuviera ganas de debate intenso sobre esta cuestión. Es más, yo diría que si alguien se siente culpable/responsable de una situación como la descrita, sí que podría estar leyendo en estos momentos sobre la crianza de sus hijos. Buscando apoyo, razones, explicaciones...

      Al que le moleste, pues, eso... ajos come.

    • Cerrar respuestas
    • Avatar de annajuanroch Respondiendo a Anna JR

      Amén!

    • interesante

      Yo creo que sí le dolerá a unas cuantas personas, porque nadie quiere tener responsabilidad de nada y al final siempre pones la culpa en otros: Los virus que rondan, el cole que está lleno de niños enfermos, los cambios de tiempo... mil excusas. Nunca analizamos si los culpables quizá, somos nosotros. Nos sentimos culpables por muchas cosas y a muchas otras cerramos los ojos. Es más fácil decir "es que el mundo está en mi contra" o algo así. Ya solo nos falta cantar la de Siniestro Total: La sociedad es la culpable, que sociedad no hay más que una y yo a ti te encontré en la caaaalleeeee... ¡¡¡Ya estoy desvariando!!!

    • Cerrar respuestas
    • Avatar de la_meriyou Respondiendo a la_meriyou

      Meriyou, eres una crack, me parto contigo xD

      Claro, el factor ambiente está ahí: hay virus, cambios de tiempo, etc. Pero nadie se pregunta por qué afectan a unas personas a degüello, y de otras pasan totalmente. ¿Cuál es la diferencia? Sí vale, hay una parte intrínseca por la cual unos tengamos mejor o peor sistema inmunitario, pero generalmente la diferencia está en las EMOCIONES. Animo a cualquiera a que haga un estudio cercano, en su casa, cómo fue en casa de sus padres, sus familiares, las personas más cercanas... es sorprendente.

      Por supuesto que somos responsables, que no culpables. Ultimamente hay una tendencia de 'padres heridos' que se sienten mal por cada persona que creen que les/nos hacen/hacemos culpables por todo.FALSO. Yo no soy masoquista, ni pretendo culparme hasta de que llueva a cántaros. Pero sí soy RESPONSABLE de mis emociones, y de cómo esas emociones afectan a cada persona que quiero, y especialmente a las que más quiero.

      ¿O la sociedad no somos cada uno de nosotros? ;) (qué punto lo de la canción, Meriyou)

    • Cerrar respuestas
    • Avatar de mamademateo Respondiendo a mamademateo
      interesante

      Sí, a veces desvarío de mala manera ;) A eso voy, responsabilidad, que es lo que dije al principio, no culpabilidad. He ahí la cuestión. Habrá mucha gente que le duela porque alude a su sentido de culpabilidad, pero es que no se trata de sentirse culpable, se trata de asumir responsabilidades, y muchos aún no captan la sutil diferencia.

    • Hoy sí que se te van a tirar al cuello, Armando xD

      Estoy de acuerdo contigo, pero no sé si el titular refleja lo que yo creo. Porque en algunas personas (niños, y no tan niños), puede ser un proceso bastante inconsciente. Quiero decir, la base es la misma, pero verás cuál es mi teoría (que no es mía, por supuesto): cuando una persona se siente desvalida, no querida, no importante para nadie, triste... su sistema inmunitario se vuelve más débil. Esto ya está sobradamente demostrado con respecto al estrés. Y en este estado, pillan absolutamente todo lo que hay en el ambiente. No es que tú te provoques conscientemente la enfermedad, ni que la tristeza te provoque la enfermedad, sencillamente la barrera se cae y las enfermedades hacen blanco fácil en una persona en la que, en otro estado anímico, no lo hubieran hecho. Creo que esto es especialmente válido para las infecciones (y yo llevo un tiempo comprobándolo en mi misma...)

      Distinto es el caso en el que, conscientemente, uno empieza fingiendo estar malito 'para que le hagan caso', y acaba haciendolo tan frecuente y desesperadamente que al final, acaba somatizándolo. Se me vienen a la cabeza tanto ejemplos de niños como de adultos que conozco. Y familias enteras cuyo eje de relación gira en torno a la enfermedad, también conozco alguna. Una sensación que se transmite de generación en generación de que sólo estando enfermo conseguirás toda la atención, especialmente de tu padre o de tu madre. Es una pena que demos la espalda a todas estas explicaciones, tomándolas por gilipolleces. Muchas cosas tendrían una solución fácil sin tanto medicamento...

    • Cerrar respuestas
    • Avatar de mamademateo Respondiendo a mamademateo
      interesante

      De la parte inconsciente nadie duda y creo que afecta a la totalidad de la población. Cuando las cosas van mal dadas tu cuerpo se vuelve más vulnerable. En los niños también sucede, pero no es una consecuencia directa de la falta de atención, sino de la falta de fuerzas para combatir la enfermedad.

      A lo que yo me refiero es a un acto más consciente. No creo que todos los niños puedan hacerlo, pero sí creo que algunos son capaces de forzar la máquina. Aquellos que están más conectados con su cuerpo (pocos adultos lo estamos realmente en occidente, ya que poco a poco aprendemos a desoír sus signos) pueden llegar a sufrir fiebre o diarreas, seguramente, en una combinación de inconsciencia e intención.

      El día que Aran tiró el ordenador y que le echamos una bronca poco habitual, lloró como nunca. Esa tarde se puso a 39ºC de fiebre... al día siguiente, cuando nuestro humor cambió, volvía a estar bien. Nos dejó alucinando.

    • Cerrar respuestas
    • Sí, sí, Armando, si te entendí la primera vez al leer el artículo, con lo de la provocación consciente.

      Pero yo quería poner algo de luz también en el proceso inconsciente porque, por su propia naturaleza, es algo que nos puede pasar más desapercibido. Y de veras que aún muchísima gente piensa que esto son chorradas... y yo sí creo que puede ser una consecuencia directa: si un niño se siente triste y poco mirado por sus padres, y consecuentemente está malo cada dos por tres, para mi por supuesto que es una consecuencia directa de la falta de atención. La falta de atención lleva a la tristeza, y la tristeza a ser pasto fácil de la enfermedad.

    • Cerrar respuestas
    • Avatar de mamademateo Respondiendo a mamademateo
      interesante

      jajajaja hoy la cosa va conmigo, no contigo, Armando :)

      Me gustaría añadir que hay muchas formas en la que dejamos de prestar atención a los niños, y no sólo es no poniéndoles arriba de nuestra lista de prioridades. Porque, incluso haciéndolo, no siempre podemos mantener esto. Todos somos humanos, todos tenemos problemas. Por poner un ejemplo: aunque un niño sea la prioridad de ambos padres, si estos padres pasan por un mal momento de pareja, aunque quieran, su energía hacia sus hijos no puede ser la misma que cuando están bien. Ojalá todos los que me lean sean unos afortunados que nunca hayan pasado por un marrón con su pareja. Los que no tengan 'tanta suerte', que intenten hacer un poco de memoria, si esas épocas de 'vacas flacas' no han coincidido con más enfermedades, caídas, y pequeños accidentes de nuestros hijos.

      Para pensar.

    • Cerrar respuestas
    • Avatar de mamademateo Respondiendo a mamademateo
      interesante

      Totalmente de acuerdo contigo en todo. conocí a una persona hace tiempo intrínsecamente triste, a la que acompañan todo tipo de enfermedades raras, virus, dolores. etc. Juro que al principio pensaba que era cuento, pero poco tiempo después me di cuenta de que no, era verdad: si su estado anímico bajaba, lo que era muy frecuente, se ponía enferma, con fiebre alta, etc. Y cuando subía, que iba al otro extremo, era endemoniadamente resistente, lo que viene siendo una auténtica jabata.

      Yo misma en una ruptura de pareja anterior, con mucho sufrimiento, cogí unas anginas como nunca más he vuelto a tener.

      Con respecto a lo que dices del entorno y más concretamente de pareja, te doy la razón again. Es imposible disimular la frustración o tristeza cuando la sientes. O mejor dicho, puedes disimular, pero la alegría y desenfado que tienes, las ganas de bromear y de reír esas no se fingen, finges lo justito, lo normal, y eso un niño lo nota y le afecta. Y la enfermedad también es una forma de expresar su miedo ante esa situación tensa.

    • Ufff....conozco varios (niños y adultos) en esta situación, tan necesitados de atención, que hacen cualquier cosa por llamarla. Y quiero aclarar que ese "hacen cualquier cosa" puede ser conciente o no: algunas veces pueden fingir o exagerar y otras es como dice mamademateo, que al estar triste están más débiles. La pena es que a estos niños los llenan de medicamentos, cuando sólo buscan compañía.

    Inicio
    ×

    Utilizamos cookies de terceros para generar estadísticas de audiencia y mostrar publicidad personalizada analizando tu navegación. Si sigues navegando estarás aceptando su uso. Más información